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El presunto grupo terrorista "Revolución Chemnitz"

2 de octubre de 2018

El arresto de presuntos extremistas de derecha en Sajonia muestra que algo aprendieron las autoridades de seguridad del desastre del grupo terrorista NSU, opina Marcel Fürstenau.

"En donde primero se genera odio, luego se patea", una instalación del escultor Opolkas Wolf, en Chemnitz
"En donde primero se genera odio, luego se patea", una instalación del escultor Opolkas Wolf, en ChemnitzImagen: Reuters/T. Schle

Los paralelos entre el grupo terrorista "Clandestinidad Nacional Socialista" (NSU) y la agrupación "Revolución Chemnitz" son inconfundibles. Ambos están unidos por su extremismo de derecha y la disposición a usar la violencia contra otros ciudadanos. Esa fue la actitud que llevó a la NSU a cometer diez asesinatos y tres ataques con bombas que dejaron varios heridos graves. Ahora, las agencias de investigación y seguridad parecen haber impedido actos criminales similares o peores.

Urgía el arresto de seis sospechosos, este 1° de octubre,  ya que la Policía tenía indicios de planes concretos para cometer un ataque este 3 de octubre, Día de la Unidad de Alemania. La mayor diferencia con el caso de la NSU es la determinación con que las agencias gubernamentales reaccionaron ante el peligro inminente. Las autoridades merecen reconocimiento por su trabajo. La Policía, la oficina para la Protección de la Constitución y el poder judicial, a pesar de todas las críticas legítimas, han aprendido a reconocer sus errores.

Cero tolerancia a actitudes de ultraderecha 

En 1998, la actitud frente al grupo terrorista NSU fue completamente diferente. Su rastro se perdió, aunque los espías del servicio de inteligencia habían entregado datos sobre su paradero y sus actos de violencia. Las duras críticas a las autoridades de seguridad eran justificadas en ese momento: facilitaron las actividades criminales del grupo terrorista, que solo fueron descubiertas por accidente en 2011.

En sus investigaciones, las autoridades descartaron a lo largo de años el racismo y la xenofobia como móvil de los crímenes de la NSU. Probablemente, porque la ideología de extrema de derecha no parece ser algo muy raro en las agencias de seguridad sajonas. Todavía hay ejemplos escandalosos de esa postura: con motivo de la reciente visita de Estado del presidente turco, funcionarios encubiertos de una unidad especial (SEK) se registraron con el nombre de Uwe Böhnhardt, uno de los terroristas de la NSU que se suicidó en 2011.

Marcel Fürstenau, de DWImagen: DW

El "Grupo Freital"

Ojalá que los agentes de policía inscritos con el nombre del terrorista muerto, que creyeron hacer una broma, sientan la mano dura de los directivos de su institución. Pero esto no quiere decir que todos los policías en Sajonia cometan actos vergonzantes como este. 

La rápida e inflexible acción contra la "Revolution Chemnitz" es la prueba más reciente de la capacidad de aprendizaje de las autoridades de seguridad. Esto vale también para la cooperación entre el Gobierno federal y los Länder. El esclarecimiento a este nivel fracasó estrepitosamente en la persecución de la criminal NSU.

La coordinación y acción de las autoridades funcionó en Sajonia mucho mejor en el caso del "Grupo Freital". Ese grupo terrorista de ultraderecha se formó en 2015, como rechazo a la inmigración masiva de refugiados de la guerra de Siria. Sus miembros fueron sentenciados a altas penas de prisión en marzo pasado. Algo similar sucedió con la mayoría de los acusados en el juicio de NSU, que terminó en julio.

Purga de radicales debe continuar

Los tiempos de las condenas leves contra los extremistas de derecha han terminado. Pero la mayor persecución y los castigos más severos no parecen producir el efecto disuasivo deseado. De lo contrario, no habría surgido una "Revolución Chemnitz", tan pronto después de los juicios a la NSU y el "Grupo Freital". Pero esto no debe desalentar a las autoridades judiciales y de seguridad.

Al contrario: deben agudizar más su vista sobre el extremismo de extrema derecha y proceder sin tregua contra los simpatizantes de la ultraderecha en sus propias filas. Solo así se recupera la confianza perdida en las instituciones democráticas.

Marcel Fürstenau (jov/er)

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