Orreaga Oskotz demanda justicia para las víctimas de la Guerra Civil española. Miles de republicanos, izquierdistas, demócratas y nacionalistas fueron ejecutados sumariamente por el bando de Francisco Franco y enterrados sin huella. Nunca recibieron sepultura digna, ni siquiera tras el final de la dictadura franquista. Tras las ejecuciones, un silencio de décadas. Orreaga Oskotz quiere acabar con el silencio, empezando por su propia familia. Con un trabajo detectivesco de varios años ha intentado esclarecer las circunstancias de la muerte de su abuelo. Está convencida de haber dado con el lugar donde lo enterraron sus verdugos: una finca agrícola en las afueras de su ciudad, Pamplona. Quiere desenterrar los restos con ayuda de una ONG. 80 años después del golpe de Estado fascista que desencadenó la Guerra Civil, su abuelo podría recibir un entierro digno.