El Programa Mundial de Alimentos gana el Nobel de la Paz
9 de octubre de 2020
El Comité Nobel Noruego anunció en Oslo la concesión del galardón "por sus esfuerzos para combatir el hambre", especialmente "el uso del hambre como arma de guerra".
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Ante un público escaso a causa de la pandemia de COVID-19, la presidenta del Comité Nobel Noruego, Berit Reiss-Andersen, dio a conocer el premio al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones en la gran sala del Instituto Nobel de Oslo en torno a las 11:05 de este viernes (09.10.2020). El Programa expresó su "más profundo agradecimiento" y afirmó que "es un poderoso recordatorio para el mundo de que la paz y el hambre cero van de la mano".
El portavoz del Programa Mundial de Alimentos dijo que recibir el Nobel es "un momento de orgullo". "Parte de la belleza de las actividades del PMA se debe a que no solo aportamos alimento para hoy y mañana, sino que también le damos a la gente los conocimientos necesarios para satisfacer sus necesidades en los siguientes días", declaró a los medios Tomson Phiri en una rueda de prensa ordinaria en Ginebra, justo después de haber descubierto, en directo, que su organización había sido galardonada.
"La mayor organización humanitaria"
La agencia de la ONU merece el galardón "por sus esfuerzos para combatir el hambre, por su contribución a mejorar las condiciones de paz en las zonas afectadas por conflictos y por actuar como motor de los esfuerzos para prevenir el uso del hambre como arma de guerra y conflicto", dijo el Comité Nobel. Y agregó que con esta concesión "desea volver los ojos del mundo hacia los millones de personas que padecen o enfrentan la amenaza del hambre".
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) es la organización humanitaria más grande del mundo que se ocupa del hambre y promueve la seguridad alimentaria y en 2019 brindó asistencia a cerca de 100 millones de personas en 88 países, recordó la entidad noruega. Esta dijo también que, aun sin pandemia, el PMA hubiera merecido el premio, pero que especialmente con en la época del COVID-19 la necesidad de soluciones multilaterales a problemas como el hambre es "más evidente que nunca".
El PMA se autodefine como "la mayor organización humanitaria" en un mundo donde 690 millones de personas, es decir una de cada 11, sufrían en 2019 de manera crónica la falta de alimentos. Cifras que sin duda han empeorado este año debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
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Un galardón con muchos aspirantes
Este año se disputaban el preciado galardón 211 individuos y 107 organizaciones. Sin embargo, la composición de la lista de candidaturas es secreta. Aún así, los analistas consideraban posible que los Premios Nobel distinguieran a alguna persona o institución relacionada con la libertad de prens, con la lucha contra el cambio climático o con la salud.
Así que se barajaban como favoritos desde organizaciones como Reporteros sin Fronteras o el Comité para la Protección de los Periodistas, pasando por la propia Organización Mundial de la Salud, hasta personalidades como la joven activista sueca Greta Thunberg.
Otros nombres que se barajan para suceder en el palmarés al primer ministro etíope Abiy Ahmed, galardonado el año pasado por su acercamiento a Eritrea en pos de la paz, son el de la negociadora y activista por los derechos de las mujeres Fawzia Koofi, de Afganistán; la ONU y su secretario general, Antonio Guterres; la canciller alemana, Angela Merkel, o el icono de la revolución sudanesa Alaa Salah.
Entre las candidaturas conocidas o supuestas, pues fueron anunciadas por sus "padrinos", se encontraban también el pueblo de Hong Kong, el profesor universitario uigur Ilham Tohti, la OTAN, el cacique brasileño Raoni Metuktire y el trío formado por Julian Assange, Edward Snowden y Chelsea Manning.
lgc (afp/efe/nobelprize.org)
El Premio Nobel no hace la paz
De Arafat a Abiy Ahmed: no pocos ganadores del Premio Nobel de la Paz han desatado olas de críticos. En DW, algunas de las decisiones más polémicas desde 1901.
Imagen: AFP/E. Soteras
Pioneros de la polémica
Ya en 1901, cuando el Premio Nobel de la Paz se otorgó por primera vez, la Comisión Nobel no apoyó unánimente la decisión de entregarlo al suizo Henry Dunant (izq.) y al francés Frédéric Passy. Dunant fundó la Cruz Roja Internacional. Junto con Passy, se les considera iniciadores de la Primera Convención de Ginebra. Se debatió si, al hacer "más humanas" las guerras, las volvían "más aceptables".
Imagen: public domain
Beligerante pacificador
El presidente número 26 de EE. UU., Theodore Roosevelt, nunca fue considerado un pacifista por su participación en la guerra hispanoamericana. Ayudó a los cubanos a liberarse del colonialismo español, pero pronto las tropas estadounidenses llegaron a garantizar su control en la isla. Recibió el premio, en 1906, por otra razón: sus esfuerzos de paz en la guerra ruso-japonesa.
Imagen: Getty Images
Pacificador racista
Woodrow Wilson, el presidente número 28 de EE. UU., también recibió el premio "por sus contribuciones al fin de la Primera Guerra Mundial y a la fundación de la Liga de las Naciones", considerada precursora indirecta de la ONU. A nivel nacional, no era conocido como defensor de la comprensión internacional: propagó la superioridad de la raza blanca, defendiendo la esclavitud y al Ku Klux Klan.
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Premio sin paz
El secretario de Estado de EE. UU., Henry Kissinger (izq.), y el jefe de acción militar vietnamita Le Duc Tho (der.), fueron claves para el fin de la guerra en Vietnam, con los acuerdos de paz de 1973, en París. Pero el norvietnamita Le Duc Tho no aceptó el premio, porque todavía no había paz en su país: las últimas bombas en Vietnam, Laos y Camboya cayeron solo dos años después.
Imagen: picture-alliance/M.Lipchitz
Golpista y Nobel de la Paz
Con el Acuerdo de Camp David, el presidente de Egipto, Anwar al-Sadat (izq.), y el primer ministro de Israel, Menachem Begin (der.), consiguieron la paz entre sus países en 1978, con mediación del entonces presidente de EE. UU., Jimmy Carter (c.). Ese año, Sadat y Begin fueron premiados, con revuelo: Sadat era considerado corresponsable del golpe militar contra el rey Faruq, en 1952.
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Fuerza de paz, entre innacción y abusos
Los cascos azules luchan por la paz en nombre de Naciones Unidas. Fueron galardonados con el Premio Nobel de 1988. Más tarde, estas fuerzas de paz permanecieron inactivas ante el genocidio en Ruanda (1994), así como en la ciudad serbia de Srebrenica (1995). Desde entonces, ha habido repetidos informes de cascos azules que se convirtieron en perpetradores por violar a mujeres o abusar de niños.
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Ángel caído
Cuando recibió el Nobel de la Paz en 1991, Aung San Suu Kyi era una luminaria: había luchado sin violencia por la democracia en su país natal, Myanmar. Sin embargo, en la década de 2010, perdió prestigio: fue acusada de no proteger contra el genocidio a la minoría musulmana rohinyá, en 2017. Aunque no se le había permitido hacerse con el poder, su partido tenía la mayoría en el Parlamento.
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Hombre de dos caras
Aunque fue considerado un defensor del apartheid antes de ser presidente de Sudáfrica, Frederik Willem de Klerk fue esencial en la abolición de la segregación racial en su país. Liberó a Nelson Mandela y otros políticos del ANC de su encarcelamiento, hizo campaña por la libertad de prensa y derogó las leyes del apartheid. En 1993, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz junto con Mandela.
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Exterrorista Nobel de la Paz
En 1994 hubo un gran escándalo: El jefe de la OLP, Yasser Arafat (izq.), el primer ministro israelí Isaac Rabin (der.) y su ministro de Exteriores Shimon Peres (c.) recibieron el premio por sus esfuerzos de paz en el Medio Oriente. Luego, un político noruego renunció al Comité Nobel, por considerar a Arafat, como cofundador de Fatah, un "laureado indigno", corresponsable de ataques terroristas.
Imagen: Getty Images
Nobel impotente
En 2001, la ONU y su entonces secretario general, Kofi Annan, fueron honrados "por su compromiso con un mundo mejor organizado y pacífico". Los críticos ven en la ONU un tigre sin dientes, por su permanente bloqueo en el Consejo de Seguridad. Y Annan cometió serios errores como jefe de los cascos azules, durante el genocidio en Ruanda. "Debería haber hecho más", dijo el propio Annan en 2004.
Imagen: Reuters
Entre la esperanza y los drones
Barack Obama había sido presidente de EE. UU. por nueve meses al recibir el premio. La razón: sus "esfuerzos extraordinarios para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos". Los críticos consideraron que era demasiado temprano. Más tarde, Obama ordenó ataques con aviones no tripulados, muy controvertidos, según el derecho internacional, matando a cientos de civiles.
Imagen: Reuters/C. Barria
Fortaleza y refugio
En 2012, la Unión Europea recibió el Nobel por "promover la paz y la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa". Pero su trato a los refugiados es considerado por muchos como inhumano: sus críticos se quejan de campamentos superpoblados, de vallas fronterizas, de falta de solidaridad y de la retirada completa del servicio de rescate marítimo en el Mediterráneo.
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Un poco de paz
Sin dudas, Abiy Ahmed ha movido montañas desde que se convirtió en primer ministro de Etiopía, en 2018. Especialmente, en relación con la disputa fronteriza con la vecina Eritrea, incluido el acercamiento diplomático y la apertura de la frontera. Pero el proceso de paz se detuvo hace tiempo, y aunque Abiy disfruta de la fama del Nobel, Isaías Afewerki sigue gobernando Eritrea con mano de hierro.