Durante mucho tiempo, se pensó que la enfermedad de las vacas locas era una cosa del pasado. Ahora la enfermedad ha reaparecido en Aberdeenshire, Escocia.
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Coloquialmente, la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) se conoce como la enfermedad de las vacas locas. Los animales afectados son inusualmente agresivos que se tambalean y caen constantemente porque ya no pueden controlar sus piernas.
La enfermedad es transmitida por proteínas infecciosas llamadas priones. El ganado adquiere esta enfermedad a través de la comida, especialmente de la harina de huesos (un sustrato para alimentación de las reses compuesto de carne y huesos). Alimento que se solía usar con mayor frecuencia, a pesar que estos animales son herbívoros.
La harina de huesos son los deshechos provenientes de la matanza del ganado vacuno y ovino. Aunque el patógeno responsable de la enfermedad aún no está claramente identificado, está claro que proteínas anormales desempeñan un papel clave en la proliferación de la EEB. Estas no pueden ser degradadas por el cuerpo. Por el contrario, estas se acumulan en el tejido del sistema nervioso central y lo dañan de forma constante. Se trata de una completa degeneración de las células nerviosas.
Fulminante e incurable
Esta enfermedad también puede transmitirse a los seres humanos, probablemente a través del consumo de carne infectada. En los humanos, esta forma de enfermedad cerebral se llama Creutzfeldt-Jakob. Esta solía aparecer muy a menudo en ciertas regiones donde se consumía mucha carne de oveja y donde el cerebro de este animal era considerado un manjar.
Esta es una enfermedad que se desarrolla muy rápido y que no tiene cura. Las víctimas necesitan atención médica porque la pérdida de todas las funciones cerebrales se produce en muy poco tiempo. Finalmente, esta enfermedad conduce inevitablemente a la muerte.
Primeros síntomas
Los primeros signos de que alguien tiene el síndrome de Creutzfeldt-Jakob son los trastornos de la memoria y la coordinación. A menudo se trata de cambios de personalidad. Los síntomas no se pueden tratar, ni en humanos ni en animales.
(em/jov)
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¿Cómo prevenir la demencia y el Alzheimer?
Las causas exactas del Alzheimer y la demencia aún no se conocen. Pero desde ya se sabe que a través del ejercicio, la alimentación saludable y el ejercicio mental se pueden prevenir en gran medida estas enfermedades.
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A bajar de peso
Quien tenga sobrepeso, definitivamente, debe hacer algo al respecto, sobre todo en su alimentación y ejercicio. Moverse no sólo ayuda a bajar esa grasa de más, sino que también mejora la circulación sanguínea y el metabolismo.
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Dieta mediterránea
Muchos estudios indican que una dieta saludable - rica en verduras, ensalada y grasas vegetales - tiene un efecto positivo en los vasos sanguíneos. Las personas que tienen un bajo riesgo de sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral también tienen un menor riesgo de demencia, así lo demuestran los estudios epidemiológicos.
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El deporte, una de las claves
El ejercicio físico no sólo mantiene los vasos sanguíneos en estado de alerta y, por consecuencia, es útil contra la demencia, sino que también ayuda directamente al cerebro: el cerebro controla finalmente el cuerpo - y se adapta a este. Además mejoran la capacidad de orientación y la memoria.
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Adiós al cigarro
Nunca antes había sido tan fácil dejar de fumar como hoy en día, pues casi en todas partes está prohibido en Alemania, y cada vez menos personas tocan un cigarrillo. Con ello, las ganas del fumador social es inferior. ¡La nicotina es una neurotoxina! Y si este argumento no es suficiente: fumar también aumenta el riesgo de trastornos circulatorios.
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El alcohol es puro veneno
También el alcohol es una neurotoxina: En gran cantidad daña directamente el cerebro. Así lo han confirmado diversos estudios.
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Actividad Mental
Cualquier forma de ejercicio mental mantiene el cerebro en actividad: esto no sólo implica resolver crucigramas o aprender algo de memoria. Mucho más importantes son los contactos sociales. Ellos también incentivan y ayudan a la memoria. Hay que mantener contacto con otras personas, estar ocupados y organizar diferentes actividades.
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Lo mejor: ¡bailar!
El baile mantiene joven y saludable; a través de la música, la compañía, el movimiento y el control del cuerpo. Con el fin de prevenir la demencia, probablemente no hay nada mejor que salir a bailar esporádicamente. Pero también aquí la medicina no garantiza un éxito de por vida: incluso los bailarines pueden llegar a la demencia con el tiempo. (ct)