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"El turismo es la industria de paz más importante del mundo"

Luna Bolívar Manaut6 de marzo de 2007

Latinoamérica posee un gran potencial turístico del que no exprime todo el juego posible. Potenciar este sector puede fomentar desarrollo local, piensan algunos alemanes como Klaus Lengelfeld, entrevistado por DW-WORLD.

Subiendo Rio Puritana en Chile: el turismo ecológico crece.Imagen: AP

El turismo es dinero. Divisas, puestos de trabajo… Puede convertirse rápidamente en el impulsor de una economía, pero va al mismo tiempo acompañado de problemas sociales y de dificultades en la protección de la naturaleza. El equilibrio es difícil de mantener. Aún así, la Agencia Alemana para el Desarrollo (GTZ) incluye ya la promoción de un turismo bien orientado como rúbrica, pequeña y secundaria, entre sus proyectos de ayuda al desarrollo.

Varios de los trabajos de la GTZ en América Latina mantienen relación con el turismo. Klaus Lengelfeld se encarga de su coordinación y DW-WORLD quiso saber más sobre el trasfondo del fomento de este sector como medio solidario.

Las playas del caribe: proteger y explotar al mismo tiempo.Imagen: PA/dpa

DW-WORLD: ¿Qué papel juega el turismo dentro de los proyectos de ayuda al desarrollo?

Klaus Lengelfeld: Hay que diferenciar dos cosas: dentro de la ayuda al desarrollo, el turismo juega un papel secundario porque no está considerado una prioridad. Para los países en desarrollo, el papel que representa el turismo es muy importante porque es una fuente de divisas y un generador de puestos de trabajo. En América Latina tenemos en marcha de 60 a 70 proyectos relacionados con el turismo, pero en ninguno es el tema principal.

DW-WORLD: ¿Representa el turismo para América Latina una oportunidad de desarrollarse económicamente?

K. L.: Por supuesto. América Latina exporta muchos recursos naturales, pero el turismo tiene la ventaja de que es un producto terminado. Y se ha hecho mucho por atraer al turista, pero se podría hacer considerablemente más. El sureste asiático, en lo que al turismo se refiere, está mucho más desarrollado que América Latina.

DW-WORLD: ¿Dónde reside el potencial turístico de América Latina?

K. L.: Desde región del Amazonas hasta las costas, las cordilleras y las culturas antiguas, pasando por Tierra de Fuego y los glaciares en el sur… América Latina ofrece gran cantidad de atractivos que además son únicos en el mundo. La región cuenta con personal cualificado, sistemas de salud que en casi todos los casos son como mínimo aceptables, infraestructura de transportes y desarrollo hotelero, sobre todo en Brasil.

Falta, sin embargo, aumentar la capacidad de los hoteles, en número de camas, y mejorar la calidad. Y queda mucho por hacer en el terreno del servicio. En muchos países hay que trabajar por cambiar la mentalidad en lo que a la ecuación servicio-calidad se refiere, pero es un problema que se puede solucionar.

DW-WORLD: En los proyectos que la GTZ desarrolla en América Latina, la naturaleza ocupa un lugar prioritario. ¿Se busca atraer a un turista responsable y ecológicamente consciente?

K. L.: Depende del país. En el Caribe, el turismo que interesa es el masivo que viaja all inclusive. Los demás países carecen del potencial para desarrollar este tipo de turismo. Toda la costa del Pacífico no puede compararse con el Caribe o con las playas de Centroamérica, de ahí que se trate de aprovechar la impactante naturaleza de la región como oferta turística.

DW-WORLD: El turismo es a menudo criticado como una industria que consume excesivamente recursos…

Misiones, Argentina: en contacto con la naturaleza.Imagen: picture-alliance/dpa

K. L.: El turismo masivo, los grandes hoteles… necesitan de muchos recursos: grandes cantidades de agua, se produce basura, hay que edificar el suelo, construir carreteras… pero cuando un país quiere desarrollarse económicamente tiene que ver cuáles son las alternativas que se le presentan. No podemos decir ‘no tocamos la playa’, mientras la gente se muere de hambre.

Lo que hay que hacer es estudiar qué cantidad de recursos naturales por cada puesto de trabajo creado necesitan las diferentes industrias que invierten en la región: la industria metalúrgica, la petrolera, etc., y compararlo con lo que consume y genera el turismo para saber si éste es más o menos criticable. Eso no se ha medido todavía y en ello estamos trabajando.

Turismo, naturaleza, política y sus influencias… ¡Siga leyendo!

Hotel en Acapulco.Imagen: AP

DW-WORLD: ¿Cómo logra la GTZ, en su trabajo con los países en desarrollo, mantener el equilibro entre la defensa de la naturaleza y el apoyo al turismo?

K. L.: El grado de agresión provocado por el turismo depende de cómo se desarrolle ese turismo. En América Latina no los hay, pero en Asia y en muchas partes del mundo existen hoteles de lujo que funcionan de un modo muy ecológico y que han hecho de ello una seña de identidad.

Para nosotros lo fundamental es que, a nivel interno, la economía local comprenda la importancia de proteger la naturaleza. No sirve de nada que los grandes consorcios y los pequeños y medianos empresarios hagan sus negocios mientras una institución de fuera se dedica a comprobar que no cometan ninguna falta. Ese tipo de control externo no funciona.

La GTZ trata de potenciar las vertientes positivas del turismo (puestos de trabajo, desarrollo económico) y minimizar las negativas. Pero éstas últimas van a existir siempre. Cero turismo es siempre mejor que cualquier tipo de turismo. Incluso el turismo ecológico agrede a la naturaleza porque hay que construir accesos, alojamientos…

DW-WORLD: ¿Es esa la razón que explica la poca prioridad del turismo en la ayuda al desarrollo de la que hablaba usted antes?

K. L.: Sí, esa es la razón. Muchos proyectos que tenían que ver con el turismo han sido enormemente criticados. Para muchos, un hotel en la playa es siempre negativo y en la misma ayuda al desarrollo hay quien piensa así.

Y otro factor muy importante que provoca rechazo es que en el turismo ricos y pobres se tocan muy de cerca. Cuando me tomó mi café en la terraza del hotel delante de los campesinos pobres, se produce una confrontación social.

DW-WORLD: ¿Influye el turismo en la política de los países en los que se desarrolla?

K. L.: Sí, por supuesto, y es muy interesante observar cómo. En la República Dominicana, por ejemplo, los españoles estaban interesados en construir un hotel en una reserva natural, en Parque del Este. Apoyados por sus socios locales movieron sus influencias para que se modificase la legislación, se permitiera construir ahí miles de hoteles y se eliminase la categoría de 'protegidas' a varias playas cercanas. Con toda seguridad, la corrupción jugó aquí un papel importante.

DW-WORLD: ¿Se ve el turismo influenciado por la política de los países en los que negocia?

K. L.: El turismo es la industria de paz más importante del mundo porque, simplemente, necesita de la paz. Hay muchos objetivos de desarrollo político que para la industria del turismo son muy importantes. Si explota una bomba en Egipo, o en Bali, o se producen altercados, para el turismo es negativo y ahí confluyen los intereses de esta industria, de la política y de la ayuda al desarrollo.

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