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El renacimiento de los bienes comunes

Eva Mahnke / Carolina Salinas3 de julio de 2012

La premio Nobel Elinor Ostrom, recién fallecida, no se fiaba de las negociaciones sobre el clima que consideraba traerían serias consecuencias para el planeta. Su teoría de los bienes comunes apuesta por la racionalidad.

Las ovejas pastando son la metáfora de la explotación abusiva de los recursos en el debate científico.Imagen: ddp images/AP Photo/Uwe Lein

Imagine una exuberante pradera junto a un pueblo, donde todos campesinos hacen pastar a sus ovejas ya que la tierra pertenece a todos por igual. Los recursos compartidos, hoy también denominados "bienes comunes", son aquellos recursos que están a libre disposición de todos. Los bosques, las aguas subterráneas, las plantas medicinales silvestres o las existencias de peces, todos son parte de los diversos bienes comunes que están en peligro. El problema de estos recursos es que a menudo quienes los usan solamente piensan en su propio beneficio. De esta manera, a cada pastor le parece conveniente incrementar paulatinamente el tamaño de su ganado. Al poco tiempo, hay demasiadas ovejas pastando. Finalmente, el pastizal queda destruido para la desgracia de los pastores que solamente pensaron en su conveniencia.

La politóloga Elinor Ostrom fue una destacada investigadora del fenómeno de la explotación abusiva de los recursos que analizó exhaustivamente. Tanto la comunidad científica como la sociedad civil discuten hoy, con creciente entusiasmo, su punto de vista sobre los bienes comunes. Elinor Ostrom fue galardonada con el Premio Nobel de Economía en el año 2009 como reconocimiento a su larga trayectoria en el campo. Ella también tuvo una gran influencia sobre el debate acerca del más grande desafío colectivo: el cambio climático.

La "tragedia de los bienes comunes"

Para tener una mejor idea del impacto de las ideas de Elinor Ostrom tenemos que regresar al ejemplo de las ovejas. El biólogo Garret Hardin publicó en 1968 un estudio que tuvo gran influencia en toda una generación de sociólogos y economistas que grabaron la imagen del pastizal expuesto a la explotación abusiva. Según Garret Hardin, no importa si se trata de la explotación abusiva pesquera, la tala de bosques, o la explotación excesiva de la tierra como vertedero de basura, "el uso libre de los bienes comunes lleva a todos al borde del precipicio". El científico consideraba que la explotación abusiva de los recursos comunes es un patrón natural del comportamiento humano. Él denominó este fenómeno "la tragedia de los bienes comunes" y tildó al ser humano como egoísta sin remedio.

Los bienes comunes no necesariamente tienen que perecer trágicamente

A diferencia de muchos colegas científicos, Elinor Ostrom no se conformó con aceptar esta conclusión. Aunque no negó los casos de deforestación y de sobre-explotación de los terrenos, ella desafió presentó muchos contraejemplos de todo el mundo. En Nepal, por ejemplo, desde hace siglos los campesinos se ponen de acuerdo y comparten las escasas reservas de agua. Igualmente en Japón, durante siglos los campesinos cultivaron conjuntamente los campos públicos, trabajaron juntos en la cosecha y la repartieron equitativamente entre ellos.

En uno de sus innumerables libros, Elinor Ostrom describió su programa de investigación de la siguiente manera: "En vez de asumir que las personas que comparten un bien común están irremediablemente atrapadas en una trampa de la que no se pueden escapar, quiero mostrar que la capacidad de las personas de superar este dilema depende en gran parte de las circunstancias". Según la analista, los seres humanos no actúan necesariamente como ciegos egoístas que provocan su propia desgracia; por el contrario, son capaces de comunicarse, de establecer reglas por su cuenta y de vigilar su cumplimiento. Los bienes comunes no necesariamente tienen que perecer trágicamente. Elinor Ostrom confiaba en la capacidad de razonamiento del ser humano.

El cambio climático es "el dilema más grande de la humanidad"

Sin embargo, tomando en cuenta el cambio climático, ¿qué trascendencia tienen los ejemplos optimistas de Elinor Ostrom? La atmósfera es también un recurso común a libre disposición de todos. La contaminación excesiva de la atmósfera se puede prevenir reduciendo la cantidad de emisiones. Cuando se trata de la gestión de este valioso recurso hasta ahora el egoísmo de las instituciones privadas y estatales predomina. La premio Nobel también reconoce que "el cambio climático es tal vez el dilema más grande que la humanidad jamás haya enfrentado conscientemente".

¿Cuál es su recomendación ante este dilema? La lista de casos de Elinor Ostrum solamente "demuestra" que las personas son capaces de cooperar en pequeñas comunidades. Sin embargo, la protección de la atmósfera como bien común global se plantea a una escala mucho mayor que el área de influencia de un pueblo o una región. Para evitar la trágica destrucción de la atmósfera ¿tenemos entonces que esperar hasta que la humanidad se ponga de acuerdo en que es una comunidad global?

En su ensayo publicado el año pasado "Actuar en vez de esperar", Elinor Ostrom advierte que no necesariamente tiene que ser así, "En vista del fracaso de más de una década de negociaciones sobre un tratado para la reducción de emisiones a nivel mundial que sea eficaz, justo y ejecutable, continuar esperando podría hacer del desenlace trágico algo inevitable".

Poner en marcha un proceso de aprendizaje y experimentación

Elinor Ostrom exigía que en vez de quedarse paralizados observando las negociaciones sobre el clima, principalmente las regiones, las comunidades, las empresas y los grupos individuales deberían empezar a actuar ahora mismo. La especialista los consideraba capaces de reconocer el problema de contaminación atmosférica y de elaborar reglas, dentro de su ámbito, para lograr un estilo de vida respetuoso del clima. Eso no quiere decir que un tratado global sobre el clima deje de ser indispensable. Pero, según Elinor Ostrom, la protección del clima se tiene que llevar a cabo en diferentes niveles para así poner en marcha un "proceso de aprendizaje y experimentación".


Las ideas de Elinor Ostrom perviven aún después de su muerte. Investigadores como Ottmar Edenhofer, economista en jefe del Instituto para la Investigación del Impacto Climático de Potsdam (PIK) hacen referencia al trabajo de Elinor Ostrom. En el análisis titulado "¿A quién le pertenece la atmósfera?", el especialista de Potsdam enfatiza que es absolutamente indispensable implementar medidas de protección del clima tanto a nivel local como regional. Desde hace algunos años, las personas ya están tomando conciencia de la importancia de los recursos gestionados a nivel comunitario. Se están haciendo cargo del cambio, tal es el caso por ejemplo de las instalaciones solares gestionadas por los propios ciudadanos, el movimiento de las huertas urbanas comunitarias que apunta hacia un abastecimiento alimentario regional y bajo en emisiones, y la creciente tendencia a tomar parte activa en el abastecimiento público de energía.

Brian Davey, investigador comprometido con los bienes comunes a través del movimiento de las huertas urbanas, sostiene al respecto que "es la gran oportunidad de incentivar a las personas a que colaboren mutuamente y compartan los recursos disponibles". Recordar a las personas que sí son capaces de hacerlo, es el mérito de Elinor Ostrom.

Autora: Eva Mahnke / Carolina Salinas
Editora: Emilia Rojas-Sasse

En las huertas urbanas, las personas recuerdan su habilidad de gestionar conjuntamente los recursos compartidos.Imagen: DW
Para Elinor Ostrom, la instalación solar privada es tan importante como los tratados internacionales de protección del clima.Imagen: KfW-Bildarchiv / Fotograf: Thomas Klewar
La politóloga Elinor Ostrom fue una destacada investigadora del fenómeno de la explotación excesiva de los recursos.Imagen: ddp images/AP Photo/AJ Mast
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