El coral se comporta de manera inesperada cuando se trata de consumir plástico. Aunque es bien sabido que se traga micropartículas de plástico, lo que es verdaderamente extraño es que parecen gustarle.
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Tómese un momento e intente imaginar que es usted una pieza de coral. Cómo se siente estar ahí sentado, por debajo de la superficie del océano, contoneándose suavemente a merced de las cálidas corrientes de agua, en un entorno vívido y colorido (finjamos, eso sí, que todo va bien ahí abajo). A su lado pasa un pececillo, un barco navega unos metros más arriba y quizás un buceador se sumerge y empieza a explorar su manta submarina.
Pongámonos ahora un poco más realistas. Desde el barco, quizás incluso también desde el propio buceador, trozos de plástico empiezan a caer a su alrededor. Eso va pasando a lo largo del tiempo, cada vez más con más frecuencia. Lentamente, el plástico empieza a romperse en partículas piezas más pequeñas, luego diminutas. ¿Qué haría usted?
Dado que usted es un coral, probablemente comience a tragarse algunos de estos minúsculos trozos de plástico, tal y como hacen el resto de especies a su alrededor. Pero de repente ocurre algo realmente extraño. Resulta que a usted le gusta el sabor de algunos (no todos) de estos fragmentos de plástico.
Chico, esto está riquísimo. ¿Pero por qué?
Sorprendentemente, eso es exactamente lo que descubrieron los científicos del instituto de estudios medioambientales de la Universidad de Duke, en Estados Unidos. Cierto es que los científicos saben desde hace mucho tiempo que los animales marinos comen por error residuos de plástico. Pensaban que, como eran tan pequeños, los confundían con las presas de estas especies. Pero un nuevo estudio sugiere que quizás haya una razón adicional para un comportamiento que entraña tantos riesgos: el plástico les sabe bien.
Plástico en los mares: ¿una batalla perdida?
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"En nuestro experimentos, los corales comían todo tipo de plásticos, pero preferían microplásticos a secas antes que aquellos con bacterias por una diferencia del triple”, explica Austin S. Allen, doctorando de Duke.
"Cuando el plástico viene de la fábrica, tiene cientos de aditivos químicos en él. Cualquiera de estos químicos, o bien una combinación de ellos, podría estar actuando como un estimulante que hace el plástico atractivo para los corales”, añade Alexander C. Seymour, que quien codirigió el estudio con Allen.
Todavía es necesaria más investigación. Pero estos primeros (y sorprendentes) resultados ya fueron publicados el pasado 23 de octubre en la edición digital de la publicación Marine Pollution Bulletin.
Millones de toneladas de plástico están tapando los mares del mundo. En el Día Mundial de los Océanos, DW presenta esta galería acerca de los efectos devastadores del plástico y sobre cómo combatir este problema.
Imagen: picture-alliance/dpa/M.Nelson
Toneladas de basura plástica
Por lo menos 8 millones de toneladas de plástico van a parar a los océanos del mundo año tras año, de acuerdo con un informe de la Fundación Ellen MacArthur. El informe advierte que la basura plástica sobrepasará en peso a los peces en 2050, a menos que se tomen medidas drásticas. Playas alejadas de la costa como esta, en el Océano Pacífico, también sufren bajo los efectos del plástico.
Imagen: picture-alliance/dpa/R.Olenick
Alternativas comestibles
La organización de Conservación de los Océanos estima que hay más de 690 especies marinas afectadas por la basura plástica. Para combatirla, empresas como la cervecera Delray Beach, en Florida, EE. UU., crearon como alternativa empaques comestibles de trigo y cebada de desecho de su producción y esperan comenzar a producirlos en octubre de 2016.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. McDonald
Envases biodegradables
Algunas empresas buscan alternativas biodegradables a los envases plásticos de un solo uso que suponen gran parte de la basura que se encuentra en los océanos. En una planta polaca se utiliza salvado de trigo. Según su inventor, Jerzy Wysocki, los envases Biotrem se pueden utilizar en el horno y en el frigorífico. Se degradan en 30 días o se pueden comer.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Reszko
¿Bambú al rescate?
El bambú también es una alternativa al plástico. Con él pueden fabricarse objetos que van desde cepillos de dientes hasta piezas para computadores, pasando por cortinas de ducha y otros utensilios. La empresa de la imagen, Tonggu Jiangqiao Bamboo & Wood Industry Company, comenzó en 2008 la producción a gran escala de teclados, ratones y revestimientos de monitores de computadoras.
Imagen: picture-alliance/dpa/Z.Haibin
Atrapar basura plástica
Las alternativas pueden ayudar a reducir los desechos, pero aún flotan millones de toneladas de plástico en los océanos de todo el mundo y eso es algo que continuará así durante siglos. La fundación holandesa Ocean Cleanup tiene como objetivo atrapar la basura flotante en un radio de 100 kilómetros sin dañar a los peces ni al resto de criaturas marinas.
Imagen: picture-alliance/dpa/E.Zwart
Arte a partir de basura
Parte del plástico podría reciclarse o usarse de otra forma. Podría convertirse en un florero, en aislamiento térmico para el hogar o en moda, como hace la empresa española Ecoalf. A partir de desechos plásticos recogidos por 200 pesqueros en el Mediterráneo, Ecoalf crea fibras de poliéster que acaban convertidas en chaquetas, mochilas y otros objetos.
Imagen: AFP/Getty Images/P. Armestre
Reducir, reciclar y reutilizar
El plástico puede volver a utilizarse en su forma original. En la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río +20, celebrada en 2012, es decir, dos décadas después del primer Día Mundial de los Océanos, se exhibieron en la costa esculturas gigantes de peces hechas con botellas de plástico.