El partido del primer ministro Abe triunfa en Japón
22 de octubre de 2017
Con esta victoria, el actual mandatario nipón se convierte en el líder político de más larga trayectoria en la nación asiática.
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311 escaños del Parlamento serían los que llegaría a conquistar el Partido Liberal Demócrata, del que es su principal representante el primer ministro nipón, Shinzo Abe. Así lo anticipan los resultados a boca de urna que ya han sido entregados por los medios de comunicación internacionales. Una clara victoria si consideramos que el total de honorable que compone la Cámara Baja japonesa son 465.
De esta manera, y aunque no llegue a la super mayoría (310 parlamentarios), Abe consiguió renovar su mandato con una clara victoria en las elecciones anticipadas celebradas hoy 22 de octubre en Japón, igualando su victoria de los comicios de 2014 y obteniendo la mayoría absoluta (para la que son necesarios 233 escaños).
El socio de Gobierno de Abe, el partido budista Komeito, obtendría entre 27 y 36 escaños según los mismos resultados, mientras que el Partido Constitucional Democrático de Japón (PCDJ), liderado por Yukio Edano, ganaría entre 44 y 67 escaños, convirtiéndose en la primera fuerza de la oposición.
El nuevo Partido de la Esperanza, creado justo antes de las elecciones por la popular gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, se quedaría esta vez con entre 38 y 59 asientos.
Abe, que partía como claro favorito en todas las encuestas, convocó estos comicios a principios de mes con el pretexto de fortalecer su gobierno para seguir implementando su programa económico que busca revitalizar la economía nipona y ante la amenaza de Corea del Norte, frente a la que busca endurecer la postura del país.
En esta jornada electoral estaban llamados a votar más de 106 millones de japoneses, pero la llegada de un fuerte tifón habría afectado la participación ciudadana. De hecho, en comparación con las elecciones anteriores de 2014, se registró un 4,9 por ciento menos de votantes hasta las 18.00 horas (hora local).
MN (efe, afp)
Tras Fukushima, ¿adiós a la energía nuclear?
La catástrofe nuclear de Fukushima ocurrida hace seis años tuvo consecuencias desastrosas para muchas personas, para Japón y para la industria atómica. ¿Sigue teniendo futuro esta tecnología de riesgo o está superada?
Imagen: UN Photo/IAEA/Greg Webb
Más radiactividad que una bomba atómica
En marzo de 2011, tras varios terremotos y un tsunami, se produce fusión del núcleo en tres centrales atómicas y explosiones de hidrógeno en cuatro de ellas. Para muchas personas, esa posibilidad era inimaginable. Tras el accidente, fue liberado Cesio 137 en cantidad 500 veces superior al de la bomba de Hiroshima.
Imagen: picture alliance/dpa/Abc Tv
Enormes costos y daños
Las consecuencias de la catástrofe son inmensas. Según cifras del Gobierno japonés, los costos ascienden a unos 21.5 billones de yenes, es decir, unos 177 mil millones de euros. A ello hay que añadir el sufrimiento humano y los daños que la radiactividad ha causado a otros países.
Imagen: picture-alliance/dpa
El Pacífico seguirá contaminado
Sobre todo están contaminadas las aguas del subsuelo. Una parte se bombea hacia afuera y la otra acaba desembocando en el Pacífico.
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Cáncer de tiroides 20 veces más frecuente
Dentro de la tragedia, Japón tuvo suerte. El viento arrastró la radiactividad en dirección al mar, por lo que, de esta manera, los 50 millones de personas que viven en Tokio quedaron a resguardo. Pero la región de Fukushima quedó muy contaminada. 200.000 personas perdieron su hogar y se diagnostica cáncer de tiroides en niños con una frecuencia veinte veces mayor que la habitual.
Imagen: Reuters
La mayoría contra la energía atómica
De los antiguos 54 reactores, funcionan ahora solamente dos. El Gobierno se sigue aferrando a la energía atómica y trata de reactivar algunos reactores, pero las regiones afectadas se oponen a ello. Hasta ahora, con éxito.
Imagen: REUTERS
Profunda crisis en la industria atómica
Seis años después de la catástrofe, los consorcios de energía atómica atraviesan una profunda crisis. Tanto en Japón, como en Estados Unidos o Francia sólo obtienen pérdidas, no se venden más centrales nucleares y los planes para construirlas sufren retrasos.
Imagen: Reuters
Un desastre no exportable
Francia depositó grandes esperanzas en una central de nueva generación, el reactor de agua a presión europeo (EPR por sus siglas en inglés). Al parecer, es más seguro, exportable y tendría que haber inicado su funcionamiento en 2012 en Flamanville. Pero no se inaugurará hasta 2018 y costará más de 10 mil millones de euros, tres veces más de lo previsto.
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¿Construye Reino Unido una central atómica?
Reino Unido lleva años planeando la construcción de dos reactores EPR en Hinkley Point. Se estima que los costos rondarán los 33 mil millones de euros y que estará lista en 2019. El proyecto suscita muchas dudas, pues esta energía será mucho más cara que la solar y la eólica y, sin masivas subvenciones, no sería competitiva.
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Centrales, ni regaladas
Hubo un día que las centrales atómicas eran algo lucrativo. Pero muchas instalaciones se han quedado anticuadas, hay que repararlas y únicamente producen pérdidas. Por ese motivo, el consorcio suizo Alpig quería regalar sus dos centrales atómicas, que superan las tres décadas de vida, a la energética francesa Edf. El obsequio fue rechazado.
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El apagado nuclear en Alemania sigue adelante
Alemania decidió acabar con la energía nuclear tras la catástrofe de Fukushima. Hasta el momento, se han apagado nueve reactores. Los ocho restantes lo harán de aquí a 2022. Los consorcios pagan 23.000 millones de euros a un fondo estatal para financiar los costos de la basura nuclear. Pero el Estado no contribuirá a financiar el caro desmantelamiento de las centrales nucleares.
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Aumenta el miedo a un accidente nuclear
En la Unión Europea y Suiza siguen funcionando 132 reactores. Estaban pensados para tener una vida de entre 30 y 35 años. De media, tienen 32 años. Se producen cada vez más averías en sus instalaciones y se conocen deficiencias en su seguridad. Todo ello indica que es hora de que se produzca su apagado, porque la actual situación es como una ruleta rusa.