El Salvador: dos exministros serán juzgados en libertad
21 de agosto de 2020
Los exfuncionarios ocuparon el cargo de ministro de Defensa durante los Gobiernos del izquierdista FMLN. Junto a ellos, también se imputa a un expresidente del partido derechista ARENA.
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Dos exministros de Defensa de El Salvador y un empresario, acusados de malversar más de dos millones de dólares en la firma de un contrato de armas con el Ejército en el denominado Caso CENTRUM, serán juzgados en libertad, informó este jueves (20.08.2020) la Fiscalía General de la República (FGR).
"El Juzgado 5º de Paz ordena que el proceso contra acusados de peculado en perjuicio del Estado salvadoreño pase a la etapa de instrucción", informó la entidad por medio de Twitter.
Los exministros de la Defensa implicados -los generales David Munguía Payés (2009-2011 y 2014-2019) y Atilio Benítez (2011-2013)- deberán presentarse al tribunal, junto con el empresario Gustavo López Davidson, una vez cada 30 días, precisó la FGR.
Munguía y Benítez ocuparon el cargo de ministro de Defensa durante el Gobierno del expresidente izquierdista Mauricio Funes. En tanto, López Davidson es el expresidente de la opositora derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), además de ser empresario farmacéutico y de armas.
Estas personas fueron llevadas ante los tribunales por los cargos de peculado, actos arbitrarios y falsedad documental agravada en perjuicio del Ministerio de la Defensa Nacional. Según la FGR, Benítez "firmó contrato de permuta de armas obsoletas y en mal estado con la empresa CENTRUM S.A. representada legalmente por López Davidson".
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El Salvador: de expandilleros a panaderos
Vivir en una banda criminal es sinónimo de peligro. En El Salvador las armas y las drogas eran el pan de cada día de Wilfredo Gómez. Después de diez años cambió su vida de delincuente para volverse panadero.
Imagen: Reuters/J. Cabeazas
Un cambio profundo
Estas manos solían contrabandear drogas y armas para la temida banda criminal "18th Street Gang", ahora amasan harina de pan en El Salvador. La panadería de la iglesia Eben-Ezer, en la capital salvadoreña, es dirigida por un exmilitante. En la foto, Wilfredo Gómez hornea pan junto con otros diez antiguos integrantes de la banda criminal. Esta es la base con la que comienzan una nueva vida.
Imagen: Reuters/J. Cabeazas
Grandes costos
Llevar las cuentas y otro tipo de papeleos es su nuevo oficio. El joven se unió a la pandilla "18th Street Gang" cuando era todavía un adolescente. La banda presenta estructuras parecidas a las de las mafias y es una de las más conocidas de las llamadas Maras. Gómez dice que fue atraído por las armas, las mujeres y el sentimiento de pertenencia a un grupo.
Imagen: Reuters/J. Cabeazas
Con la ayuda del Señor
El exmilitante Julio Marroquín renunció a su pasado en bandas criminales y ayuda en el servicio de la iglesia de Eben-Ezer. Para desertores como él, la iglesia en Dina, un barrio de San Salvador, es un lugar de refugio. Para los exintegrantes de estas bandas criminales no es fácil encontrar un trabajo o un lugar para vivir. La iglesia le provee a Julio un lugar para dormir y comida.
Imagen: Reuters/J. Cabeazas
Marcados de por vida
Roberto Renderos también salió de la banda criminal. Sus llamativos tatuajes hacen que su pasado salte a la vista y también despierte sospechas frente a las autoridades policiales. En octubre la policía arrestó a los panaderos expandilleros porque sospechaba que habían formado una asociación ilegal. La razón: sus tatuajes. Sin embargo, los sospechosos salieron libres sin cargos en su contra.
Imagen: Reuters/J. Cabeazas
Borrar el pasado
En la banda, Raúl Valladares era conocido bajo el apodo de "La Sombra". Para él, su nombre al igual que sus tatuajes de "18th Street Gang" en su cara hacen parte del pasado. Ahora sus tatuajes son removidos con un láser, a pesar de que la banda criminal amenaza de muerte a quien se quite los tatuajes.
Imagen: Reuters/J. Cabeazas
La panadería de los sueños
"Yo perdí mi casa, mi mujer, mi hijo y los mejores años de mi vida persiguiendo una ideología sin sentido", manifestó Wilfredo Gómez acerca de su tiempo como pandillero. A los otros desertores les pasó lo mismo. En la panadería no solo se prepara pan, sino también se fabrican nuevos sueños. "Algún día vamos a tener nuestro propio negocio y vamos a competir con las pizzerías", dice.