Miedo paralizante en la CDU, silencio absoluto. Al menos inicialmente. Y aplausos en la sede del partido SPD: las elecciones federales aportan mucho a lo que parece ser un cambio de liderazgo en Alemania. Porque los partidos sindicales (CDU y CSU) colapsan y registran su peor resultado en el gobierno federal. Según las últimas proyecciones, la Unión logró el 24,1% de los votos (8,9 puntos porcentuales menos que en 2017) y el SPD, un 25,9% (+ 5,4 puntos). Y Los Verdes ocupan el tercer lugar con el 14,6%, por delante del FDP con el 11,5% y la AfD con el 10,4%. La izquierda se queda con el 5% al borde de no entrar en el Bundestag.

Esto aumenta la importancia de Los Verdes y los liberales del FDP, pues se convierten en la llave para formar coalición. Fue muy significativo que en la Casa Adenauer, sede de la CDU, se oyeran los primeros vítores de la noche, cuando quedó claro que una coalición del SPD, Los Verdes y el partido La Izquierda no sería suficiente para obtener una mayoría parlamentaria.

Solo las próximas semanas y meses mostrarán qué partidos formarán el futuro gobierno federal. En 2017, esto tomó casi medio año. Ahora los candidatos a canciller del SPD y la CDU, Olaf Scholz y Armin Laschet, ya dijeron que esta vez debería ser más rápido. Scholz anunció que su objetivo era formar un gobierno antes de fin de año. Pero aún no está claro quién ganará la carrera.

Comienza la partida de póquer

Pero pocos minutos después de que cerraran las urnas, comenzó la partida de póquer. El secretario general de la CDU, Paul Ziemiak, visiblemente conmocionado por el pronóstico, habló al inicio varias veces sobre la "pérdida amarga" que había que afrontar. E inmediatamente hizo campaña a favor de una "futura coalición formada por la Unión, el FDP y Los Verdes". Una 'coalición Jamaica', como se conoce en Alemania en referencia a la bandera negra, amarilla y verde del estado caribeño, los colores de esos tres partidos. "Tenemos que hacer lo que sea mejor para nuestro país", dice Ziemiak.

Hay poco menos de 3,5 kilómetros entre la Casa Konrad Adenauer, sede de la CDU, y la Casa Willy Brandt, sede de sus socios de gobierno en la hasta ahora 'gran coalición' o 'Groko', acrónimo con el que se la conoce en Alemania. Pero en esta noche de septiembre son dos mundos aparte. Tristeza otoñal en la CDU, tarde de verano con aplausos en el SPD. El ministro federal de Trabajo, Hubertus Heil (SPD), decía estar, en una evaluación inicial, "condenadamente orgulloso" de su partido. La CDU perdió, el SPD ganó. Y el secretario general del SPD, Lars Klingbeil, dijo explícitamente en la televisión que su partido tiene la tarea de formar gobierno.

Cambio de tendencia

Los resultados parecen confirmar las encuestas que indicaban un cambio en el liderazgo político. Hace poco más de un mes, en una encuesta de Forsa, el SPD por primera vez se situaba por delante de la CDU/CSU en intención de voto. La ventaja llegó a ser incluso de hasta cuatro puntos porcentuales. Marcaban el final de una era: durante 19 años, la Unión siempre encabezó las encuestas. Ahora la elección lo confirma, aunque con un margen más escaso. Pero la Unión sigue siendo la perdedora.

Según las cifras iniciales, la participación electoral ha sido del 76%, similar al de 2017 (76,2%), pero no muy alto si observamos elecciones previas. En Berlín la gente votaba mucho después de las 18:00, hora en que debían cerrar los colegios electorales, porque se habían formado largas colas o porque faltaban los papeles de votación. Algo muy inusual.

Laschet y Scholz mantienen sus aspiraciones

El primero de los tres candidatos a canciller que apareció ante las cámaras fue Armin Laschet. Habló de una situación excepcional: por primera vez, el país debe contar con el apoyo de una coalición de tres partidos. Y Laschet confirmó sus aspiraciones a la Cancillería, enfatizando claramente aspectos de la economía y la protección del clima.

Laschet había estado sentado en el piso superior de la Casa Adenauer desde las cinco de la tarde con la cúpula del partido, incluida Merkel, que todavía es canciller. Independientemente de la cuestión de una posible coalición, los próximos días serán emocionantes en la sede de los cristianodemócratas.

Poco después de Laschet, apareció ante las cámaras Scholz, celebrado durante minutos en la sede del SPD. Se refirió al ascenso de su partido y al descenso de la Unión. Y reclamó que el mandato de formar gobierno tras estos resultados recae en el SPD.

Así que empieza una carrera entre la Unión y el SPD, entre Laschet y Scholz, por ganarse a los partidos bisagra, principalmente Los Verdes y los liberales del FDP. Sus líderes, la candidata a canciller Annalena Baerbock y el líder del Partido Democrático Libre, Christian Lindner, básicamente acordaron el domingo por la noche en la "Ronda de Berlín" de los principales candidatos que, primero, ambas partes deberían reunirse juntas. Porque una cosa está clara: si sigue un canciller de la CDU o si, después de 16 años, se sentará en la Cancillería un socialdemócrata, dependerá de la cooperación y la oposición entre esos dos partidos.

El nuevo Bundestag probablemente no se reunirá por primera vez hasta la última fecha posible, es decir, el próximo 26 de octubre. Pero la semana que viene se juntarán ya todos los grupos parlamentarios y elegirán a sus respectivos jefes. El FDP comienza el lunes; el SPD, la CDU, Los Verdes y La Izquierda, el martes; y la AfD, el miércoles. Para la Unión puede ser turbulento y puede que haya luchas de poder.

La suerte está echada. Las elecciones han repartido las cartas. Todo está en el aire y quedan muchas preguntas abiertas.

(lgc/gs)