El periódico Tageszeitung publica un comentario con el título "Peligrosamente subestimado", que plantea:

"Cuántos himnos fúnebres no se habían entonado ya por el presidente brasileño, Jair Bolsonaro. Su indiferente política ante el COVID, el saqueo de la selva, su tono grosero… Se decía que un hombre así perdería estrepitosamente las elecciones. Pero, tras lo comicios, siempre se sabe más; y en Brasil quedó claro, sobre todo, una cosa: el bolsonarismo está vivo y fuerte.

Es cierto que el expresidente y candidato Luiz Inácio "Lula" da Silva aventajó al presidente ultraderechista por nada menos que seis millones de votos. Pero Bolsonaro obtuvo un resultado mucho mejor que el pronosticado por los sondeos, algo parecido a lo ocurrido con Donald Trump antes de su elección.

La sorpresa por el buen resultado de Bolsonaro tiene que ver con una escasa comprensión de lo que es el bolsonarismo. Es una nueva forma de radicalismo de derecha. El presidente logró efectivamente aglutinar un movimiento de masas, y no solo en internet.

La veneración que se le profesa tiene ribetes religiosos y su paso a segunda vuelta es sobre todo un triunfo de sus bases radicalizadas. Con no poca frecuencia se subestimaron las manifestaciones de los bolsonaristas, e incluso fueron objeto de burla. Un peligroso error. La izquierda no logró llevar a las calles un movimiento similar. (…)

Para la derecha brasileña, nunca se trató solo de la elección de un presidente. Su objetivo es lograr un cambio sostenido en la sociedad. Por momentos, han sido inquietantemente exitosos. En los comicios del domingo, candidatos cercanos a Bolsonaro celebraron grandes éxitos a nivel local. Ellos piensan y actúan igual que el presidente.

Fieles neopentecostales, militares anticomunistas y expolicías que blanden armas seguirán imprimiendo su sello a la política brasileña con sus principios reaccionarios. No son buenas noticias para la democracia ni para una eventual presidencia de Lula. Aunque muchos se resistan a creerlo, el bolsonarismo llegó para quedarse."

El vuelco conservador

El diario económico Handelsblatt destaca que "rara vez la prensa había visto tan relajado, bienhumorado y paciente a Bolsonaro", como tras la votación del domingo.

"Efectivamente, las cosas se ven bien para el excapitán reservista y parlamentario, que en 2018 fue elegido sorpresivamente presidente. Porque su respaldo en las elecciones generales ayudó a muchos de sus candidatos a obtener cargos como gobernadores, senadores y diputados.

Su actual partido, el Partido Liberal, tendrá la mayor bancada en el parlamento. Así, Bolsonaro puede sostener de manera fidedigna que no es, políticamente, flor de un día de la ultraderecha; sino que ha frenado, en Brasil, el vuelco a la izquierda que tiene lugar en Sudamérica.

Su país predomina en la región, con 215 millones de habitantes, sus dimensiones continentales y su gran economía. Como su modelo, Donald Trump, en Estados Unidos, Bolsonario ha anclado en la política brasileña el vuelco conservador, de cuño de ultraderecha, neoliberal o simplemente de valores conservadores".

El triunfo de Bolsonaro en la derrota

Para el rotativo Frankfurter Allgemeine Zeitung, lo ocurrido en los comicios confirma lo que se perfilaba desde hace años:

"Los brasileños tienen un voto cada vez más conservador. Bolsonaro ha construido una base fiel, a base de defender valores tradicionales como la familia y presentarse como protector de la nación, ante una extrema izquierda que, en su opinión, pone en peligro la libertad y la economía. En las pasadas semanas, Bolsonaro situó reiteradamente a su contendor en las cercanías de los regímenes autoritarios de Venezuela y Nicaragua.

Digno de mención es, también, el creciente número de electores cercanos a las conservadoras iglesias neopentecostales, que tienden un puente hacia sectores más pobres de la población".

(rml)