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El sexo "todo incluido" reabre en Alemania el debate sobre la prostitución

27 de julio de 2009

Por 70 euros, todo el sexo que quiera con todas las prostitutas que elija, bebidas incluidas. Los burdeles alemanes han aprendido marketing y despertado muchas iras. Las redadas policiales han cerrado ya dos locales.

Dos burdeles alemanes han tenido que apagar las luces.Imagen: picture alliance/dpa

"La fiscalía es quien se encarga de esta investigación", contesta a DW-WORLD Stefan Wirz, portavoz del Ministerio de Justicia del Estado federado de Baden-Wuttemberg, "pero yo le puedo decir que las acusaciones se basan en la violación del artículo primero de nuestra Constitución, que establece que la dignidad del ser humano es invulnerable".

700 policías participaron en las redadas que la pasada madrugada llevaron al cierre de dos burdeles en Alemania, ambos en Baden-Wuttemberg, y les permitieron, tras la consiguiente inspección, seguir practicando su actividad a otro par de ellos, esta vez en Berlín y Renania del Norte-Westfalia. Todos ofrecían lo que la prensa ha bautizado como "tarifa plana", es decir, servicios sexuales y barra libre durante un tiempo determinado a un precio fijo.

Contra las casas de prostitutas "normales" no tiene nada que objetar, asegura Ulrich Goll, el ministro de Justicia de Baden-Wuttemberg. Pero aquellas que venden all inclusive "deberían desaparecer del terreno de nuestra legalidad", exige, y su portavoz Wirz explica por qué: "La mujer se convierte en un objeto; se le priva de su derecho a elegir con quién se va a la cama y eso supone un atentando contra su dignidad."

Iniciativas contra estas prácticas existen varias, desde algunas apoyadas por ONG como Terre des Femmes, hasta las típicas campañas que se difunden a través de unos periódicos ávidos de lograr lectores a cualquier precio, y más durante el vacío noticioso de cada verano. Sin embargo, tras la acción policial parece esconderse un, más o menos velado, desacuerdo con la actual legislación que rige las condiciones del negocio del sexo en Alemania.

"La Ley nunca les gustó"

La actual Ley de la Prostitución alemana se aprobó en 2002.Imagen: picture alliance/dpa

La dignidad del ser humano era lo que los policías habían ido a defender a los burdeles. La acusación contra ellos todavía no existe formalmente, pero las pruebas recaudadas y los motivos expuestos para su cierre van en otra dirección: falta de higiene, fraude fiscal, empleo de prostitutas sin contrato y sin permiso de residencia e indicios de prostitución forzada. Es decir, nada que no pudiera encontrarse en cualquier prostíbulo de pago tradicional.

"Pero todo esto no se dirige contra los burdeles normales", repite Wirz lo dicho por el ministro de Justicia, "además, en los burdeles normales no podemos entrar. Desde que se aprobara la Ley de 2002, el fomento de la prostitución ya no está penado en Alemania. El Gobierno de entonces, formado por socialdemócratas y verdes, se encargó de que sólo el abuso constituyera un delito, y el abuso es muy difícil de probar", añade.

"Eso me indigna realmente porque, simplemente, no es cierto. Los Estados federados siempre alegan lo mismo: que desde la entrada en vigor de la Ley de la Prostitución no pueden hacer esto, no pueden hacer aquello, que su trabajo se ve restringido en tal y tal cosa…La legislación policial es competencia de los Länder y, por lo tanto, ellos deciden qué atribuciones les conceden a sus agentes. Y si existe una sospecha fundada, ¡por supuesto que la policía puede entrar en un burdel!", comenta a DW-WORLD Irmingard Schewe-Gerigk, responsable de los asuntos femeninos en el Partido Verde.

"Lo cierto es que a los Estados conservadores la Ley no les gustó desde el principio", se lamenta Schewe-Gerigk, "muchos la boicotean. Por ejemplo, en Baviera las prostitutas no pueden tener contratos de trabajo porque la firma de los mismos le supone al dueño del burdel una demanda por proxeneta."

"La situación en los burdeles es peor"

"La tarifa plana no es inmoral", opina Henning.Imagen: picture-alliance/dpa

"Aquí se está practicando política a costa de las mujeres", se queja Juanita Rosina Henning, representante de una organización llamada Doña Carmen, que defiende los intereses de las prostitutas, en una entrevista a la revista alemana Stern. "Se ha iniciado una campaña en contra de la prostitución con el objetivo de derogar la Ley vigente y cerrar esos prostíbulos", se queja.

Tras las redadas policiales, Stephan Mayer, portavoz del grupo parlamentario de la Unión Cristiano Social, el conservador partido regente en Baviera y eterno socio de la Unión Democratacristiana de la canciller, Angela Merkel, se apresuró a criticar la actual Ley de la Prostitución. "La situación en los burdeles ha empeorado", indicó, "Socialdemócratas y verdes han restringido masivamente la punibilidad del proxenetismo y del fomento de la prostitución."

"Yo creo que hay un poco de todo: por un lado, se pretenden combatir las irregularidades que puedan darse en ciertos burdeles. Pero, por otra parte, algunos Estados federados están intentando darle una imagen negativa a la Ley de la Prostitución", analiza Schewe-Gerigk. En cualquier caso, dice la política, a este texto legal "no se le puede culpar de las 'tarifas planas' ni de los condicionantes que hayan llevado a la reciente acción policial".

"Nosotros aprobamos una ley para que las prostitutas pudieran disponer de un contrato de trabajo y contar así con cobertura social: seguro médico, pensión, etc. Pero ese contrato no es un contrato normal, sino uno que puede ser rescindido en todo momento por la mujer y en el que se especifica que no se la puede obligar a mantener relaciones sexuales con nadie ni a ejercer prácticas con las que ella no esté de acuerdo."

El problema es que muchas prostitutas desconocen sus derechos, menciona Schewe-Gerigk, "y tal vez en burdeles con 'todo incluido' tengan que trabajar más que en otros". "Por cierto", apunta Henning en Stern, "en los prostíbulos corrientes, las mujeres necesitan 13 clientes para ganar 200 euros; en los que ofrecen 'tarifa plana', unos 8,5."

Autora: Luna Bolívar Manaut

Editora: Emilia Rojas

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