El Parlamento Europeo no tuvo otra alternativa que retirar la inmunidad de Carles Puigdemont y otros dos diputados catalanes. No es una decisión política, sino una decisión legal formal.
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La secuencia de eventos juega un papel crucial en este caso. En 2017, el expresidente regional catalán Carles Puigdemont, su exministro de Sanidad Antoni Cumin y la ministra de Educación, Clara Ponsati, estuvieron entre los políticos catalanes que celebraron un referéndum sobre la independencia de la región, contra la voluntad de Madrid. Entonces lo ganaron, aunque con poca participación: muchos ciudadanos de esa comunidad autónoma no vieron el referéndum como legítimo y, por lo tanto, se mantuvieron alejados de la votación.
En el contexto del referéndum, se llevó acabo un operativo policial que incluyó el uso de la violencia. Madrid emprendió acciones legales contra la "rebelión". Varios dirigentes han sido condenados a largas penas de prisión, en virtud de la legislación española, por "incitación y rebelión". Puigdemont y otros huyeron de la acusación y desde entonces han vivido, entre otros países, en Bélgica. En 2019, tres de este grupo fueron elegidos como eurodiputados.
La inmunidad protege el trabajo de los parlamentarios
La Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo no pudo sino recomendar el levantamiento de la inmunidad de los tres eurodiputados. Afirmó que no era tarea del Parlamento Europeo evaluar los cargos penales. De lo que se trata es, únicamente, de que los diputados no deben verse obstaculizados por el enjuiciamiento penal en su trabajo parlamentario. Pero eso es imposible, porque en 2017 los involucrados ni siquiera eran miembros del Parlamento, y la inmunidad no se puede otorgar retroactivamente. Así que, formalmente, la decisión fue clara y sencilla.
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El hecho de que el resultado de la votación terminara con 400 votos a favor, 248 en contra y 45 abstenciones muestra que este caso provoca malestar político a muchos diputados. Entre Los Verdes, La Izquierda y algunos otros hay simpatías por los independentistas catalanes, o al menos la impresión de que el Poder Judicial español reaccionó con una dureza inapropiada, y que las leyes pertinentes no se ajustan a los principios democráticos.
Carles Puigdemont aseguró, tras la decision, que "este es un día triste para el Parlamento Europeo. Hemos perdido nuestra inmunidad, pero es una pérdida mucho mayor para el Parlamento y, así, para la democracia europea". Este es un caso claro de persecución política, dijo Puigdemont, y no un asunto interno, como piensa la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Puigdemont y sus colegas quieren ahora apelar ante el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE).
La UE se aleja del problema
Desde el principio, muchos separatistas catalanes buscaron apoyo en Bruselas. Y, desde el principio, la UE intentó alejarse lo más posible del caso. Obviamente, no es de interés para Bruselas alentar movimientos de independencia regional, que provocarían disturbios políticos en los estados miembros de la UE y generarían una serie de otros pequeños Estados.
Por otro lado, el bloque debe defender la preservación de los principios democráticos y el derecho de los ciudadanos a la autodeterminación. Sin embargo, la situación política en la región no ha cambiado desde 2017. Aunque volvió a haber una mayoría a favor de los partidos separatistas en las últimas elecciones, la participación fue, una vez más, de poco más del 50 por ciento, y en las encuestas todavía no hay una mayoría clara a favor de una escisión. En ningún momento se ha demostrado que una mayoría real de ciudadanos apoyaría a dichos partidos.
A diferencia de sus predecesores, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, también está tratando de atraer a los catalanes con más derechos y poderes. El gobierno de Madrid busca un arreglo amistoso con representantes más moderados del movimiento. Otro motivo para que la UE remita el esclarecimiento del conflicto a España, algo que la ministra de Exteriores española González Laya celebró este martes (9.03.2021), asegurando que "los problemas de Cataluña se resolverán en España, no en Europa".
La justicia belga protege a Puigdemont
En medio de todo esto, al menos los catalanes que, como el expresidente regional Puigdemont, huyeron a Bélgica, apenas corren el riesgo de ser extraditados. El Poder Judicial belga se ha negado hasta ahora a cumplir con las solicitudes españolas por diversas razones. En parte, porque en la legislación belga no contempla como delitos la insurgencia o la incitación a la secesión, y también por razones formales, como la falta de competencia del tribunal en España.
También se ha reconocido en varios procesos que Puigdemont y sus colegas podrían no tener un juicio justo en España. Los jueces belgas asumieron que la presunción de inocencia había sido violada, porque el Poder Judicial español prácticamente había "prejuzgado" a los acusados.
Sin embargo, el exilio forzoso de los catalanes hace que el tren político siga rodando en casa, sin ellos. Especialmente Carles Puigdemont hace tiempo que perdió su influencia sobre los acontecimientos de Barcelona. El nuevo líder del movimiento, Pere Aragonès, del partido ERC (Izquierda Republicana Catalana), mientras tanto, se prepara para una nueva vuelta de tuerca en la lucha por el poder con Madrid y rechaza cualquier cooperación con los socialistas, cuyo candidato obtuvo el mayor bloque de votos en las últimas elecciones.
(rml/cp)
La odisea europea de Puigdemont
España retiró la euroorden de detención contra el expresidente de Cataluña, dado que un tribunal alemán había accedido a extraditarlo para ser juzgado solo por malversación. Pero no es el punto final de esta historia.
Imagen: Reuters/F. Lenoir
Huida a Bruselas
Tras un convulso mes de octubre en Cataluña y ante la perspectiva de la actuación de la Justicia española contra él, Puigdemont huyó a Bruselas. El Gobierno del entonces presidente Mariano Rajoy lo acababa de destituir como presidente de Cataluña y la Fiscalía se había querellado contra él por rebelión, sedición y malversación.
Imagen: Reuters/F. Lenoir
La internacionalización del conflicto catalán
Además de eludir la actuación de la Justicia española (a la que sí se enfrentaron otros miembros de su antiguo Gobierno), Puigdemont asegura querer "internacionalizar" el conflicto catalán. Es decir, abogar por la causa de la independencia catalana y sumar a esta fuerzas internacionales.
Imagen: Reuters/Y. Herman
Mientras, en España, la cárcel...
Poco después de iniciarse el periplo europeo de Puigdemont, el exvicepresidente catalán Oriol Junqueras y ocho exconsellers del Gobierno catalán entran en prisión. La juez Carmen Lamela decretó su prisión incondicional por alto riesgo de reiteración delictiva y de fuga.
Imagen: picture-alliance/dpa/AP/M. Fernandez
Euroorden de detención... y retirada de la euroorden
La Justicia española emite una euroorden de detención contra Puigdemont y cuatro de sus exconsejeros huídos, que se entregan a la Justicia belga. Pero el delito de rebelión no existe en aquel país, por lo que no pueden ser deportados por ese delito. El juez español retira la orden de detención europea. Así evita que Puigdemont sea juzgado en España solo por los delitos que reconoce Bélgica.
Imagen: Reuters/E. Vidal
Con mal pie
Su estrategia de implicar a fuerzas de la UE no empezó con buen pie. Durante una entrevista, Puigdemont definió a la UE como "un club de países decadentes, obsolescentes, en el que mandan unos pocos, además muy ligados a intereses económicos cada vez más discutibles” y “donde hay varias varas de medir”. Incluso dice que los catalanes “deberían decidir si quieren pertenecer a esta UE".
Imagen: Reuters/E. Vidal
De conferencia en conferencia
"¿Aún importa la independencia en la Europa del siglo XXI?" se titula el encuentro celebrado en marzo de 2018 en Ginebra, Suiza, al que acude el expresidente catalán. Una vez asentado en Bruselas, Puigdemont hace pequeñas escapadas para difundir el relato independentista.
Imagen: picture-alliance/dpa/AP Photo/S. Di Nolfi
Visita al Parlamento finlandés
En enero fue Copenhague y en marzo Helsinki. Puigdemont busca apoyos en suelo nórdico. En la imagen, junto al parlamentario finlandés Mikko Kärnä.
Imagen: picture-alliance/Lehtikuva/M. Kainulainen
Detención en Alemania
El 23 de marzo, el juez Pablo Llarena procesa por el delito de rebelión a 13 personas por su participación en el proceso independentista, incluido Carles Puigdemont. Un día después, el Tribunal Supremo reactiva la orden europea de detención y extradición cuando Puigdemont se encontraba en Finlandia. Este decide volver a Bruselas en auto, pero la policía alemana lo detiene en su territorio.
Imagen: picture-alliance/dpa/L. Schulze
12 días en prisión
Puigdemont ingresa en la cárcel de Neumünster. Tras revisar la euroorden española, la Fiscalía alemana pide a la Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein la extradición por los delitos de rebelión y malversación de fondos públicos. Pocos días después, el tribunal descarta el delito de rebelión y deja en libertad al expresidente catalán bajo fianza mientras estudia la entrega por malversación.
Imagen: Reuters/F. Bimmer
Apoyo también en Alemania
La detención de Puigdemont creó un enorme revuelo en Alemania. La prensa dedicó gran espacio a valorar los cargos de la Justicia española contra el expresidente. Sobre todo el relativo a la rebelión, que podría tener un similar en Alemania. En la imagen, un grupo de personas se manifiesta en Berlín por la libertad de los "presos políticos catalanes".
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Schreiber
Expectación desmedida
El 6 de abril de 2018, Puigdemont abandona la cárcel de Neumünster. Deposita una fianza de 75.000 euros y se compromete a residir en Alemania y presentarse periódicamente ante las autoridades del país. Los medios estaban expectantes ante sus declaraciones.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Heimken
En Berlín y Hamburgo
Primero estuvo en la capital de Alemania. Después, por "motivos de seguridad", Puigdemont trasladó su residencia a Hamburgo. Mientras, la Justicia española trata de probar con material gráfico que sí se produjo el delito de rebelión.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/E. Contini
Extradición sí, pero solo por malversación
En un fallo inapelable del máximo tribunal regional de Schleswig-Holstein, el 12 de julio se aprobó la entrega de Puigdemont a España por malversación de fondos, descartando el delito de rebelión. Así pues, en España solo podría ser juzgado por ese delito. Eso lo pone en situación de ventaja respecto a los líderes independentistas procesados que no huyeron de España.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Gateau
Retirada de la euroorden de detención
El Tribunal Supremo español retiró este 19 de julio la euroorden contra Carles Puigdemont. La Justicia española rechaza así su entrega a España solo por el delito de malversación y no por rebelión. Puigdemont, que actualmente está en libertad provisional en Alemania, quedará libre, pero si regresara a España sería detenido automáticamente hasta que prescriban los delitos, en 20 años.