El acuario Sealife, en la ciudad de Oberhausen, en la parte occidental de Alemania, se convirtió en la meca de periodistas de todo el mundo debido a la popularidad del oráculo alemán. Su habilidad para predecir el desenlace de los partidos le cosecharon veneración y odio. El pulpo adivino era reclamado vivo o muerto por los centros de apuestas en todo el mundo y los cocineros argentinos, alemanes y españoles refrescaron y reinventaron las recetas con pulpo.

Con la muerte del Pulpo Paul hace tres meses la ciudad de Oberhausen lamentó la pérdida de uno de sus hijos más ilustres, que consideraba como propio, pese a que el octópodo era de origen inglés. No faltó quien reclamara su cadáver. La Confederación Alemana de Fútbol (DFB) hizo una petición formal al acuario, al igual que el plastificador de cadáveres Günther von Hagens. Pero ni el acuario ni la ciudad aceptaron deprenderse de su inolvidable morador. Su cuerpo estuvo congelado en un refrigerador antes de ser cremado hace unos días.

Homenaje póstumo

Este jueves (20.01.2011) el acuario rindió un último homenaje a su célebre habitante con la develación de una estatua de dos metros de altura que muestra al Pulpo Paul posando sus tentáculos alrededor de una pelota de fútbol. En el corazón del monumento se encuentra una urna dorada con forma de pulpo que contiene las cenizas del "Rey del Fútbol". “Es una forma inusual de rendir homenaje a un héroe animal, pero se trata de uno muy especial que emocionó a millones de personas en todo el mundo y por eso pensamos que se merecía un monumento como éste”, dijo Tanja Münzig, portavoz del acuario.

“Tras su muerte, los fans de todo el mundo querían un monumento grande”, dijo por su parte el director del acuario, Stefan Porwoll, aludiendo a las dimensiones de la llamada “Esquina de Paul”, donde pueden verse varios recortes ampliados de noticias sobre el pulpo, los contenedores originales utilizados para los vaticinios, así como numerosos regalos enviados por sus admiradores.

Un pulpo de dotes extraordinarias

El pulpo encantó a Alemania y luego al mundo entero al predecir acertadamente el desenlace de siete partidos que jugó la selección germana, así como el partido final que disputaron España y Holanda. El molusco era confrontado con dos contenedores idénticos arropados con las banderas respectivas de los equipos y elegía al abrir una de ellas y sacar un mejillón de su interior para comérselo. A veces tardaba en decidirse. El cefalópodo fue pensionado tras el mundial pese a las solicitudes de predicciones provenientes de todo el mundo.

Su sucesor, Paul II nada en el acuario de Oberhausen. Todavía son inciertas sus capacidades como adivinador, pero ya hay solicitudes con motivo del Mundial de Fútbol femenino que tendrá lugar este verano en Alemania.

Autora: Eva Usi

Editor: Pablo Kummetz