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“El Niño” no sólo provoca daños, también es una oportunidad

José Ospina Valencia9 de octubre de 2006

El regreso de El Niño alarma no sólo a los países de la costa oeste de Suramérica, sino a investigadores de todo el mundo que estudian el fenómeno. Aunque ya se reportan pérdidas, El Niño no siempre es malo.

Cuando El Niño llega, se va el alimento... (© CENSOR)Imagen: CENSOR


Probablemente los países directamente más afectados por El Niño sean Chile, Perú, Ecuador y Colombia. Todos con costas sobre el Pacífico sur. Pero el fenómeno de El Niño le compete a muchos más países, menos por el impacto metereológico y más por el económico.

Riqueza marina en movimiento

“Los mares peruanos y chilenos, junto a los de Namibia que representan sólo un 0,01% de la superficie marina, albergan el 51% de las reservas pesqueras del mundo, dice a DW-WORLD el biólogo marino, Jürgen Laudien, coordinador de CENSOR desde el Instituto alemán de investigaciones Marinas y Polares, Alfred Wegener.

El proyecto CENSOR, por sus siglas en inglés, estudia la variabilidad climática y oscilaciones de El Niño en el hemisferio sur y sus incidencias en los recursos marinos frente a las costas del Perú y Chile, en especial. Como proyecto de la Unión Europea CENSOR busca también, “facilitar el acceso a información científica por parte de la comunidad internacional de investigadores, cooperativas pesqueras y otros usuarios”.

A menos lluvias, menos agua potable

La fase caliente que corresponde a El Niño y la fase fría que corresponde a La Niña provocan cambios en la circulación de la corriente antártica de Humboldt y tienen efectos socioeconómicos, ecológicos e infraestructurales no sólo en los países de la costa pacífica.

Los cambios en la dirección y densidad de las corrientes de agua en el Pacífico provocados por los vientos que se mueven en dirección al Ecuador generan un aumento de las temperaturas de las aguas oceánicas más superficiales. La intensidad de este fenómeno de naturaleza marina y atmosférica se asocia al grado de calentamiento de las aguas. El Niño, según los estudios regresa cada 2 ó 7 años.

Sobre el subcontinente suramericano, El Niño se anuncia reduciendo la cantidad de lluvias y se afianza en una temporada de intensa sequía. La menor disponibilidad de aguas lluvias genera a su vez, altos déficits de agua potable.

Los regalos navideños de El Niño

Pero El Niño no sólo provoca daños. Si bien es cierto que su llegada significa para muchos peces y animales marinos la disminución, y a menudo, la desaparición de sus recursos alimentarios, la alta oxigenación de las aguas superficiales beneficia la existencia de otros peces. El Niño genera así males, pero también beneficios a dos tipos de población marina: la que vive en aguas frías y la que vive en cálidas.

En las épocas de El Niño, “frente a las costas del Perú y Chile”, agrega el biólogo marino Laudien, “tiene lugar una emigración y a menudo la muerte de peces que viven en enjambres como las sardinas, pero también de las jaibas, las machas o cangrejos y cholgas”. Mientras estas especies emigran en busca de aguas más frías que contengan su alimento habitual o mueren por falta de él, “durante la estadía de El Niño aumenta la probabilidad de que las aguas ahora más cálidas sean repobladas por ostiones del norte, conchas de abanico, almejas, pulpos y dorada”.

Adaptación de la industria a El Niño

Por lo anterior, Laudien considera que El Niño no es sólo un mal sino una oportunidad. Lo importante es que los sectores directamente afectados en América Latina sepan que a una emigración de las poblaciones de peces y frutas de mar, le sigue la toma de esos espacios por otros animales que también pueden ser una alternativa para la economía pesquera.

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