El candidato del Partido Popular Europeo a presidir la Comisión Europea, el conservador alemán Manfred Weber, depositó su voto en la localidad bávara de Wildenberg. Lo hizo luego de asistir a misa con su esposa. Weber se dirigió a los medios para hablar de un gran día para la democracia y para el futuro de Europa.

Marine Le Pen, líder de la formación francesa ultraderechista y euroescéptica Agrupación Nacional, votó en el municipio de Henin-Beaumont, en el norteño departamento de Paso de Calais. El rechazo a la inmigración y a la religión musulmana es el eje central de las propuestas de su partido, que pide "reafirmar nuestros valores como civilización frente al islamismo".

El Ayuntamiento de la capital de Dinamarca fue el centro de votación al que acudió la candidata liberal a la presidencia de la Comisión, Margrethe Vestager. La danesa se ha ganado la simpatía de muchos en la UE por plantar cara a las prácticas de ingeniería fiscal de las grandes empresas tecnológicas en territorio comunitario. Aunque claro, ellas no deben de tenerle especial cariño.

El primer ministro en funciones español, Pedro Sánchez, acudió a las urnas en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. España celebra también elecciones municipales y autonómicas en algunas regiones y la campaña, una vez más, ha estado marcada por la polarización. Sánchez pidió "dejar atrás la dialéctica electoral" a partir del lunes y ayudar a que haya "un horizonte de estabilidad".

Jaroslaw Kaczynski, líder del partido polaco Ley y Justica (PiS), es uno de las más influyentes figuras del bloque euroescéptico que ha echado raíces en Europa oriental. El gobierno conservador del PiS está amenazado con sanciones europeas por no respetar el Estado de Derecho. En la imagen, Kaczynski vota en Varsovia.

La aspirante verde a presidir la Comisión Europea, Ska Keller, es la única mujer entre los candidatos de los cinco grandes partidos europeos y la más joven. La alemana, que depositó su voto en Berlín, subrayó que su partido no apoyará a nadie que no tenga propuestas sólidad en materia ecológica y de cohesión social. El cambio climático ha sido un asunto central en la campaña para estas elecciones.

El primer ministo de Hungría, Viktor Orbán, es ahora mismo uno de los mandatarios más incómodos de la Unión, pues se haya inmerso en una suerte de "guerra" abierta con Bruselas por sus políticas radicalmente opuestas a los principios de la democracia liberal. Orbán, votó en Budapest, dijo que espera un cambio hacia una Europa contraria a la inmigración.

El presidente galo, Emmanuel Macron, depositó su voto en el mismo departamento que su rival ultraderechista, pero en el municipio costero de Le Touquet. Aunque no tienen efecto directo sobre su cargo, los comicios europeos son un examen a la política de Macron, que recién empieza aparentemente a salir de la crisis de los "chalecos amarillos".

El canciller austríaco, Sebastian Kuz, votó en Viena en plena crisis política que ha dado un giro copernicano a la política nacional de Austria, luego de que un escándalo relativo a sus socios ultraderechistas provocase la salida de estos del Gobierno y precipitase la convocatoria de nuevas elecciones.

Aunque parezca desaparecido, Yannis Varoufakis sigue ahí. El griego lidera la formación anti-establishment MeRA25 y votó en un suburbio de Atenas. Aún no está nada claro que su partido, minoritario, puede aspirar a llevar a cabo todas las propuestas económicas y políticas que predica el mediático profesor de Economía.