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El valor agregado de la biodiversidad

8 de octubre de 2010

América Latina ya no es una mera receptora de tecnología. En biotecnología está dando grandes pasos; un ímpetu que también le sirve a Alemania, la tradicional proveedora de innovaciones tecnológicas.

La biotecnología se abre paso en Latinoamérica.Imagen: AP

“Trabajamos dándole valor agregado a la biodiversidad. De productos naturales desarrollamos alimentos y cosméticos. También producimos biomasa e insumos para la industria neutracéutica (componentes alimenticios no tóxicos utilizados en tratamientos o prevención de enfermedades)“, dice a Deutsche Welle la científica colombiana Myriam Sánchez, de la Corporación Biotec, en Biotechnica, la Feria de Biotecnología y Ciencias de la Vida más importante de Europa, en la que se encuadra el simposio 2010 del Lateinamerika Tag, la Asociación Empresarial para América Latina (LAV), que tuvo lugar en Hannover este 7 de octubre. Un evento dedicado a la cooperación tecnológica entre Alemania y América Latina.

Optimización andina de alpacas

Corporación-Biotec, Cali-Colombia.Imagen: DW
Dr. José R. Espinoza.Imagen: DW

También Perú impulsa las investigaciones biotecnológicas, en su caso, para mejorar la calidad de la lana de alpaca. Los estudios son coordinados por José R. Espinoza, de la Universidad Cayetano Heredia, de Lima. Chile, Argentina, Brasil, Perú, Colombia y México buscan cooperación tecnológica con institutos de investigación alemanes, privados y oficiales.

Alemania está, igualmente, muy interesada en promover la investigación conjunta con Iberoamérica. Así es como científicos de dichos países intercambian aquí ideas con sus pares alemanes y del resto del mundo, gracias a una iniciativa de encuentro científico del ministerio alemán de Educación e Investigación y de AL Invest IV, un programa multilateral de la Unión Europea iniciado en 2009.

Latinos en siglo XXII:

América Latina aumenta su atractividad como mercado, no sólo de negocios sino de desarrollo de productos biotecnológicos propios. Ecuador, Colombia, Perú, Brasil, Colombia y Venezuela figuran entre los países “megadiversos” del mundo con reservas vegetales, animales y minerales explorables consideradas desde ya “el oro verde del Siglo XXI”.

“Mi fuerte son los biopolímeros”, dice a Deutsche Welle la científica mexicana Diana Alonso Segura, del Instituto de Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, que surte al Estado y la empresa privada con resultados biotecnológicos básicos en alimentación, bebidas y veterinaria. Alexei F. Licea, también de México, director de la división de Biología Experimental del Centro de Investigaciones de Ensenada, desarrolla estudios en biotecnología marina para la utilización en humanos. “En este campo experimentamos con anticuerpos de tiburón y toxinas de caracoles de mar”, dice Licea.

Las anteriores son apenas algunas muestras de cuán arraigada está ya en América Latina la convicción de que la misma región debe desarrollar sus propias tecnologías. Si antes el “desarrollo” de productos se limitaba a adaptar productos externos a los mercados locales, en América Latina varios países como Chile, Brasil, Argentina, México y Colombia se han convertido en exportadores de tecnología. Regiones emergentes como América Latina “llaman ahora la atención como centros de Investigación y desarrollo”, dice Antjie Stobbe, directora de Tecnología e Innovación, del Deutsche Bank.

Aún falta mucho por hacer

América Latina ya no sólo receptora de tecnología.Imagen: DW

La Asociación Empresarial para América Latina, con sede en Hamburgo, ha querido justamente con este simposio, dedicado a los menesteres de la tecnología en Alemania y América Latina, promover el interés mutuo de científicos, empresarios, inversionistas, institutos de investigación y políticos. No en vano. América Latina, con un gigantesco volumen de consumidores que se enrumba hacia los 560 millones de personas, tiene cada vez más individuos que piensan en su salud antes de comprar.

Pero en donde la población es grande, los problemas son, a menudo, de iguales dimensiones. “Las urbes latinoamericanas arrojan casi el 80% de sus aguas residuales a arroyos, ríos, lagos y el mar, sin tratamiento”, recuerda Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en un mensaje dirigido a los presentes en Hannover. Así se da comienzo a una fatal cadena en detrimento de todos: por falta de recursos o conciencia ambiental, no se invierte en infraestructura de servicios. Un error que redunda en la destrucción de la naturaleza, justamente allí, en donde se encuentra la riqueza verde de muchos países que, a menudo, es la única que poseen. No es una casualidad que Alemania sea pionera en tecnologías verdes de tratamiento de aguas contaminadas. Nunca fue más acuciosa la cooperación científica, personal y financiera para conservar la materia prima que permite el desarrollo, el de (bio)tecnologías y el humano.

Autor: José Ospina-Valencia
Editora: Emilia Rojas

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