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Estado de derechoEl Salvador

El Salvador de Bukele: fantasía utópica, censura y represión

16 de julio de 2025

La deriva autoritaria en El Salvador plantea interrogantes sobre el respaldo de la población a Nayib Bukele. Aquí, expertos dan respuestas a la compleja situación.

Elecciones en El Salvador en 2024: un afiche gigante de Nayib Bukele.
Bukele mantiene su imagen de presidente "cool" y "enviado por Dios" para salvar a su país, dijeron expertos a DW, en lo que es una fantasía utópica en una sociedad descreída de la política.Imagen: Salvador Melendez/AP/picture alliance/dpa

Las noticias que llegan desde El Salvador, gobernado por Nayib Bukele, plantean grandes interrogantes. Por un lado, importantes organizaciones no gubernamentales denuncian violaciones de los derechos humanos, el desmantelamiento de las instituciones democráticas, la reducción cada vez mayor del espacio público y el cercenamiento de la libertad de prensa y de expresión. Decenas de periodistas han tenido que exiliarse por ser críticos del gobierno, 40 de ellos solo en junio de 2025.

Por el otro lado, como consecuencia de las medidas de Bukele, se registra una reducción drástica de la violencia y los homicidios cometidos por pandillas, lo que va acompañado de detenciones arbitrarias, abusos en las cárceles y juicios sin garantías.

Un fallo de la Corte Suprema de 2021, con jueces cercanos a Bukele gracias a una reforma hecha por la Asamblea Legislativa, permitió que el presidente ganara un segundo mandato en febrero de 2025, transgrediendo así las normas constitucionales que prohíben una reelección inmediata.

Periodistas salvadoreños entrevistados por DW analizaron este panorama y respondieron a por qué, a pesar de todo, un gran sector de la sociedad de El Salvador sigue apoyando a Nayib Bukele.

Prisioneros, entre ellos, supuestos miembros de pandillas, en la cárcel de máxima seguridad CECOT, en El Salvador.Imagen: MARVIN RECINOS/AFP/Getty Images

Explicar la contradicción salvadoreña

La sociedad salvadoreña se mueve en burbujas de información muy contradictorias entre sí. A pesar del autoritarismo creciente, la gente piensa que está viviendo en democracia.

Bukele ha apostado a la comunicación como su gran herramienta de control político, explican los expertos. La "relación de seducción” que construyó se basa en al menos cuatro elementos: Bukele es, según el discurso oficial, un joven puro, un Jesús enviado por Dios para salvar a la sociedad salvadoreña de la violencia y el caos que sufre desde la firma de los acuerdos de paz.

Ese discurso religioso ha sido muy consecuente y ha permeado a la sociedad de El Salvador, profundamente creyente. Además, con una religiosidad muy pentecostal, es decir, apelando intensivamente a las emociones.

Otro de los aspectos es la recuperación de la arraigada narrativa militarista, dicen los analistas, con alusiones a los héroes de la patria, a un supuesto patriotismo. Y sus concesiones al Ejército hacen que pueda mantenerse en el poder, subrayan.

Asimismo, de modo similar a gobiernos con modelos populistas ultra neoliberales de derecha y de mano dura, como, por ejemplo, el de Javier Milei en Argentina, indican, Bukele recurre a una narrativa pop, y ya no se dirige a ciudadanos, sino a fans, a través de youtubers influyentes, como el influencer mexicano Luisito Comunica, o de figuras del espectáculo, como el rapero puertorriqueño Residente, de Calle 13, clave para su estrategia.

Bukele asume el poder por segunda vez en El Salvador en 2024.Imagen: Marvin Recinos/AFP/Getty Images

Los expertos sostienen que se trata de un autoritarismo se vende con el discurso de "no ser de izquierda ni de derecha, porque eso es el pasado”. Esa narrativa distractoria y confusa, que pretende ser disruptiva, promete una nueva política, llegada de lo divino, pura y sin corrupción: "Soy simplemente una persona cool que quiere que su nación progrese”, sería el lema. Un modelo de extrema derecha que va de la mano con el proyecto MAGA de Donald Trump, por ejemplo. Un factor fundamental es el silenciamiento de la oposición.

Por otra parte, la imagen de Bukele como gobernante aceptado por las masas, impulsada, entre otras, por encuestadoras como Gallup, aseguran, es un hecho ficticio, sin fundamento, parte de la estrategia para mantenerlo en el poder.

Pobreza y recortes en educación y salud

En la economía de 6,3 millones de habitantes, que depende del comercio con EE. UU. y las remesas, el producto interno bruto (PIB) creció a una tasa anual promedio del 2,1 % entre 2000 y 2023, según el Banco Mundial.

Sin embargo, y a pesar del aumento de la confianza de los mercados por las medidas de Bukele, la pobreza aumentó de 26,8 % a 30,3 % entre 2019 y 2023, según cifras oficiales citadas por el Banco Mundial. Según sondeos un 39 % de la población ve la economía como el principal problema.

Aunque muchos creen que El Salvador estará cada vez mejor en los próximos años hay gran desesperación en relación con el presente, indican los expertos. Ocho de cada 10 personas reducen sus alimentos pues sus ingresos no alcanzan para cubrir las necesidades del mes.

Bukele, reunido con Trump, en abril de 2025.Imagen: Kevin Lamarque/REUTERS

Bukele: fantasía de renovación en medio de la despolitización

Con su estrategia de la seguridad a rajatabla y a puño cerrado, y la introducción del bitcóin en su economía, Bukele ha logrado instalar una fantasía utópica disruptiva en una sociedad muy despolitizada, descreída y escéptica, y podría obtener seguramente dos mandatos más, opinan.

¿No cabe esperar que la sociedad salvadoreña se movilice contra el aumento del autoritarismo? La represión y la criminalización de la protesta no lo permiten, indican los analistas. Quien podría haber sido un contrapeso opositor, la abogada anticorrupción Ruth López, fue encarcelada por Bukele, así como otros activistas de derechos humanos y candidatos opositores. Y otros están en el exilio.

Los periodistas críticos son hostigados y perseguidos, y las fuerzas policiales del gobierno de Bukele vigilan y allanan sus domicilios para sembrar terror, resaltan. El trabajo periodístico es prácticamente imposible, y hay una fuga de intelectuales. Tampoco  activistas por los derechos de las mujeres pueden seguir trabajando. "Nos estamos quedando sin oposición”, alertan.

Para los expertos, el "efecto Bukele” es un compilado de muchos referentes autocráticos actuales y pasados, de dictadores y de populistas, como Ortega en Nicaragua, anteriormente Chávez en Venezuela, e incluso Duterte en Filipinas.

Bukele ya ha dicho que quiere instalar el modelo de partido único, y un 42, 1% está de acuerdo con un tercer período presidencial suyo. Esto, en un ambiente donde no hay un respaldo de la comunidad internacional, dicen. Según los analistas, el papel de la Unión Europea, por caso, al reaccionar a la Ley de Agentes Extranjeros, que restringe el trabajo de la sociedad civil, ha sido muy pasivo.

(el/chp)

El precio de reportear en El Salvador de Bukele

03:44

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