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El mundo no se acaba: ¿y ahora qué?

Enrique López Magallón21 de diciembre de 2012

Desde inicios de año el mundo sólo habla de los mayas; no de los actuales, sino de sus antepasados y su supuesta profecía de un apocalipsis. En Guatemala, los mayas de hoy esperan que la nueva era sea de renacimiento.

Imagen: DW/A. Boueke

Los antiguos mayas se dedicaron a observar los astros: el movimiento del sol, la luna, las estrellas. Interpretaron los ciclos del clima: el largo de los días y las noches, el frío y el calor, la lluvia y la sequía. Entonces, definieron un año, dividido en 18 unidades de 20 días. Al final de cada año, ubicaron cinco días sagrados, dedicados al recuento y la recordación del pasado, a la reflexión sobre el presente y la proyección del futuro. En resumen, cada año del calendario maya quedó compuesto por 365 días, tantos como los que prevé el calendario gregoriano por el cual nos guiamos hoy en buena parte del mundo.

Pero los mayas no son solo –como muchos parecen creer por estos días– aquellos seres del pasado, que una vez habitaron las edificaciones cuyas ruinas asombran hoy a turistas de todo el mundo. En Guatemala, por ejemplo, siguen siendo un grupo poblacional significativo, el mayor de los grupos de origen indígena. Hablan su propia lengua, trabajan la tierra de una forma similar a como lo hacían sus antepasados hace más de mil años y luchan por su supervivencia en este moderno mundo globalizado.

De vuelta al presente... y al futuro

Europa occidental ha vivido exaltada estos últimos días, debatiendo la plausibilidad de una supuesta profecía del fin del mundo contenida en el antiguo calendario maya. Justo hoy, 21 de diciembre de 2012, debía acabarse el mundo. O no. Más bien habría de terminarse una era y comenzar otra, se contradicen las interpretaciones. En los diarios y las redes sociales no se discute o se bromea sobre otra cosa. En Guatemala, sin embargo, muchos mayas observan esta exaltación y este debate con serenidad.

“Nosotros no creemos que el mundo va a terminar”, explica María Mateo, una campesina maya de la etnia Poqomchi. El fin del decimotercer b'aktún es más bien esperanzador, dice: “Nosotros creemos que sí va a haber cambio. Pero ese cambio va a depender de cada persona. El pueblo maya, sobre todo las mujeres, tenemos que unirnos, solidarizarnos y luchar juntos”. La Humanidad tiene que comenzar a proteger realmente a la Naturaleza, a la Madre Tierra, desean los mayas.

Los mayas ponen esperanzas en la nueva era, pero conservan sus tradiciones.Imagen: DW/A. Boueke

Para los antiguos astrónomos mayas un año solar era una unidad de un ciclo mucho más largo, un b'aktún. Cada b'aktún se extiende por 400 años. Y como, según el calendario maya, el tiempo habría comenzado hace exactamente 5200 años, este 21 de diciembre de 2012 culminaría el decimotercer b'aktún. Para la nueva era que comienza, muchos mayas esperan una mejoría de sus condiciones de vida.

El sociólogo Virgilio Álvarez, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), considera que la prensa sensacionalista occidental se ha aprovechado de la cultura maya para publicar textos sobre exotismo y folclor, en los que nadie se preocupa por el presente del pueblo maya. “En algunos casos hay todavía una visión romántica del maya: el pobre indito salvaje, al cual hay que apoyar, siempre y cuando no se quite las plumas”, critica. Pero, sobre todo, cada vez más, el mundo globalizado ve a los pueblos indígenas “como simples consumidores, a los que hay que venderles tablets, teléfonos celulares y mantenerlos conectados”, dice Álvarez. Al mismo tiempo, agrega, “se ha perdido en Europa la visión de la solidaridad, el compromiso y la responsabilidad que el continente tuvo con los problemas de América Latina”.

Una era mejor

En una declaración conjunta, los líderes espirituales de la población maya en Guatemala formularon sus preocupaciones y esperanzas en torno a la nueva era que comienza con el decimocuarto b'aktún. Mientras el mundo habla de destrucción de la naturaleza, cambio climático y daños a la biodiversidad, los mayas están directamente afectados por esos problemas: más del 80 por ciento de la población maya vive en condiciones de pobreza. Sus montañas, bosques y ríos han sido apropiados por grandes empresas para construir hidroeléctricas o desarrollar la minería, la explotación petrolera o el monocultivo. Los derechos del pueblo maya, como sus recursos naturales, denuncian sus líderes espirituales, están siendo robados y violados como hace 400 años, cuando comenzó el b'aktún que ahora termina.

Muchos mayas desean un futuro mejor para sus hijos.Imagen: DW/A. Boueke

Vitalino Similox, pastor presbiteriano de origen maya-kakchiquel, es uno de los redactores de esta declaración. Similox fue candidato a la vicepresidencia de Guatemala en las elecciones de 1999, acompañando (en una fórmula de centro-izquierda) al ahora expresidente Álvaro Colom. La nueva era, prevé este pastor, debe poner fin al sufrimiento, para comenzar una era de recuperación.

"Los guías espirituales dicen que cada persona nace con un don, según el día en que nació", explica Similox y agrega: "En el último b'aktún nacieron muchos niños dotados. Así que la esperanza es que esos niños vienen con mucha capacidad innata para recuperar la matemática, la ciencia, la astronomía, el arte de los mayas clásicos. De tal manera que no es ilusorio pensar que estos pueblos se pueden recuperar de aquí en adelante”.

Autor: Andreas Boueke / RML

Editor: Enrique López

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