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El terrorismo opaca la campaña electoral en Francia

23 de marzo de 2012

El terrorismo sacude al país galo en plena campaña electoral, desafiando tanto a sus organismos de seguridad como a su sociedad; ésta tiene pendiente un debate sobre los factores que llevan a sus jóvenes a radicalizarse.

Imagen: AP

Los homicidios motivados por extremismo a cargo de Mohamed Merah en Francia –un rabino y tres niños judíos fueron asesinados en un colegio de Toulouse, tres militares lo fueron en Montauban– ha conmocionado de tal forma al país que hasta los participantes más prominentes de la reñida carrera por la presidencia se han esmerado en dar la impresión de que la campaña electoral es un tema secundario. Nicolas Sarkozy, y su rival más importante, el socialista François Hollande, han llamado a la mesura y a la unidad nacional.

Ambos han visitado sinagogas y escuelas en Toulouse, ofreciendo condolencias y exhibiendo gestos mediante los cuales se desmarcan de la líder de ultraderecha, Marine Le Pen. Este miércoles (21.3.2012), la presidenta del Partido Nacional aprovechó el marco que ofrecían los sucesos para repetir el mensaje que ha estado oreando desde hace mucho tiempo: que el riesgo supuesto por el “fundamentalismo islámico” ha sido subestimado en Francia. Le Pen cuenta con los índices adicionales de islamofobia que los asesinatos puedan generar.

Y su cálculo parece redituarle: un sondeo realizado en diciembre de 2010 por la encuestadora IFOP señalaba que el 42 por ciento de los franceses veía el Islam como un peligro para la identidad nacional. Analistas políticas pronostican que los atentados de Montauban y Toulouse reforzarán esta tendencia, pese a que los medios y las asociaciones de musulmanes  han dejado claro que estos homicidios son la obra de un individuo y no de un colectivo. Otros conocedores de la materia se muestran más optimistas.

¿Un impulso para la ultraderecha?

“Nadie sabe a ciencia cierta si los hechos recientes favorecerán al Frente Nacional”, dice Étienne François, historiador del Centro Francés de la Universidad Libre de Berlín. Al contrario, asegura, en este momento es la posición de Sarkozy la que parece consolidarse de cara a los comicios presidenciales: si las elecciones tuvieran lugar hoy, Sarkozy obtendría 30 por ciento de los votos en la primera vuelta; 2 por ciento más que Hollande. De hecho, fueron las declaraciones de Sarkozy las que predominaron en la cobertura de los asesinatos, agrega el experto.

Marine Le Pen, líder del partido de ultraderecha Frente Nacional.Imagen: Reuters

Este jueves (22.03.2012), después de que la policía diera muerte al asesino confeso, el hombre fuerte de París anunció que se endurecerían las leyes contra el terrorismo. Sarkozy enfatizó que las personas que prediquen el odio en Internet serían castigadas con la misma severidad que quienes se radicalicen en el extranjero, haciendo alusión a los viajes que Mohamed Merah supuestamente hizo para convertirse en un yihadista. François sostiene que Francia entró en un estado de introspección que, de momento, le impide comparar lo ocurrido con atentados terroristas previos en otros países.

No obstante, sus autoridades deberán examinar las similitudes entre los ataques perpetrados en Montauban y Toulouse, y otros, como los que se consumaron en Oklahoma City en 1995 o Londres hace siete años. El término “homegrown terror” alude a las formas de violencia política extrema practicadas por algunos ciudadanos en su propio país. ¿Es Mohamed Merah un ejemplo de “terrorismo cultivado en casa”? ¿No lo tenían en la mira los organismos de seguridad franceses, pese a que parecía estar actuando en solitario y a escala local?

El debate pendiente de Francia

Por otra parte, considerando que las señas del asesino coincidían con las de buena parte de los jóvenes franceses de origen magrebí, frustrados por la discriminación social y la falta de perspectivas, cabe preguntarse si reducir los homicidios en cuestión a la categoría de “terrorismo islamista” impedirá un análisis más profundo de los factores que condujeron a Mohamed Merah a radicalizarse. Al país le haría bien un debate transparente al respecto, pero no a Nicolas Sarkozy, a quien el tema ha acompañado desde 2005.

François Hollande, candidato de los socialistas franceses a la presidencia de país.Imagen: picture-alliance/dpa

Su actuación frente a los disturbios de ese año pesa sobre su gestión, opaca su imagen como estadista y puede pasarle factura ahora que intenta ser reelegido. Muchos critican que Sarkozy, luego de una presidencia a su cargo, no haya resuelto los problemas sociales que causaron aquellas protestas. Sin embargo, François desestima que esa materia irresuelta y los sucesos de Montauban y Toulouse encaucen el voto de los musulmanes para favorecer a un contendiente específico de Sarkozy.

Por ahora, Hollande sigue liderando las encuestas, asegura el especialista de la Universidad Libre de Berlín. Por menos en la ronda de desempate. “Y es que en la segunda vuelta, Hollande puede echar mano a una reserva de votos mucho más grande que la de Sarkozy”. En Francia, el potencial electoral de la izquierda, con la que coquetea Hollande, es mayor que el de la derecha, con la que cuenta el actual jefe de Gobierno.

Autores: Daphne Grathwohl / Evan Romero-Castillo
Editor: Enrique López

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