A casi tres décadas de la firma de los Acuerdos de Paz, en El Salvador persisten las causas que generaron la guerra y surgen nuevas “señales de un autoritarismo” apoyado por el cuerpo castrense, según analistas.
Publicidad
El Salvador conmemora este 16 de enero un aniversario más de la firma de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a doce años de guerra que enfrentó militarmente a la otrora guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) con las Fuerzas Armadas de El Salvador (FAES).
El conflicto -que explotó en 1980 y finalizó en 1992- dejó miles de muertes y desapariciones de civiles, reportes de torturas y que el nombre de esta nación centroamericana estuviera ligado a la de masacres como las de El Mozote, Sumpul y la de los mártires de la UCA.
"El objetivo de ponerle fin al conflicto se logró y el diálogo entre las fuerzas en pugna fue un ejemplo”, dice a DW el director de Estudios Legales de la conservadora Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), Javier Castro. Por su parte, el director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (IDHUCA), el jesuita José María Tojeira, concuerda que en 28 años "no se puede negar que ha habido un avance en la organización democrática de El Salvador”.
Los Acuerdos de Paz -firmados en el mexicano Castillo de Chapultepec- incluyeron reformas a la FAES para desligarla de la seguridad ciudadana y la creación de la Policía Nacional Civil (PNC). Además, se fortaleció la independencia del Órgano Judicial y de la Fiscalía General de la República (FGR). Asimismo, el FMLN dejó las armas y se convirtió en un partido político que logró ganar dos veces la Presidencia de la República, primero con Mauricio Funes y luego con Salvador Sánchez Cerén.
"Se creó todo un andamiaje institucional alrededor de los derechos de los ciudadanos. Donde fallamos es en la aplicación de las leyes por parte de esas instituciones”, declara Castro. "El Estado no está dando un servicio de calidad en cuanto al desempeño de sus funciones. Ahora, por ejemplo, estamos viendo escándalos de servidores públicos por nepotismo, clientelismo político y plazas fantasmas”, agrega el representante de FUSADES.
Tojeira explica a DW que aunque hay signos de "una democracia más estable”, el problema es que "hay instituciones relativamente buenas, pero se pone al frente de ellas a personas que no son las adecuadas”. El director del IDHUCA incluye, dentro de los organismos deficientes, a la Fiscalía General, porque "todavía es demasiado centralizada, autoritaria y, como es elegida por los partidos políticos, es, con frecuencia, demasiado politizada y al servicio de quien tiene el Ejecutivo”.
Las causas del conflicto siguen presentes
"Los Acuerdos de Paz ayudaron a resolver el camino a la democracia formal, pero no incidieron en las condiciones económicas y sociales del país. La guerra fue causada por dos factores: la lucha contra el autoritarismo militar y por una reivindicación dada la pobreza existente. Este último punto no ha sido tocado y ha generado otro tipo de violencia”, asegura Tojeira.
Castro acepta que "tenemos problemas en el país que debemos atender y en lo que se falla es en el seguimiento de muchos de los puntos de los Acuerdos que tenían que tratarse. Hubo una desconexión entre las necesidades de los ciudadanos y las respuestas que daban los gobernantes y los actores políticos”.
Por otra parte, ambos analistas expresan preocupación por una serie de decisiones del actual presidente, Nayib Bukele, que denotan "señales de autoritarismo”. Allí se incluyen la restricción de la libertad de expresión de la prensa y de activistas, así como del progresivo uso de la FAES en la lucha contra el crimen organizado.
Tojeira señala el peligro del "respaldo creciente a los militares” en acciones y financiamiento castrense para tareas de seguridad pública.Además, "el presidente Bukele llegó a decir que si no descendían los homicidios, les iba a quitar las medicinas a los enfermos de las cárceles. Eso es intolerable desde el campo de los derechos humanos, porque los que están presos no están matando afuera”, afirma el jesuita.
"Sí hemos tenido problemas muy serios de seguridad ciudadana y los seguimos teniendo. El punto es que la Constitución establece requisitos para la intervención de la FAES, pero no se han cumplido. Simplemente el decreto para su participación en la administración de seguridad pública se ha ido prorrogando desde 2009, con lo que la excepción se ha convertido en la regla, lo que no quiere decir que no sea justificable”, asegura Castro.
En tanto, el Congreso salvadoreño debate la Ley de Reconciliación, un nuevo decreto que brindaría base legal ante las violaciones de derechos humanos cometidas durante el conflicto. Mientras el Parlamento discute, dos firmantes de los Acuerdos de Paz y expresidentes de El Salvador son señalados por víctimas de la guerra que les denuncian como sus agresores. (dz)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |
Óscar Romero, el santo de los pobres y las víctimas de la violencia en América Latina
El salvadoreño Óscar Romero, asesinado en 1980, fue canonizado en octubre de 2018 en El Vaticano. Romero es un ícono de la teología de la liberación, insultada como “comunista”, pero movida por el servicio a los pobres.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Lo mataron, pero no pudieron callar sus denuncias
Romero, beatificado en 2015, denunciaba en sus homilías los ataques de los cuerpos de seguridad contra la población civil. Fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un escuadrón de la extrema derecha mientras oficiaba misa en el hospital Divina Providencia de San Salvador, en días previos al estallido de la guerra civil (1980-1992). Su muerte no acalló las denuncias, las hizo más fuertes.
Imagen: Adveniat
Naciones Unidas: "Día Internacional del Derecho a la Verdad"
En El Salvador, Óscar Arnulfo Romero es venerado como héroe nacional y paladín de la paz y la Justicia. En 2011, el entonces presidente estadounidense Barack Obama se arrodilló ante la tumba del "obispo de los pobres". La ONU declaró el 24 de marzo, fecha del asesinato de Romero, como "Día Internacional del Derecho a la Verdad".
Imagen: Getty Images/Bettmann Archive
El Vaticano dejó de verlo como a un “comunista”
Tras el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, a fines de 2014, Francisco emitió una señal de reconciliación: monseñor Romero dejó de ser considerado un “revolucionario” o “comunista” y pasó a ser visto como un adalid de los derechos humanos. “También alguien que defiende a los pobres con su vida es un santo”, comentó en esa ocasión el teólogo de la liberación Leonardo Boff a DW.
Imagen: Museo de la Palabra y la Imagen, El Salvador
El mensaje de Romero sigue calando
Con Óscar Romero “pasa una cosa curiosa, y es que cuanto más tiempo transcurre, más gente se entusiasma con él, más gente lo sigue, lo ama, se emociona con su historia, con su figura”, decía el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa. En toda Centroamérica Romero ya es visto como “un santo de las Américas”.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Un mensaje irrefutable: “La Iglesia tiene que vivir para los pobres”
También en Alemania dejó sus huellas, inspirando la creación de organizaciones como la Iniciativa Cristiana Romero (ICR). “Es un ejemplo de solidaridad con los pobres. Ser solidario con los pobres significa darles una voz y apoyar las demandas de los países del sur”, explica a DW Anne Nibbenhagen, de la asociación civil alemana Iniciativa Cristiana Romero.
Imagen: Adveniat
Peregrinos, prelados y juventud
Miles de salvadoreños viajaron al Vaticano para presenciar el acto de canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero. El beato Romero fue canonizado junto a Pablo VI durante un Sínodo de Obispos.
Imagen: Adveniat
Reconciliando a la sociedad
Óscar Romero ha sido una figura reconciliadora de la sociedad salvadoreña. Por un lado, Anne Nibbenhagen, de la Iniciativa Cristiana Romero (ICR), celebra la decisión del Vaticano de canonizar al arzobispo. Por otro, teme que al presentar a Romero como el santo "unificador", se acabe la cuestión de la culpabilidad, en lugar de seguir investigando a los responsables de la violencia y sus causas.
Imagen: Adveniat
Una historia de impunidad
Una Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas ha señalado como autor intelectual del asesinato al fundador del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto D'Aubuisson. No obstante, la Ley de Amnistía, aprobada en 1993, ha impedido que sea juzgado por el crimen. Romero representa a las más de 70.000 víctimas de la guerra civil salvadoreña.
Imagen: Adveniat
Difamaciones en El Salvador, ataques desde El Vaticano
“Él no quería ser político, no le interesaban las ideologías. Solo quería acabar con la violencia y abogar por la justicia. Un mensaje muy actual”, dice el biógrafo Giuseppe Morozzo Della Rocca. “Romero fue difamado como "suversivo" por la oligarquía salvadoreña que informaba a Roma. El prefecto de la Congregación de la época, el cardenal Sebastiano Baggio, lo atacó hasta su asesinato en 1980.
Imagen: picture-alliance
Morir, para convertirse en semilla
Óscar Romero fue asesinado a tiros en el altar, por orden de poderosos políticos. Un crimen que antecedió a la guerra civil entre fuerzas de seguridad, escuadrones de la muerte de ultraderecha y grupos guerrilleros de izquierda. Romero sabía del peligro. Justo antes de su muerte había dicho en su sermón: “El que no asume los peligros de la vida, como la historia nos exige, perderá la vida”.
Imagen: Adveniat
Saludo del Papa, impulsor de la canonización
"A los jóvenes reunidos en días felices por la canonización de monseñor Romero, un saludo grande y mi bendición. Y por favor no se olviden de rezar por mí", pide Francisco. La petición del Papa permite intuir las grandes dificultades para lograr la canonización de un religioso como Romero, cuya misión por los pobres generó un fuerte rechazo en las más altas esferas de la jerarquía católica.
Imagen: pictrue-alliance/dpa/AP/M. Kulbis
Origen modesto
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez había nacido en Ciudad Barrios (El Salvador) el 15 de agosto de 1917 y fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador. Su padre se llamaba Santos y su madre Guadalupe. Una familia modesta. Su padre era telegrafista; su madre ama de casa. Romero vivió la II Guerra Mundial. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942. En la imagen, su tumba en San Salvador.