Desde que el pasado 22 de marzo el grupo terrorista ETA anunciara un "alto el fuego permanente", los pasos del proceso de paz en el País Vasco han sido lentos pero fiables: uno de los últimos fue el anuncio a finales del pasado junio del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, del inicio del diálogo con ETA.

Durante los últimos días, el proceso de paz ha vuelto a saltar a las portadas de los grandes diarios españoles con dos asuntos: las manifestaciones en el País Vasco a favor del derecho de autodeterminación de la ciudadanía vasca, supuestamente convocadas por la izquierda independentista, y la posible legalización de Batasuna (brazo político de ETA), que desde marzo del 2003 quedó anulada legalmente. El Congreso español aprobó entonces la Ley de Partidos que obligaba a cualquier formación política a condenar la violencia como medio para conseguir fines políticos; posteriormente, el Tribunal Supremo español anulaba legalmente a Batasuna y a sus diferentes marcas políticas anteriores. Hasta el día de hoy. La posible futura legalización de Batasuna parece ser la nueva piedra en el camino hacia un escenario sin violencia tanto en el País Vasco como en el resto de España.

La plataforma LOKARRI (que en euskera significa "lo que sirve para unir", es decir, "vínculo") existe desde 1992 y se autodefine como una "organización social, independiente y plural que lucha por la paz y la normalización de la convivencia en Euskal Herria" (los territorios de lengua y tradición vascas). Según sus responsables, tres son sus grandes compromisos: la defensa de la no violencia, la vida y los derechos humanos como valor absoluto ético; el diálogo sin exclusiones y el pluralismo como fundamento para la convivencia; y el respeto a la voluntad popular y los principios democráticos como regla política básica. DW-World habló con su coordinador, Paul Ríos, sobre el pasado, presente y futuro del llamado "conflicto vasco".

DW-World: ¿Cómo ve LOKARRI el momento actual del proceso de paz iniciado tras el alto el fuego de ETA y la declaración de Zapatero del inicio de las conversaciones con la banda?

Un proceso de paz siempre es un camino difícil y lleno de obstáculos, además de una sucesión de hitos. En el proceso en el que nos encontramos ya se han alcanzado dos: la declaración de ETA y la del presidente español. El probable siguiente paso es la legalización de Batasuna. Desde nuestro punto de vista, lo idóneo sería la derogación de la Ley de Partidos, que creemos que deja fuera de la representación institucional a una buena parte de la sociedad vasca. Pero parece que eso no será posible.

Este tira y afloja entre Gobierno y Batasuna sobre la legalización de esta última parece haber bloqueado el proceso de paz. ¿Los pasos que nosotros defendemos? La vuelta a la legalidad de Batasuna con las condiciones que sean necesarias, el respeto del derecho de todos los partidos a participar en la vida política y, sobre todo, el blindaje de posibles actuaciones de jueces sobre la izquierda independentista: la Ley de Partidos es muy libremente interpretable por la judicatura.

DW-World: ¿Creéis que el derecho de autodeterminación es una condición que ha de ser respetada para conseguir la paz?

En primer lugar, creemos que habría que encontrar una definición consensuada de ese "derecho de autodeterminación": eso debería lograrse en la mesa de partidos que todavía se ha de formar.

En segundo lugar, a nosotros no nos gusta llamarle "derecho de autodeterminación" sino "derecho a decidir": LOKARRI apuesta por una fórmula de consulta popular no vinculante jurídicamente pero sí políticamente: a través de esa consulta, la sociedad vasca debería encontrar un consenso sobre el marco de convivencia y, por su puesto, se debería celebrar sin violencia.

DW-World: A diferencia de treguas anteriores de ETA, que acabaron fracasando, ¿cree LOKARRI que este alto el fuego dará lugar a una paz firme e irreversible?

Nosotros no creemos que el proceso iniciado sea irreversible, pero sí que tiene una difícil marcha atrás: el camino será difícil y encontrará obstáculos. No obstante, si ETA deja pasar este tren, contará con pocas posibilidades más para volver encontrar su hueco en la sociedad.