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El Tribunal de Justicia Europeo falla a favor de la diversidad

12 de julio de 2012

Los agricultores europeos pueden respirar tranquilos: el fallo del Tribunal Europeo de Justicia les autoriza a producir y comercializar sus propias semillas procedentes de variedades tradicionales.

Las mil caras del tomate.
Las mil caras del tomate.Imagen: picture-alliance/ZB

En el presente caso, la corporación francesa Graines Baumax, dedicada al comercio de semillas, interpuso una demanda contra la Asociación Kokopelli, una organización no gubernamental que vendía semillas de las llamadas “variedades tradicionales”, algunas de ellas no catalogadas en la directiva europea sobre “Recursos para la Alimentación y la Agricultura”. Así, la corporación Graines Baumaux identificó 461 variedades no registradas y ofertadas por Kokopelli, por lo que denunció a la asociación por competencia desleal en el año 2005, al mismo tiempo que exigía una indemnización de 50.000 euros. Además, la filial francesa pedía un veto explícito por parte de las autoridades para que Kokopelli dejara de ofertar las citadas especies de semillas.

Graines Baumax argumentaba que la directiva europea impedía que los agricultores produjeran o comercializaran plantas o semillas que no estaban dentro del catálogo del tratado europeo. Muchas de estas variedades han sido cultivadas y, posteriormente, comercializadas durante generaciones; el problema es que no se han sometido a los costosos exámenes que las directivas de la Unión Europea establecen para que la semilla en cuestión sea acreditada en el catálogo. Ahora, el Tribunal Europeo de Justicia siembra la esperanza entre los agricultores, a los que anima a preservar la diversidad biológica de la agricultura.

La influencia de las grandes corporaciones

El veredicto supone un verdadero varapalo para las grandes empresas de semillas como Bayer, Monsanto o Syngenta. Estas empresas ya controlan el 67% del mercado mundial de semillas. Así, Heike Schiebeck, de la Asociación de Pequeños Productores de la Vía Campesina, afirma que estas empresas pretendían asegurarse los derechos de propiedad intelectual de todos los cultivos, incluso de aquellos que no están genéticamente manipulados.

De esta forma, Schiebeck establece que cuanto mayores fueran los derechos de las grandes corporaciones sobre las variedades de semillas hortofrutícolas, mayor sería la dependencia de los agricultores, ya que las semillas de estas multinacionales necesitan mayores cantidades de fertilizantes y pesticidas especiales para su producción óptima. De hecho, Schiebeck constata que, para el cultivo de estas semillas, los agricultores gastan cinco veces más en abonos y productos químicos que para sus propias simientes.

Saatgut-Monopol gekippt # 12.07.2012 13 Uhr # saat14d # Journal

01:08

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Agricultores: una lucha por la independencia

Con la prohibición de comercialización de variedades tradicionales “se obligaba a los agricultores, aun en contra de su voluntad, a utilizar semillas más productivas”, escribe la fiscal del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Juliane Kokott, en su dictamen judicial. La disputa por la semilla se había convertido en una lucha por la independencia del agricultor.

De acuerdo con Kokott, la prohibición oficial de comerciar con variedades no aprobadas provocaba una pérdida masiva de la diversidad biológica y favorecía el dominio de las multinacionales en el campo de la agricultura. “No se puede descartar que esto pueda llevar a la pérdida de variedades que podrían adaptarse mejor al cambio climático o a nuevas enfermedades que las variedades hoy dominantes”, afirmaba Kokott.

En este sentido, el fallo del Tribunal de Justicia Europeo no sólo trae buenas noticias para los agricultores. También los consumidores de frutas y verduras deberían alegrarse de esta decisión: dentro de poco, los supermercados y verdulerías se volverán a copar de aromáticos productos hortofrutícolas a los que hacía tiempo que se les había perdido la pista.

Autor: fi/se (afp, dpa)/NGR

Editor: Emilia Rojas Sasse

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