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Bombas sin explotar: un gran problema en Alemania y el mundo

4 de junio de 2025

Tres bombas de la Segunda Guerra Mundial fueron desactivadas hoy en Colonia. La ciudad vive su mayor evacuación tras la posguerra. Pero el problema se extiende más allá de Colonia y de Alemania. Lo que hay que saber.

Una bomba de diez toneladas desactivada en Colonia en 2024: fue hallada en trabajos de dragado en el río Rin.
Una bomba de diez toneladas desactivada en Colonia en 2024: fue hallada en trabajos de dragado en el río Rin.Imagen: Daniel Evers/WupperVideo/dpa/picture alliance

Quince parejas esperaban con ilusión este momento especial: querían intercambiar votos matrimonialies este miércoles, 4 de junio, en el histórico ayuntamiento de Colonia. Pero la celebración en el corazón de la metrópoli renana se canceló. El edificio se encuentra en medio de la zona de evacuación. La única solución: contraer matrimonio en un ayuntamiento de distrito.

Tres bombas pesadas de la Segunda Guerra Mundial fueron responsables de una masiva evacuación en Colonia. Fueron descubiertas durante estudios para las obras de construcción de la carretera en el puente del barrio de Deutz: una bomba de 10 toneladas y dos bombas de 20 toneladas de origen estadounidense. Las bombas con espoletas de impacto no se pueden mover por razones de seguridad. Desactivarlas in situ es la única opción y requiere la evacuación a gran escala de barrios enteros.

Colonia, paralizada

Unas 20.500 personas tuvieron que abandonar sus hogares hoy. Hospitales y residencias de ancianos fueron evacuados; pacientes y residentes fueron trasladados a otras instalaciones. 58 hoteles también tuvieron que cerrar y reubicar a sus huéspedes. La desactivación de bombas en las grandes ciudades es una tarea logística colosal, una con la que Alemania está familiarizada.

Solo en el estado de Renania del Norte-Westfalia -donde se ubica una de las sedes de DW, en la ciudad de Bonn- se desactivaron más de 1.600 bombas el año pasado. Una razón para este aumento significativo es la creciente actividad de construcción: nuevos cables de fibra óptica, renovación de puentes y reconstrucción de la red de carreteras. Dondequiera que se excava, salen a la luz los remanentes de la guerra.

Esperando la desactivación de tres bombas de la Segunda Guerra Mundial: residentes de Colonia en el refugio de emergencia del Centro de Exposiciones del barrio de Deutz.Imagen: Björn Kietzmann/DW

Rutina diaria con poder explosivo en Europa

Áreas metropolitanas como la región del Ruhr, o las ciudades de Hamburgo y Berlín se ven afectadas con especial frecuencia. Todas fueron objetivos prioritarios de las flotas de bombarderos aliados, que también atacaban infraestructuras civiles.

Además de Renania del Norte-Westfalia, el estado de Brandeburgo también se vio gravemente afectado. Expertos en desactivación de bombas de la zona recogieron, entre otras, 90 minas, 48.000 granadas, 500 bombas incendiarias, 450 bombas de alto explosivo de más de cinco kilogramos y alrededor de 330.000 cartuchos en 2024.

El problema también está extendido en muchos países vecinos. En Francia y Bélgica, se encuentran con frecuencia municiones de las guerras mundiales, especialmente de la Primera Guerra Mundial, en regiones como Verdún y Somme. En Italia, la sequía en el valle del Po sacó a la superficie hace tres años antiguos artefactos explosivos. En el Reino Unido, una bomba aérea alemana de 1.000 kilogramos tuvo que detonarse de forma controlada en Exeter en 2021, dañando más de 250 edificios.

Las fuerzas de emergencia vigilaban el lugar del hallazgo de bombas de la Segunda Guerra Mundial junto al puente de Deutz, en Colonia.Imagen: Thomas Banneyer/dpa/picture alliance

Un problema global

La situación es especialmente crítica en Polonia y República Checa. Allí también se almacenan bajo tierra toneladas de munición sin explotar de las guerras mundiales. Una bomba británica "Tallboy" de cinco toneladas fue desactivada en 2020 en la ciudad polaca de Świnoujście. En República Checa incluso se han producido accidentes mortales recientemente. En los Balcanes, los restos de las guerras de la década de 1990 siguen poniendo en peligro vidas humanas. Allí, las operaciones de limpieza tampoco tienen fin.

En otros continentes, la situación es aún peor. En Vietnam, siguen muriendo personas a causa de las bombas de racimo estadounidenses de la guerra. Según la ONU, existen aún más de 80 millones de restos explosivos enterrados en Laos, vestigios de una guerra aérea poco conocida, con más de 500.000 ataques estadounidenses entre 1964 y 1973.

También se encuentran minas y artefactos explosivos en Siria, Irak y Gaza, a menudo en zonas sin estructuras operativas de desactivación de artefactos explosivos.

Una bomba de racimo BLU 26 encontrada y desactivada en Laos.Imagen: Sebastian Bozada/dpa/picture alliance

Desarme a distancia

En Alemania, las administraciones regionales asumen la mayor parte de los costos de la labor de desarme. El Gobierno federal solo es legalmente responsable de los residuos heredados del antiguo Reich alemán. Varias iniciativas de los estados para transferir mayor responsabilidad a Berlín han fracasado. El año pasado, la desactivación de artefactos explosivos costó unos 20 millones de euros al presupuesto de Renania del Norte-Westfalia.

Si bien los costos de la desactivación de bombas están aumentando, la tecnología utilizada también ha evolucionado. En la década de 1990, los expertos en desactivación de bombas aún utilizaban sus propias manos: martillos, cinceles y tenazas para bombas de agua. Hoy, se utiliza con frecuencia la llamada tecnología de corte por agua: el detonador se extrae del cuerpo de la bomba mecánicamente mediante un chorro de agua extremadamente afilado; la máquina se opera desde una distancia segura.

En 2020, los Cascos Blancos sirios identificaron 267 sitios en Siria con municiones sin explotar y realizaron 622 detonaciones controladas.Imagen: Anas Alkharboutli/dpa/picture alliance

Carrera contrarreloj

No hay razón para temer que los expertos en desactivación de bombas se queden sin trabajo. Se estima que, solo en Alemania, decenas de miles de bombas sin explotar permanecen bajo tierra: hasta 100.000 toneladas de bombas y municiones.

Si bien la digitalización de fotografías aéreas antiguas y las técnicas modernas de sondeo ayudan a minimizar los riesgos, cada operación de desactivación sigue siendo una carrera contrarreloj. A medida que las bombas envejecen, aumenta la corrosión y el riesgo de explosión. Además, desactivar la bomba es cada vez más difícil, ya que se producen cambios químicos con el tiempo en su interior, entre la carcasa del detonador y el explosivo.

Caso especial: Ucrania

La situación en Ucrania es particularmente dramática. Desde el comienzo de la invasión rusa, el país ha sido contaminado con minas, bombas de racimo y otros restos explosivos de guerra. Hasta una cuarta parte del territorio nacional está afectado.

El desminado, tras un posible fin de los combates en Ucrania, será probablemente la tarea del siglo.Imagen: Jose Colon/Anadolu/picture alliance

Ya se han desactivado más de medio millón de artefactos explosivos, pero aún quedan millones. Las consecuencias humanitarias y económicas son enormes: cientos de civiles han muerto, extensas áreas de tierras agrícolas están inutilizables y las malas cosechas están agravando la crisis económica. El desminado tras un posible fin de los combates probablemente será la tarea del siglo.

La desactivación de hoy en Colonia fue más que un evento local que alteró la rutina diaria de recién casados, pacientes y familias. Las bombas sin explotar son testigos silenciosos de guerras antiguas y nuevas, ya sea en Alemania, Gaza, Laos o Ucrania.

(rml/cp)

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