Olaf Scholz lleva ya más de medio año en el cargo de canciller alemán. Y una y otra vez, Alemania debate sobre sus peculiares maneras comunicativas.

Recientemente volvió a ocurrir un incidente de este tipo. Scholz habló en la conferencia de prensa al final de la cumbre del G7 en Elmau, Baviera y respondió a preguntas de los periodistas. Rosalia Romaniec, corresponsal jefa de DW en Berlín, le preguntó al canciller si podría especificar qué garantías de seguridad habían acordado los Estados para Ucrania en el período de posguerra.

El político del partido socialdemócrata SPD respondió con un "sí". Luego no dijo nada durante un rato. Scholz sonrió y añadió un "podría" antes de abandonar el escenario tras un "esto fue todo".

"Siri, define arrogancia", ironizaba al respecto en Twitter Mathieu von Rohr, periodista del semanario Der Spiegel. La de Von Rohr es una voz indignada entre muchas otras. En cualquier caso, el video de la escena ha sido visto millones de veces en las redes sociales. 

Solo un "no" como respuesta

Un poco más tarde, el mismo día, Scholz dio otro ejemplo de su monosilabismo típico del norte de Alemania. En una entrevista de televisión, el presentador abordó la escasez de energía por la crisis ucraniana y preguntó al canciller si tenía algún "consejo práctico para la vida diaria". La respuesta de Scholz: "No". Simplemente "No".

"Olaf Scholz muestra una comunicación hanseática informal, que carece de precisión estratégica". El politólogo Werner Weidenfeld lleva décadas observando a los cancilleres alemanes: Helmut Kohl, Gerhard Schröder, Angela Merkel y ahora Olaf Scholz.

Su veredicto sobre el canciller de la coalición semáforo formada por Verdes, socialdemócratas del SPD y liberales del FDP es contundente. "Es una especie de mutismo estratégico, al que parece estar predispuesto", dice el politólogo de la universidad de Múnich a DW.

Según Weidenfeld, Scholz "ni siquiera percibe como algo erróneo su forma de responder a una pregunta con un sonriente 'no'. Ese es, sencillamente, su estilo de comunicación". 

Sin embargo, según el politólogo Weidenfeld, la "capacidad explicativa" es crucial, especialmente ahora, ante un mundo complejo y confuso, con una crisis climática, una pandemia y una guerra en Ucrania: "Por eso es tan importante el poder explicativo. Existe una inmensa necesidad de que los políticos ofrezcan interpretaciones a lo que sucede", afirma Weidenfeld.

Competidores: Scholz y Habeck

Pero, ¿es Scholz capaz de eso? Esta pregunta se plantea especialmente cuando se compara a Scholz con un aliado político y a la vez competidor: el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, del Partido Verde.

"El contraste es máximo, me parece", explica el experto en medios Bernhard Pörksen, en entrevista con DW. A diferencia de su predecesora, Angela Merkel, que básicamente no tuvo oponente, Scholz tiene ahora competidores en su propio gobierno:los Verdes con Robert Habeck y la ministra de Exteriores Annalena Baerbock.

Pörksen describe el enfoque comunicativo de Habeck y Baerbock como "franqueza consciente a la hora de afrontar sus propios dilemas". Cuando el ministro de Economía hace partícipe a la audiencia de las dificultades del cargo a través de un video en Instagram, cuando explica y promueve los procesos de negociación o las decisiones y no solo anuncia los resultados. El Partido Verde también recibe reconocimiento de sus adversarios políticos por esta forma de comunicación.

Sin embargo, el politólogo Weidenfeld cree que todavía es posible que Scholz transmita más ante los medios: "Si presentara sus valoraciones en un tono adecuado, si fuera más preciso cuando se le pregunta... eso se percibiría positivamente. La gente se sentiría entonces mejor informada".

(gg/ms)