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Chile: el derecho a votar en el extranjero, por fin

18 de noviembre de 2017

Por primera vez, los chilenos que viven fuera de su país podrán participar en unas elecciones presidenciales. Será el corolario de una larga lucha que comenzó en 1989.

Chile Wahlen
Imagen: picture-alliance/Demotix

En septiembre de 1989, un grupo de chilenos se reunió con el candidato presidencial Patricio Aylwin en Francia. Eran los últimos días de la dictadura de Augusto Pinochet, el interés por participar en los procesos eleccionarios era gigantesco y los chilenos que vivían fuera del país, exiliados la mayoría de ellos, quería ejercer el básico derecho de decidir los destinos de su patria. Aylwin, encabezando la Concertación de Partidos por la Democracia, venció en esas elecciones y comenzó el período de transición. Y también el largo martirio de quienes soñaban con votar en el extranjero.

 

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Pasaron 28 años hasta que por fin ese anhelo se hará realidad este domingo 19 de noviembre, cuando casi 40 mil chilenos están llamados a las urnas en 62 países del mundo para las primeras presidenciales que los toma en cuenta. El debut oficial ocurrió el 2 de julio de 2017 en las primarias legales (la ley contempla el voto en el extranjero tanto para primarias como para presidenciales y plebiscitos nacionales), donde casi 7 mil chilenos votaron. Pero la prueba de fuego grande es la de este domingo.

"Me parece que era una deuda de la democracia chilena. La derecha se opuso durante mucho tiempo bajo el pretexto de que los chilenos en el exterior estaban desvinculados del país, aunque en realidad tenían temor de que los resultados les fueran adversos por la cantidad de compatriotas y sus familias en el exilio. Ese fantasma se ha ido disipando y finalmente cayeron las barreras”, dice a DW el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y analista político Cristóbal Bellolio.   

Los ocho candidatos a la presidencia de Chile.Imagen: picture-alliance/AP Photo/E. Felix

Sujetos politizados

Se estima que un millón de chilenos viven fuera de las fronteras de su país. De ellos, según cálculos del Ministerio de Relaciones Exteriores, unos 360 mil cumplen con los requisitos para votar (ser mayores de 18 años, entre ellos). Al final, fueron 39.137 los que acudieron voluntariamente a inscribirse para participar este 19 de noviembre, la mayoría en Argentina, Estados Unidos, España, Canadá y Australia. Es, sin embargo, Barcelona la ciudad donde más chilenos van a votar: 1.852 están habilitados en la capital catalana. En Alemania, en tanto, habrá mesas en Berlín, Hamburgo, Múnich y Fráncfort, con un total de 1.813 personas en condiciones de emitir su sufragio.

Las autoridades chilenas estiman que este nivel de inscripción, cercano al 11 por ciento, pone a Chile al nivel de otros países donde el voto en el extranjero tiene más tradición. Además, el hecho de que sea inscripción voluntaria hace que las personas que están en la nómina sean altamente politizadas. Pero, más allá de la cantidad de votos, lo que más se valora es el símbolo que significa terminar con una exclusión que convertía a los chilenos que viven fuera de su país en ciudadanos de segunda.

Eso piensa, al menos, el sicólogo Héctor Escobar, que vive en México desde comienzos de los 70, pero que jamás ha perdido el vínculo con su país. "La verdad, no sé qué tanto peso tenga en Chile el voto en el extranjero. Por ejemplo en México hay varios millones de mexicanos que viven en Estados Unidos y su voto sería muy decisivo. Me parece que en Chile tiene un valor más simbólico, pero es un inicio. Significa que ya no hay chilenos de segunda”, apunta. "El valor electoral es poco en cuanto a magnitud, pero la dimensión simbólica es relevante: pone de manifiesto el compromiso de los ciudadanos con los procesos políticos de su país y les da la oportunidad de hacerse parte de dichos procesos. Hay pocas maneras mejores de probar el vínculo que asistiendo a los consulados respectivos a votar”, agrega Bellolio.

El ministro de Exteriores de Chile, Heraldo Muñoz.Imagen: picture-alliance/dpa/F. Trueba

Así se vota

La Ley de Voto en el Extranjero, promulgada en octubre de 2016, es uno de los legados más potentes del Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, pues hace realidad una lucha de largos años y saca a Chile de la nómina de países que no considera a sus ciudadanos en el extranjero como sujetos con derecho a sufragio, lista donde aún se encuentran Cuba, Guatemala, Nicaragua y Uruguay. "No se trata de un acto de justicia o no, se trata de un derecho que tenemos como chilenos”, dice a DW la sicóloga laboral Estefanía Raga, que vive en Tarragona (España). "El hecho de estar fuera del país no implica que no se quiera o al menos intente un Chile mejor, más democrático e igualitario”, agrega.

El suyo es un caso de tantos: pese a estar muy interesada en las elecciones, nunca supo cómo y cuándo hacer los trámites, hecho que se conjugó con un cambio de vida desde Brasil, donde estaba hasta hace unos meses, hasta España. "Lamentablemente no podré votar por falta de información, me enteré tarde que podía realizar el trámite. Estoy triste por no poder ir a votar, como quisiera”, explica. Ese es el desafío pendiente de las autoridades chilenas ahora: ampliar el espectro informativo de cara a las próximas elecciones en las que podrán votar los chilenos.

Por lo pronto, este domingo el proceso de voto fuera de Chile será igual que el que se realiza en el país: las mesas estarán abiertas ocho horas y los resultados no podrán conocerse antes de que se escruten las primeras mesas en Chile. Los cónsules enviarán esa información directamente al director del Servicio Electoral (Servel) por teléfono, fax o correo electrónico, y será ese organismo el encargado de entregar las cifras globales del futuro que se elija tanto en Chile como, por primera vez en la historia, fuera del país.   

Autor: Diego Zúñiga (MS)

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