Las elecciones parlamentarias en Siria tienen sobre todo un valor simbólico y Al Asad probablemente intente sacar ventaja de ellas para las negociaciones de paz. No obstante, también la oposición se ha fortalecido.
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A nivel internacional, la votación no ha recibido mucha atención. Y es que, según datos de la ONU, de 21 millones de sirios, cerca de cinco millones son refugiados y unos seis millones son desplazados internos. Además, el Gobierno ha perdido el control de amplias regiones del país.
Observadores se preguntan cómo es posible llevar a cabo elecciones en un país tan fragmentado. “¿De qué Siria habla?”, se preguntó el periodista Raed Omari en la página web del programa Al Arabiya, después de que Al Asad había saludado las elecciones.
¿Legitimación política?
Todo apunta a que el presidente sirio usará los comicios para influir en las negociaciones de paz que se retomaron este miércoles en Ginebra y asegurarse una buena posición de partida. Así se podrá presentar como político que no se opone al cambio democrático y, como consecuencia, arrogarse legitimación política.
Según Günter Meyer, director del Centro de Investigación del Mundo Árabe de la Universidad de Maguncia, “en esta ronda de negociaciones en Ginebra se decidirá si Al Asad debe dimitir o si participará en un Gobierno de transición. Rusia apuesta claramente por Al Asad. La delegación del régimen sirio incluso explicó que ni siquiera está dispuesta a abordar el posible fin político de Bashar al Asad”.
Lucha por Alepo
Pocos días antes de que empezaran los diálogos de paz en Suiza, en Siria se libraban encarnizados combates. Apoyado por las fuerzas rusas, el ejército sirio preparó la reconquista de Alepo. La ciudad está casi abandonada: de 2,3 millones de habitantes, hoy día solo unas 300.000 personas permanecen allá. Además, varias partes de Alepo son controladas por grupos terroristas yihadistas como el llamado Estado Islámico (EI) y el Frente Al-Nusra. Si Al Asad logra derrotarlos, podrá señalar más éxitos. Las posibilidades son buenas, dice Günter Meyer, quien cree que en el futuro cercano el EI será derrotado militarmente en Siria.
El mandatario sirio podrá presentarse como luchador contra el terrorismo, un argumento cada vez más importante para los Gobiernos europeos tras los atentados de París y Bruselas.
Una oposición fortalecida
No obstante, también la oposición secular llega fortalecida a la mesa de negociaciones, ya que las manifestaciones pacíficas contra el régimen no han cesado. Desde el alto el fuego, que entró en vigor en febrero y que ha sido respetado mayoritariamente, cada vez más sirios moderados salen a las calles para protestar contra Al Asad.
Tanto Rusia como Estados Unidos podrían ejercer presión sobre los enviados de ambos bandos. El periódico Al Hayat cree que los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países, John Kerry y Sergei Lavrov, tienen especial interés en poner fin al conflicto, puesto que piensan en su legado político y buscan pasar a la historia.
El terrorismo, un cáncer global (03.2016)
En Pakistán, en Afganistán, en Siria y en París, los atentados terroristas causan dolor y angustia. Los últimos datos hablan de un aumento del 80 por ciento en las muertes causadas por estas acciones.
Imagen: Reuters
Europa, una víctima entre tantas
La prensa suele dar amplia cobertura a los atentados perpetrados en Europa. Pero distan de ser los únicos. Los países más afectados por el terrorismo están lejos del Viejo Continente (Irak, Afganistán, Nigeria, Pakistán y Siria, en ese orden según un informe del Instituto para la Economía y la Paz). Acá les mostramos algunos casos. Y nos faltan: Uganda, Mali, Camerún, China, Yemen, Egipto...
Imagen: Getty Images/AFP/E.Dunand
Irak, donde sunitas y chiitas se odian
No pasa una semana sin que las bombas exploten en ciudades de Irak, afectando principalmente a civiles. Las disputas religiosas entre sunitas y chiitas suelen estar detrás de estas acciones, realizadas por milicianos del Estado Islámico, aunque también por miembros de Al Qaeda y otros grupos. El más reciente ocurrió en el estadio de Iskandariya, el 25 de marzo de 2016, donde 41 personas murieron.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/K. Kadim
Pakistán, víctima del horror talibán
El último atentado en Lahore, donde un grupo talibán atacó un parque lleno de cristianos el domingo 27 de marzo, matando a 72 personas, es solo uno más en la larga lista de actos de terror cometidos en ese país. El más tristemente célebre de los ataques de los últimos años es el de la escuela de Peshawar, en diciembre de 2014, cuando seis hombres armados talibanes asesinaron a 145 estudiantes.
Imagen: picture alliance/dpa/R. Dar
Nigeria, a la sombra de Boko Haram
El grupo islamista Boko Haram, que busca crear un califato en el norte de Nigeria, tiene mala fama. Y justificada. Junto a Estado Islámico, son responsables del 51 por ciento de las muertes causadas en el mundo por acciones terroristas. Boko Haram actúa con brutalidad, atacando poblados, saqueando y quemando a la población civil, entre otras barbaridades. Desde 2009 ha matado a 14 mil personas.
Imagen: Getty Images/AFP/Stringer
Siria, una guerra de todos contra todos
Los rebeldes, el Ejército, el Estado Islámico, el Frente Al Nusra, facciones que no responden a grandes grupos... La situación en Siria es tan delicada en términos de seguridad como cabría esperar de un país en guerra con múltiples grupos combatiendo por sus propios intereses. El ranking del Instituto para la Economía y la Paz ubica a Siria como el quinto país del mundo más afectado por el terror.
Imagen: Getty Images/AFP/L. Beshara
Afganistán y las ofensivas talibanes
Famosas son las ofensivas de verano de los grupos talibanes, que en el invierno se refugian en las regiones montañosas de Afganistán y Pakistán. Sus ataques poco a poco han derivado de operaciones contra las fuerzas de seguridad a centrarse en la población civil. Afganistán es, tras Irak, el segundo país con mayor incidencia terrorista del mundo. En 2014 hubo 4.505 muertos por esta causa.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Kenia y Somalia, donde Al Shabaab quiere dominar
Al Shabaab desea imponer un estado islámico en Somalia. Controló Mogadiscio hasta que fue expulsado por las fuerzas somalíes, apoyadas por tropas de la Unión Africana. Si bien está en retirada, cuenta con al menos 7.000 hombres y ha perpetrado atentados también en Kenia, que apoya al Ejército somalí, y en Uganda. En septiembre de 2013 atacaron un centro comercial keniano, matando a 72 personas.