Un obispo alemán se construye una residencia de lujo.
9 de octubre de 2013Darse un lujo no se considera normalmente un pecado, pero cuando se da el caso con un miembro de la Iglesia Católica, que no repara en gastos a la hora de construir su residencia, se convierte en un escándalo que ha llegado incluso hasta el Vaticano.
El obispo de la diócesis alemana de Limburgo, Franz-Peter Tebartz-van Elst, está levantando ampollas en el ámbito eclesiástico germano. El costo de su residencia obispal asciende a 31 millones de euros, en principio la obra se había presupuestado en 2 millones y medio, todo un lujo que choca con la austeridad proclamada por el papa Francisco. Las críticas le llueven por todos lados y, hasta algunos, exigen su dimisión.
El Papa ya envió en septiembre de este año a un mediador, el cardenal Giovanni Lajolo, que abrió una investigación sobre el caso y se citó con el obispo de Limburgo, ya que este no sería su primer caso de despilfarro.
La Fiscalía de Hamburgo está investigando si Tebartz-van Elst realizó una declaración en falso sobre un viaje que él describió como visita a los suburbios de Bangalore y los medios de comunicación, como evento de lujo.
La preocupación de muchos miembros de la diócesis alemana es que el presunto despilfarro económico llevado a cabo por el obispo de Limburgo aleje aún más a sus creyentes, ya que la Iglesia Católica, en este caso, no se muestra como espejo y ejemplo de vida para sus fieles.
Además, los presupuestos y el estado económico de los obispados germanos siguen siendo una incógnita. Se exige, tras este escándalo, más transparencia. Si no, ¿cómo se explica que Tebartz-van Altz fuese el único que realmente conoce los presupuestos para su obispado de los últimos años y no se viese obligado a comunicarlos?
Las voces menos críticas con el prelado comentan que la construcción de esta residencia se planeó en 2007, antes de que Tebartz-van Altz, fuese obispo de Limburgo, y con anterioridad a la nueva línea papal planteada por el papa Francisco: “Una Iglesia pobre y para los pobres.” Otros, como el teólogo Thomas Schüller, hablan claro y sin tapujos: “El obispo se quedará pegado a su puesto, por lo que solo hay una vía: el Papa debe relevarlo de sus poderes”.
La Iglesia Católica en Alemania observa con estupor el constante retroceso de creyentes entres sus filas; ahora teme que escándalos, como el despilfarro del obispo de Limburgo, espante a más fieles. ¿Tendría que dimitir el obispo Tebartz-van Altz o tendría el papa Francisco que relevarlo de su cargo? ¿Conoce usted casos de despilfarro en la Iglesia de su país?
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