El portero perfecto
14 de mayo de 2008En la ciudad de Stuttgart no se habla de otra cosa más que de la desastrosa actuación del portero local, Rafael Schäfer, que el sábado pasado encajó cuatro goles contra el Wolfsburgo en la primera división de la Bundesliga.
Pero en esa misma ciudad radica también, muy escondido hasta hace poco, el que quizá es el mejor cancerbero del mundo. Es un auténtico crack, que según algunos sería capaz de taparle uno de cada dos tiros penales al máximo goleador alemán de la primera división, el delantero Mario Gomez.
Hijo de una apuesta
Todo nació como una apuesta entre personajes prominentes que visitaban el llamado Ideenpark (Parque de las ideas), en la mencionada ciudad germana. Ahí se exhibía un modelo a escala de una cancha de fútbol que contaba con un portero automatizado. Ante los disparos hechos por los visitantes, el pequeño arquero, desarrollado por la Universidad de Stuttgart, mantuvo su meta incólume.
Así, el ministro presidente de Baden Württemberg (Günther Oettinger), y el presidente del consorcio ThysenKrupp AG (Ekkehard G. Schulz), apostaron con los líderes del proyecto científico a que no podían realizar un prototipo en tamaño real, y que además fuese capaz de detener tiros hechos por un jugador profesional de balompié.
¿El futuro Oli Kahn?
Los técnicos de la Universidad de Stuttgart se dieron a la tarea de diseñar y construir el artefacto. Éste reconoce la trayectoria del balón con ayuda de tres cámaras que rastrean el horizonte y captan hasta 55 imágenes por segundo.
Esta velocidad es acorde al reto planteado. Se calcula que, para poder detener todos y cada uno de los disparos realizados por piernas expertas, la máquina cuenta con no más de 400 milisegundos. En ese minúsculo lapso debe reconocer la trayectoria del balón, determinar el punto de encuentro y desplazarse hacia él.
Los “músculos” del arquero cibernético están formados por una estructura de rieles y un motor capaz de mover al guardametas a una velocidad de 55 kilómetros por hora.
Esto significaba, entre otras cosas, que debían tomarse en cuenta algunas medidas de seguridad. El módulo principal de la máquina cuenta con un botón de emergencia a fin de detener al Goalias en caso de que algún intruso se atravesara en su camino y recibiera un impacto de graves consecuencias.
También se reforzaron los topes laterales y se instaló un enrejado adicional, ante la eventualidad de que el portero cibernético no frenase y saliese disparado hacia los sitios destinados a los espectadores.
Prueba superada… tras ajustes
Claro está, además hubo que instalar una portería con las dimensiones estipuladas por la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA): 7,32 metros de ancho por 2,44 metros de alto.
El duelo entre la máquina y sus rivales humanos se llevó a cabo el pasado 5 de mayo. El robot, bautizado como Goalias, se enfrentó a los futbolistas Marko Kovac y Michelle-Claudio Rizzi, del Stuttgarter Kickers.
Estos dispararon una serie de penales a la distancia reglamentaria de once metros de la portería. Todo iba de maravilla, hasta que un tiro con efecto logró vencer a Goalias. Cundió la inquietud entre los padres del portero cibernético, pero no por mucho tiempo. Tras cálculos apresurados y unos cuantos ajustes, el artefacto volvió a los niveles esperados y detuvo todos los obuses de Kovac y Rizzi.
Por desgracia, el destino de Goalias seguramente nunca lo llevará a un auténtico estadio de fútbol. En cambio, sí podría servir para que los futbolistas humanos, falibles pero con enorme capacidad de adaptación, aprendan a cobrar mejor los tiros penales.