Alain Zobrist es el cronometrista jefe de los Juegos Olímpicos y está al frente de un numeroso equipo. En entrevista con DW explica por qué es una tarea muy delicada y por qué ya no se usan relojes.
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Deutsche Welle: Alain Zobrist, estos son sus primeros Juegos Olímpicos como cronometrista jefe. ¿Le pesa mucho la responsabilidad?
Alain Zobrist: No, porque cuento con un maravilloso equipo. Además, en Omega Timing tenemos mucha experiencia: somos cronometristas olímpicos desde 1932. Además cronometramos en muchas otras competencias internacionales. Eso nos ayuda mucho.
En 1932 se cronometró con 30 relojes. ¿Cuántos se utilizan hoy?
Hoy ya no cronometramos con relojes. Todo se mide electrónicamente, con computadoras. A Río de Janeiro trajimos 450 toneladas de equipos. Las computadoras son operadas por 480 cronometristas. Es todo un desafío logístico. Cada deporte exige una forma diferente de medir, a la medida de la correspondiente disciplina.
480 cronometristas, es decir, su equipo es mayor que la representación olímpica alemana…
Así es. Es mucho trabajo: hay que medir los tiempos en 28 lugares de competición diferentes. Se lo puede comparar con 28 campeonatos mundiales simultáneos.
En los comienzos de los Juegos Olímpicos, los tiempos se medían a mano con un cronómetro. ¿Cuán válidos son hoy?
Muy válidos, pues esa era la regla y valía para todos. Naturalmente, los resultados no pueden compararse con los de hoy. Hoy, el tiempo de reacción humana ya no desempeña papel alguno en la medición de los tiempos. La tecnología actual basada en la computación nos permite ser muy precisos.
Se dice que la natación es la disciplina en la que más difícil es medir los tiempos. ¿Por qué?
Lo particular en la natación es que se trata de la única disciplina en la que el atleta se cronometra a sí mismo. El nadador debe tocar un panel digital debajo del agua. Debe ejercer una presión de por lo menos 2,5 kilos, para que el cronometraje no sea desencadenado por la masa de agua que empuja delante de él.
En muchas disciplinas, los tiempos marcados se diferencian solo por décimas, centésimas e incluso milésimas de segundo. ¿Confían los atletas en los tiempos medidos?
Sí, confían. Algunas innovaciones están basadas en ideas de los atletas. En estos Juegos Olímpicos, por ejemplo, instalamos por primera vez monitores bajo agua, para que los nadadores puedan ver los tiempos intermedios. Fue una idea de ellos.
La técnica decide sobre victoria o derrota. ¿Qué sucede si, por ejemplo, se corta la corriente eléctrica?
Para ese caso contamos con baterías y generadores, es decir, no dependemos de la red eléctrica de los lugares de competición.
Alain Zobrist, jefe de cronometristas de los Juegos Olímpicos, es CEO de Omega Timing, cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos.
Menos que un pestañeo
Un pestañeo humano dura aproximadamente 0,1 segundos: una eternidad para el cronometraje olímpico. Milésimas de segundo deciden hoy sobre la victoria o la derrota. La evolución del cronometraje en los Juegos Olímpicos.
Imagen: picture-alliance/E. Kremser/SVEN SIMON
Tiempos estimados
En los primeros Juegos Olímpicos modernos, celebrados en 1896, los tiempos fueron medidos a mano. Ante miles de espectadores en el Estadio Panathinaiko, la carrera de los 100 metros fue ganada, según el árbitro, por el estadounidense Thomas Burke, en un tiempo de 12,0 segundos, aproximadamente. Los tiempos de los corredores que llegaban detrás del ganador eran estimados.
Imagen: Picture-Alliance/ASA/A. Neumeier
30 relojes para 116 competiciones
En 1932, los organizadores de los Juegos Olímpicos confiaron la medición de los tiempos por primera vez a una empresa privada: el fabricante de relojes Omega, de Suiza. Con 30 cronómetros especiales, los cronometristas midieron los mejores tiempos en 116 competiciones, entre ellos 17 récords mundiales. Los cronómetros logran medir ya entonces décimas de segundo.
Imagen: Omega
Nace el “foto finish”
En los Juegos Olímpicos de 1948 se estrena el “foto finish”: el aparato, llamado adecuadamente “Ojo mágico”, es desarrollado por una empresa británica y comienza a usarse de inmediato: en la final de 100 metros, el cronómetro mide el mismo tiempo para Harrison Dillard y Barney Ewell (ambos de EE. UU.): 10,3 segundos. En la foto se ve que Dillard cruzó a la meta un poco antes que Ewell.
Imagen: Omega
La cinta blanca
En los Juegos de Verano de Helsinki 1952 se sigue confiando en una técnica sencilla, pero probada: la cinta blanca. Quien la toca primero, gana. Suena fácil. Pero en caso de decisiones reñidas, no siempre es unívoca. En los 1.500 metros, el ganador es, sin embargo, claramente Bob McMillen (EE. UU.).
Imagen: picture-alliance/AP Photo
Se deja de confiar en el ojo humano
Escándalo en Roma: en la final de natación de 100 metros estilo libre de los Juegos Olímpicos de 1960, dos nadadores llegan prácticamente en forma simultánea a la meta: John Devitt (Australia) y Lance Larson (EE. UU.). Los árbitros no pueden ponerse de acuerdo sobre quién ganó. Ello lleva al desarrollo de los paneles táctiles debajo del agua, que miden el tiempo automáticamente.
Imagen: Omega
La milésima de segundo decisiva
La milésima de segundo decisiva Jürgen Hingsen apuesta todo a una carta en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988… y pierde. Debido que aún no se ha recuperado del todo de una lesión, el alemán, que compite en decatlón, lo arriesga todo en la carrera de 100 metros, pero acumula tres salidas fallidas. “¡En la última salí una milésima de segundo demasiado temprano!”, dice.
Imagen: picture-alliance/dpa
Señales acústicas
Hoy, la regla de salida fallida es mucho más estricta. Pero también mejoraron las ayudas técnicas. Detrás de cada taco de salida se halla un pequeño altoparlante. Ello asegura las mismas posibilidades a todos, ya que las ondas sonoras llegan a los oídos de los atletas simultáneamente.
Un “foto finish” en una competencia de triatlón: toda una rareza. En Hyde Park, Londres, la victoria por muy escaso margen de Nicola Spirig (Suiza) sobre Lisa Norden (Suecia) demuestra que una medición exacta de los tiempos es necesaria en todas las disciplinas… y que los atletas por lo general saben quién ganó, también sin recurrir a la tecnología.
Imagen: picture-alliance/E. Kremser/SVEN SIMON
Control total
Desde todos los ángulos: hoy, en los Juegos Olímpicos se emplean cámaras de alta resolución que toman 10.000 imágenes por segundo. Las imágenes de la cámara de llegada pueden contrastarse con fotos tomadas desde otras perspectivas. La medición del tiempo se realiza en forma electrónica, relojes tradicionales ya no se usan.