El cineasta de 27 años llegó a la Berlinale acompañado de sus protagonistas, Sebastián, alias “Chaplin“ (Gustavo Borjas) y Elisa Tenaud en el papel de Emilia. El estreno en la sección Generation, dedicada a un público adolescente, mostró una cinta cargada de violencia y de una creciente tensión.

“Me gusta retratar mi realidad y quise crear un mundo de jóvenes huérfanos, que pasan el tiempo juntos sin rumbo. Son personajes que están a la deriva, situación de la que el protagonista intenta escapar, pero enfrenta obstáculos constantes“, dice el realizador en conversación con DW.

Sebastián, “Chaplin“, como lo llaman todos, es un joven melancólico que tiene la habilidad de abrir cerrojos fácilmente. Él y su banda asaltan depósitos en la ciudad de Lima. A diferencia de otros miembros del clan, tiene una actitud protectora hacia otros niños callejeros y hacia Emilia, una joven a la que le devuelve una laptop que le han robado los hermanos de ella, miembros de la banda. Uno de ellos lo agrede abiertamente por entrometerse en asuntos ajenos y acaban ensartados en una pelea cuerpo a cuerpo.

Chaplin se salva de ser estrangulado golpeando a su agresor con una piedra que encuentra en el último segundo. El golpe en la cabeza le provoca un estado de coma y el joven muere. El otro hermano, líder de la banda, no acepta la relación de su hermana con Chaplin y el acoso va en aumento al enterarse de que además, es el culpable de la muerte del hermano.

“Conforme avanza la película se va volviendo más delgada la línea entre sueño y realidad, no importa si Chaplin está soñando o está despierto, lo único que importa es escapar“, afirma Adrián Saba, cuya ópera prima “El Limpiador“ (2012) fue estrenada en el Festival de San Sebastián y ha recorrido unos 50 festivales de cine desde entonces. Adrián Saba estudió cine con una beca del programa Fulbright en la Hofstra University de Nueva York, y volvió a Lima para filmar su primer largometraje.

Deutsche Welle: ¿Hay algún vínculo entre ambas películas?

Puede ser que haya líneas en común. “El Limpiador“ trata de un limpiador forense que en medio de una misteriosa epidemia en la ciudad de Lima se encuentra con un niño que se ha quedado huérfano y comienza a cuidar de él mientras encuentra a algún familiar que se pueda hacer responsable.

¿Ambas son contadas desde los ojos infantiles?

En "El soñador" también el personaje principal es un huérfano. Creo que ahí hay un común denominador. Me di cuenta después de que los protagonistas de mis dos películas son huérfanos, pero no era mi intención contar una historia de huérfanos.

Los huérfanos tienen una cierta vulnerabilidad, lo que se ven en todos los personajes. ¿Es intencional?

Sí, en cierta forma todos están abandonados. Incluso los que tienen papás o mamás en la película, son padres ausentes. Eso hace que ellos tengan que ver por sí mismos y que terminen juntos como una pandilla. En ese sentido, “Chaplin“, el personaje principal, nunca está a gusto con la “familia“ que le ha tocado. Nunca ha tenido lo que tal vez anhela tener.

Todos dependen del protagonista, hábil para abrir cerraduras...

El grupo necesita de él porque es el que abre todas las puertas y candados para que puedan hacer su fechorías.

Se le ve a Chaplin contemplando una sala de recién nacidos. ¿Por qué?

Es la representación más abstracta de toda la película que se sale de los demás sueños que tiene Chaplin y se repite tres veces. Es el anhelo ante una infancia perdida. Me interesaba mucho representar en imágenes y sonido un sentimiento de melancolía, intentar definir un sentimiento a través del medio cinematográfico.

¿Que trayectoria le espera a la película, se estrenará en Perú?

Es bastante complicado, hay que codearse con los estrenos norteamericanos, y la producción peruana está incrementándose mucho. Hay que encontrar un lugar en la cartelera, que a los cines les interese la película. No soy dueño de ningún cine así que no puedo tener control sobre el estreno.