El Diario de Hagen analiza: "El principal objetivo de Occidente en Afganistán era ponerle fin al régimen de terror instaurado por los talibanes. Y, al comienzo, la estrategia parecía estar surtiendo efecto. Pero esa esperanza se ha esfumado. Más bien parece que los terroristas han aprovechado el destierro para reorganizarse. Su red de operaciones está intacta. Ahora están de nuevo avanzando y sembrando el terror. Las unidades contrainsurgentes de Occidente y las tropas de paz ISAF no lo han podido impedir. Las últimas víctimas de los talibanes, todos trabajadores de una empresa alemana, son tristes muestras de este desarrollo en las montañas del Hindukusch".

Fusión alemana no es política

El diario económico Handelsblatt, de Düsseldorf anota: "La noticia de que el consorcio farmacéutico Merck comprará a su competidor alemán Schering puede interpretarse como un intento más de proteger la industria alemana. En ese caso, en Alemania surgiría un nuevo punto de cristalización. Eso es loable, aunque no nos gusta el término de "campeón mundial" utilizado por los proteccionistas que están a la avanzada en Europa. La fusión de Merck y Schering no se puede comparar con la planeada por las francesas Suez y Gaz de France que fue inducida por el gobierno de Paris. Lo que Merck busca es ganar reconocimiento mundial, mientras la fusión francesa lo que intenta es contrarrestar una compra desde el exterior".

El ego de algunos gerentes

El periódico Süddeutsche Zeitung acota: "A menudo, detrás de las grandes decisiones hay menos sano sentido económico y mucho de cosas humanas. El ego de los gerentes tiene mucho que ver en planes de mayor envergadura con los que no pocos empresarios quieren construirse un monumento".