'Robinson Crusoe' italiano deja la isla en que vivió 32 años
27 de abril de 2021
Mauro Morandi había llegado a la inhóspita isla de Budelli por casualidad en 1989. El italiano se enteró que el guardia de la isla abandonaría su puesto, por lo que tomó la decisión de ocupar su lugar y vivir ahí solo.
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Mauro Morandi vive sólo desde hace 32 años en la pequeña isla de Budelli, un paraíso deshabitado, parque natural de la región italiana de Cerdeña del que se había convertido en su guardián, pero por sorpresa anunció el lunes (26.04.2021) en su página Facebook que se va: "Me he hartado, me marcho".
Este ermitaño de 82 años, al que conocen como el 'Robison Crusoe' italiano, había llegado por casualidad a esta isla incontaminada del parque del archipiélago de la Magdalena en 1989, mientras intentaba llegar por mar desde Italia a la Polinesia.
El exprofesor de educación física de Módena (norte) compró un catamarán con unos amigos y su pareja con el objetivo de navegar hasta la Polinesia. El grupo pasó por el archipiélago de Cerdeña y, tras descubrir por casualidad que el entonces encargado de cuidar Budelli estaba a punto de irse, Morandi ocupó su lugar y se instaló allí, en completa soledad.
Con una superficie de unos 1,6 kilómetros cuadrados, la isla es considerada una de las más bellas y salvajes del Mediterráneo, conocida sobre todo por su playa Rosa, formada por diminutos fragmentos de coral y conchas que le dan este color y a la que se puede acceder solamente con permiso.
Las autoridades no querían que siguiera en la isla
Durante todos estos años las autoridades de Cerdeña habían intentado desalojar a Morandi, que no tenía los permisos para vivir allí, pero lo evitaron el clamor popular y su labor: la de alejar a los turistas de sus aguas protegidas, vigilar que no hubiera incendios y limpiar las playas de residuos.
Hasta este lunes, cuando con una publicación en su perfil de Facebook, que ha utilizado durante estos años para compartir fotos de las maravillas de la isla, anunció: "Llevo 20 años luchando contra los que me quieren echar, aunque apoyado, psicológicamente y no solo por Budelli, sino por todos los que me animan, ahora me he hartado de verdad y me voy".
Hace tres años el Parque Nacional de la Magdalena (al que pertenece Budelli) había decidido el "desalojo" de la propiedad ocupada por Morandi. Ahora este eremita explica que deja la casa porque le han comunicado que tienen que hacer obras en esta vivienda, entre ellas eliminar el amianto, y que se ha cansado de luchar.
Hasta ahora vivía sin radio, ni televisión, pero usaba la conexión a internet y las redes sociales para documentar las bellezas de su isla y explicar que pasaba mucho tiempo "recuperando los muchos residuos que vienen del mar".
Morandi ya no quiere estar solo
Para él, el confinamiento por la pandemia que se vive aún en Cerdeña no ha sido duro. "Yo he estado siempre solo, el año pasado no vi a nadie durante seis meses", explicó a los medios italianos, aunque confesó que ahora "se tendrá que vacunar" ya que se encontrará con otras personas.
Para el "Robinson Crusoe italiano", los años empiezan a pesar después de haber sufrido "un frío invierno" y la "rotura del frigorífico desde hace meses".
También confiesa que en su decisión le ha empujado que ha conocido a una persona, de la que cree que se ha enamorado, y que ya ha alquilado una casa en La Magdalena para quizá, "empezar una vida juntos" y no volver a estar solo.
JU (efe, dpa)
Mallorca, el paraíso vacacional de los alemanes
Incluso en época de coronavirus, Mallorca sigue siendo uno de los principales destinos turísticos de Europa. A los alemanes este lugar les resulta especialmente atractivo. ¿Por qué?
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No puede haber mejores vacaciones que éstas
Quinientos kilómetros de costa, bahías apacibles como Cala Formentor (en la foto) y temperaturas cálidas incluso en otoño, hacen de la mayor de las Baleares un lugar ideal para pasar las vacaciones. Viajeros solitarios, grupales o celebridades, para todos hay espacio en Mallorca. Y está al alcance de la mano a buen precio: desde Frankfurt se llega a esta isla en solo dos horas y media.
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Cómo comenzó todo
En 1833, se estableció un servicio regular de ferry entre Barcelona y Mallorca. Pero fueron unos amantes los que hicieron de la isla un destino apetecido. La escritora George Sand y el pianista Frédéric Chopin pasaron el invierno de 1838/1839 en un monasterio de Valldemossa (en la foto). La novela "Spiridión" fue escrita allí y su descripción de la isla desencadenó el primer boom turístico.
Los primeros turistas de comienzos del siglo XX llegaban principalmente de España y Reino Unido, buscando naturaleza y romance. La mayoría de las playas de Mallorca siguen sin ser explotadas a cabalidad, como estas de Calvià y Alcúdia (en la foto). En 1935, el clima templado atrajo a 50.000 turistas, en 1950, ya eran 100.000 y, en 1960, llegaron al millón.
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Auge de vacaciones junto al mar
En la década de 1960, el turismo empezó a crecer velozmente. A lo largo de la costa aparecieron hoteles y pioneros de la venta de viajes, como Neckermann y Dr. Tigges, que invirtieron con prontitud. Los alemanes querían vacaciones asequibles y tranquilas, que es lo que obtuvieron en Mallorca. El pequeño pueblo de El Arenal, a 20 kilómetros de la capital, Palma, pronto se volvió irreconocible.
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La zona de fiestas
A comienzos de los 80, El Arenal era el centro de reunión de los veraneantes. Además de alemanes, británicos y escandinavos llegaban al lugar a celebrar fiestas. El "Ballermann 6" rápidamente se volvió un punto de encuentro para las orgías alcohólicas. La palabra es una alteración alemana de "Balnearia", nombre de los puestos de playa, que se instalan cada 500 metros y están numerados del 1 al 15.
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Palma: cultura con playas
La catedral es uno de los puntos de referencia de la capital de la isla, Palma, y también uno de sus lugares más visitados. Hasta la crisis del coronavirus, los 400.000 habitantes de la ciudad luchaban contra el exceso de turistas. Esto, por los cruceros que atracan y llenan las calles del casco antiguo con miles de visitantes. En 2019, más de 7 millones de personas pasaron una noche en Mallorca.
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El espectacular almendro en flor
La primavera y la temporada baja comienza en Mallorca con el florecimiento de los almendros. Los primeros turistas disfrutan de una atmósfera aún plácida en la isla, donde pueden gozar a sus anchas de pintorescas localidades y villas del interior, además de variada naturaleza. Más de un tercio de la isla son zonas naturales protegidas.
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El llamado de la montaña
Aquellos que aman los desafíos deportivos se dirigen sin titubear a las montañas Tramuntana, donde las alturas -que suelen superar 1.000 metros- cubren amplias zonas del norte y este de la isla. Los ciclistas de montaña pueden encontrar senderos impresionantes, como el de Cap Formentor. Los excursionistas pueden tomar el tramo GR 221 y los ciclistas de carrera, los serpenteantes pasos montañosos.
En el agua se pueden vivir grandes experiencias. Al menos en Mallorca. Aquellos que no se pueden permitir el lujo de un yate, al menos podrán disfrutar de la belleza de puertos pesqueros como Cala Figuera, Porto Colom o Port Sollér. Antiguamente, a través del puerto de Sóller, las naranjas cultivadas en las montañas mallorquinas eran enviadas a Francia.
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Las fincas, una alternativa a los hoteles abarrotados
Los que deseen escapar del ajetreo y el bullicio de las playas pueden encontrar espacio en una finca, que suelen contar con todas las comodidades del caso. Acá, la relajación está garantizada. No importa si eres amante del sol, de las fiestas, buscador de paz o un vacaconista hiperactivo. En Mallorca hay espacio para todos. Cuatro millones de alemanes al año no pueden estar tan equivocados.(dz/vt)