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El mundo pierde terreno en la lucha contra el hambre

Monir Ghaedi
14 de octubre de 2021

La pandemia, el cambio climático y los conflictos agudizan el hambre en el mundo. Unos 320 millones de personas perdieron el acceso a una alimentación adecuada en 2020. El Índice Global del Hambre enciende las alarmas.

Symbolbild Hunger
Imagen: RealTime Images/ABACA/picture alliance

Acabar con el hambre a nivel mundial hasta 2030 es la meta que fijó la ONU en 2015. Tras años de progreso en el combate contra la desnutrición desde 1960, el objetivo parecía alcanzable. Pero ahora esa lucha ha sufrido serios reveses, de acuerdo con lo que revela el nuevo Índice Global del Hambre.

En los pasados dos años, los efectos económicos de la pandemia, el cambio climático y los conflictos armados han provocado un marcado incremento del número de personas que sufre hambre en el mundo, de acuerdo con el reporte de las organizaciones no gubernamentales "Welthungerhilfe” y "Concern Worldwide”.

El estudio se presenta pocas semanas después de que la ONU publicara datos según los cuales el número de personas que no obtiene una alimentación suficiente aumentó en 320 millones, elevándose a unos 2.400 millones; casi una tercera parte de la población mundial.

"Podemos ver claramente que el progreso se ha frenado o incluso revertido”, afirmó Miriam Wiemers, integrante del equipo autor del índice.

Además de la desnutrición y la disponibilidad de calorías, el índice aborda otros aspectos, como la calidad de la dieta, el retraso en el crecimiento de los niños y la mortalidad infantil. "Estos factores reflejan los efectos a largo plazo del hambre en la salud de la población y en el desarrollo físico, mental y cognitivo de los niños", añadió Wiemers.

El estudio revela que cerca de 50 países enfrentan una situación seria o alarmante en cuanto a la alimentación de parte significativa de su población.

El efecto del cambio climático

Un informe de la FAO relaciona el calentamiento global, y los consiguientes fenómenos meteorológicos extremos, con el aumento de la inseguridad alimentaria.

"Una de las razones por la que África tiene mayores niveles de hambre obedece a la falta de preparación para los desafíos del cambio climático”, dice Joe Mzinga, portavoz de ESAFF, una red de pequeños agricultores africanos.

La sequía ha provocado una crisis en Madagascar.Imagen: Tsiory Andriantsoarana/WFP/dpa/picture alliance

Concentrarse en un solo tipo de cultivos vuelve a la población especialmente vulnerable, agrega, puntualizando que "uno de los mayores desafíos que enfrentamos es la pérdida de biodiversidad y el auge de tipos específicos de cultivo, como el maíz”. Al respecto, explica que "el maíz necesita gran cantidad de agua y una disminución de las lluvias conduce rápidamente a una crisis alimentaria”.

Las repercusiones de la pandemia

El corte de las cadenas de suministro y las restricciones para frenar la propagación del COVID-19 provocaron un aumento de los precios al consumidor y una caída de los precios de los productores, de manera que se redujo la seguridad alimentaria para las personas más pobres en las ciudades y en el campo, según la FAO.

Debido al impacto de la pandemia en la economía mundial, el número estimado de personas que sufrirán desnutrición en 2030 aumentará en 30 millones, agrega el informe de esa organización de la ONU.

Violencia y hambre: un círculo vicioso

Los conflictos violentos pueden paralizar todos los aspectos de un sistema alimentario. En las regiones en conflicto se destruyen las cosechas, se roba el ganado y se expulsa a la gente de sus tierras.

La guerra trae hambre, también en Yemen.Imagen: Khaled Abdullah/REUTERS

Según el índice, los conflictos violentos son una de las principales causas del hambre en ocho de los diez países con niveles de hambre alarmantes o extremadamente alarmantes. Y dichos conflictos son cada vez más numerosos y graves, añade el informe. Al mismo tiempo, el aumento de la inseguridad alimentaria puede fomentar los conflictos: un círculo vicioso.

"Si no se resuelve la inseguridad alimentaria, será difícil lograr una paz sostenible; y sin paz, la probabilidad de acabar con el hambre en el mundo es mínima”, subraya el reporte. Wiemers enfatiza que el acceso a una alimentación adecuada "es un derecho humano básico. En consecuencia, en la actualidad, hay en el mundo millones de personas cuyos derechos humanos están siendo violados a diario”.

(er/ms)

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