El mariscal Jalifa Hafter intenta tomar Trípoli. Esto debería incumbir a Alemania, por presidir el Consejo de Seguridad de la ONU. También porque podría ser el país que más sufra las consecuencias, dice Michaela Küfner.
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Bajo la presidencia alemana del Consejo de Seguridad de la ONU no se llegó a un acuerdo sobre una declaración conjunta contra la ofensiva del mariscal Jalifa Hafter, quien intenta tomar el control de Trípoli. Como sucede con frecuencia, Rusia la bloqueó. Se podría decir que "no se puede hacer nada", pero no es cierto; Alemania ya fracasó con el tema de Libia anteriormente. Y eso contribuyó, al menos en parte, a hacer que la situación en Libia sea más caótica y aumente el número de refugiados ante las puertas de Europa. Alemania no vio explícitamente que su papel era mediar entre los socios de la UE: confrontar abiertamente a países como Francia que, con su apoyo secreto al mariscal Hafter, al contrario de la postura acordada por la UE, están jugando peligrosamente con fuego.
El juego de Italia y Francia
Oficialmente, la UE apoyó al "Gobierno de Unidad Nacional", también respaldado por la ONU. La situación del primer ministro del país, Fayez Al Sarraj, fue difícil desde el principio. Sin embargo, incluso antes de que se secara la tinta del acuerdo de estabilización de Skhirat en diciembre de 2015, Italia dejó bien claro que continuaría cultivando sus intereses económicos y contactos con ciertos actores en el este de Libia. Además, desde hace mucho tiempo, en las embajadas de la región se sabía que el avance militar del mariscal Hafter en el sur de Libia, a principios de 2019, contaba con el apoyo activo de los franceses.
Hafter, quien llevó a Gadafi al poder, pero también contribuyó a su derrocamiento en 2011, saca apoyo para su milicia, el Ejército Nacional Libio (LNA), de donde pueda. Francia e Italia están en la ilustre lista de simpatizantes al igual que los Emiratos Árabes Unidos, Rusia y Egipto. Un cóctel molotov de intereses individuales que le ha permitido llegar a las puertas de la ciudad de Trípoli. Tiene todas las razones para creer que ahora puede lograr más. La capital de Libia ya está repartida entre cuatro milicias con espacios de poder más o menos estables.
Podríamos volver a hablar sobre el fracaso de Europa. La jefa de Política Exterior de la UE pide ahora un alto el fuego desde la reunión de ministros de Asuntos Exteriores en Luxemburgo, donde Francia e Italia también están sentados en la mesa de negociaciones. Los intentos por parte del enviado especial de la ONU, Ghassan Salamé, y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para evitar una mayor escalada de la situación son cada vez más desesperados.
El portavoz del gobierno alemán no puede "contribuir con nada" a la pregunta de si Alemania sabía del apoyo francés a Hafter. El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán asegura ahora que "habla" con sus socios en Italia y Francia. Es demasiado tarde y una muestra del escaso compromiso por parte de Alemania.
Quien calla, otorga
Casi nadie lo sabe tan bien como Antonio Guterres: los que callan, otorgan. Antes de ser secretario general de las Naciones Unidas, fue enviado especial de la ONU para los refugiados y ha visto, una y otra vez, a los gobiernos tratar de dar largas a las crisis hasta que es demasiado tarde. Libia ya se considera un infierno lleno de refugiados. Libia debería haber vuelto a ser lo que fue durante décadas: la meta de cientos de miles de migrantes africanos que huyen por motivos económicos, porque Libia tiene las mayores reservas de petróleo de África.
Toda esta información está sobre la mesa de la Cancillería. Una vez más, Alemania no pudo decidirse a actuar contraviniendo los intereses declarados de Francia e Italia. Sin embargo, la dinámica resultante ahora iría en contra de los propios intereses alemanes, porque la mayoría de los refugiados que vienen a Europa quiere ir a Alemania.
(rmr/er)
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El destino de los refugiados: huir hacia una vida incierta
Las imágenes de las grandes masas de refugiados de camino hacia Europa en 2015 y 2016 dieron la vuelta al mundo. Nunca se había documentado de forma tan amplia el sufrimiento que implica el proceso de la huida.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Messinis
El objetivo principal: sobrevivir
Un viaje vinculado a las penurias y a los peligros para el cuerpo y el alma: huyendo de la guerra y la miseria, más de un millón de personas, sobre todo de Siria, se pusieron en camino en 2015 y 2016 hacia Turquía y Grecia. En las islas de Lesbos, Quíos y Samos todavía aguantan más de 10.000 personas en los campamentos. Desde enero hasta mayo de 2017, llegaron más de 6.000 nuevos refugiados.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Messinis
A pie hacia Europa
Millones de personas intentaron llegar en 2015 y 2016 a Europa Occidental desde Grecia o Turquía siguiendo a pie la ruta de los Balcanes a través de Macedonia, Serbia y Hungría. Las masas de gente disminuyeron cuando se canceló oficialmente esta ruta y muchos países cerraron sus fronteras. Hoy, la mayoría de los refugiados llega a través de otra ruta muy peligrosa, de Libia a Europa por mar.
Imagen: Getty Images/J. Mitchell
Conmoción mundial
La imagen del niño de tres años, Aylan Kurdi, muerto en una playa turca dio la vuelta al mundo, causando una gran conmoción. Las imágenes de dicha tragedia se hicieron virales y se convierton en el símbolo de la crisis de los refugiados sirios. Europa no debe mirar hacia otro lado, era el mensaje que aparecía en las redes sociales.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/DHA
Caos y desesperación
Avalancha en el último minuto. Muchos sabían que su única vía de escape a través de Europa ya no estaba abierta, así que miles de personas intentaron desesperadas tomar trenes y buses abarrotados en Croacia. Unos días más tarde, Hungría también cerró sus fronteras. Al mismo tiempo, adecuaron contenedores, para que los refugiados pudieran quedarse hasta que llevasen a cabo su proceso de asilo.
Imagen: Getty Images/J. J. Mitchell
Ataques contra los refugiados
La irritación de la opinión pública fue enorme cuando una camarógrafa húngara puso una zancadilla a un hombre con su hijo en brazos, que intentaba cruzar un bloqueo principal en Röszke, Hungría, cerca de la frontera. En uno de los momentos más críticos de la crisis de los refugiados, en Alemania también aumentaron los altercados y ataques contra los refugiados.
Imagen: Reuters/M. Djurica
Fronteras cerradas
Cuando se cerró la ruta de los Balcanes en marzo de 2016, se produjeron muchos tumultos en las zonas froterizas. Miles de refugiados se quedaron atascados y la policía reaccionó de forma ruda. Muchos intentaron, como estos refugiados cerca de la frontera entre Grecia y Macedonia, evitar las fronteras, que se habían cerrado hacía poco tiempo.
Un niño bañado en polvo y sangre. La foto de Omran en Alepo, de cinco años de edad, dejó a la opinión pública en estado de shock y se convirtió en el símbolo de la crueldad de la guerra civil siria y la miseria del pueblo sirio. Un año más tarde, la red mostró nuevas fotos del menor en buen estado de salud. Los seguidores de Al Assad criticaron entonces que la imagen se usó como propaganda.
Imagen: picture-alliance/dpa/Aleppo Media Center
Incertidumbre en la nueva patria
Un hombre sirio carga a su hija, bajo la lluvia, en la frontera griego-macedonia, cerca de Idomeni. Espera encontrar seguridad para su familia en Europa. Según el Reglamento de Dublín, las solicitudes de asilo se deben procesar en el país de llegada de la UE. Muchos tuvieron que regresar al país de llegada. Grecia e Italia están sobre todo superados por la cantidad de solicitudes de asilo.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Esperando el apoyo de Alemania
Alemania es el país de destino número uno de los refugiados, aunque su política de refugiados y de asilo se haya vuelto más restrictiva debido al gran flujo de inmigrantes. En Europa, ningún país ha acogido a tantos refugiados como Alemania: 1,2 millones. La canciller Angela Merkel se convirtió en un ícono para muchos de ellos.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Hoppe
Estado de emergencia en los campamentos de acogida
El campamento de acogida de refugiados en el norte de Francia, en Calais, fue desalojado. El lugar se incendió y las cerca de 6.500 personas tuvieron que ser evacuadas y ubicadas en otros centros. Medio año más tarde, los informes de organizaciones humanitarias aseguran que muchos menores siguen merodeando y viviendo en los alrededores de Calais.
Imagen: picture-alliance/dpa/E. Laurent
Ahogados en el Mar Mediterráneo
Las embarcaciones de salvamento marítimo civiles y estatales no paran. A pesar del peligro extremo que pueden correr sus vidas, muchos refugiados huyen de la pobreza o de la guerra en sus países con la esperanza de tener un futuro mejor en Europa. Solo en 2017, 1.800 personas han perecido en el viaje. En 2016, 5.000.
Imagen: picture alliance/AP Photo/E. Morenatti
Sin ley en Libia
Cientos de miles de refugiados del África subsahariana y de Oriente Próximo esperan en los campamentos de Libia para poder cruzar a Europa por mar. La situación en dichos campamentos es catastrófica, advierten las organizaciones humanitarias. Hay testigos que hablan de esclavitud y prostitución forzada. Y a pesar de todo, no dejan de soñar con Europa.
Imagen: Narciso Contreras, courtesy by Fondation Carmignac