En Cuba, el número de ciudadanos que no van a las urnas, votan en blanco o anulan la boleta electoral ha ido aumentando en la última década. Nada apunta a que esa tendencia vaya a cambiar en los comicios de este domingo.
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Cuba avanza en el proceso electoral que debe culminar en febrero de 2018, con el anunciado retiro de Raúl Castro y su posible sustitución por Miguel Díaz-Canel, elegido vicepresidente en los comicios de 2013. Y aunque para muchos se trata de una farsa, las elecciones que se realizarán en toda la isla el 26 de noviembre ofrecen legitimidad a la complicada estructura electoral dirigida desde las oficinas del Partido Comunista de Cuba, única fuerza política permitida por el Artículo 5 de la actual Constitución Cubana.
Ese proceso electoral coincide "casualmente" con una serie de homenajes que el Gobierno organiza entre el 25 y el 30 de noviembre a nivel nacional para "ratificar el legado” de Fidel Castro, a un año de su muerte.
Un total de 6.746.867 personas (78,35 por ciento del padrón electoral) realizaron el proceso de nominación de los más de 60.800 candidatos a delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, de cara a estas elecciones; un complicado proceso que es necesario explicar.
El engranaje “democrático” de Cuba
La etapa electoral en Cuba se inicia cuando el Consejo de Estado (integrado por las más altas figuras del Partido Comunista) designa "a dedo" la Comisión Electoral Nacional con representantes de las organizaciones de masas: la Central de Trabajadores de Cuba, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación de Agricultores Pequeños, la Federación Estudiantil Universitaria y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, como se sabe, todas creadas y financiadas por el Partido Comunista.
La Comisión Electoral Nacional crea las Comisiones Electorales Provinciales (15) y Municipales (168). Cada Comisión Electoral forma un grupo de trabajo que fiscalizará todo el proceso de elección de candidatos: la Comisión de Candidatura (una Comisión Nacional, 15 Comisiones Provinciales y 168 Comisiones Municipales). Las Comisiones Municipales son las encargadas de convocar las Asambleas de Nominación de Candidatos.
El momento en que el proceso se corrompe
En estas Asambleas, que se celebran en los barrios, los candidatos son nominados, unos por las organizaciones de masas y otros por el pueblo. Luego de ser analizados por la correspondiente Comisión de Candidatura Municipal, esos candidatos integran las Asambleas Municipales del Poder Popular. Se supone que estas Comisiones Municipales son las grandes protagonistas "democráticas", pues son ellas las que proponen los candidatos que integrarán las Asambleas Provinciales y de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento). Pero llegado este momento, el proceso "democrático" se corrompe totalmente: las Comisiones Municipales sólo pueden proponer el 50 por ciento de los candidatos; la otra mitad de cada Asamblea Provincial y de la Asamblea Nacional es designada discrecionalmente a partir de propuestas de las organizaciones de masas a nivel provincial y nacional.
El pueblo cubano tendrá que votar entonces, pero no en un proceso de elección, sino de "ratificación" de delegados (parlamentarios) provinciales y nacionales. No vota nunca directamente por quiénes dirigirán, sino por quiénes lo representarán, pues los cargos directivos en ambos niveles (provinciales y nacional) son propuestos por las Comisiones de Candidatura en una reunión donde sólo participan los delegados ratificados en las llamadas elecciones generales. Finalmente, en el marco de un proceso que debe consumarse en 2018, los cargos más altos del país serán propuestos a la Asamblea Nacional del Poder Popular por la Comisión de Candidatos Nacional, y hasta la fecha siempre se ha elegido esos cargos a partir del 50 por ciento que ha propuesto previamente esa Comisión, es decir, candidatos que no han sido seleccionados por el pueblo. Así son elegidos tanto los miembros y la presidencia del Consejo de Estado como el presidente y el vicepresidente del país.
La voz de la oposición
Aprovechando la única grieta de este proceso que permite una real votación popular: la nominación de candidatos en las asambleas de los barrios, seis agrupaciones opositoras, encabezados por los proyectos "Candidatos por el Cambio" y "#Otro18", se propusieron participar en los comicios este año. Pero a inicios del proceso, el vicepresidente Miguel Díaz-Canel advirtió en una conferencia que a "los contrarrevolucionarios” no se les daría la menor oportunidad de ser elegidos. Y así sucedió: a todos, sin distinción, se les impidió asistir a las asambleas de nominación, fueron difamados, acosados, amenazados y algunos incluso puestos en prisión por la policía política.
Eso ayuda a comprender por qué, en la última década, el número de ciudadanos que no van a las urnas, votan en blanco o anulan la boleta electoral ha ido aumentando. Y nada apunta a que esa tendencia vaya a cambiar en los comicios de este domingo (26.11.2017).
Amir Valle (ERC)
Fidel Castro, el hombre y la revolución
Nació el 13 de agosto de 1926. A un tiempo celebrado como máximo líder y denostado como dictador, Fidel Castro Ruz ha marcado la vida de muchos de sus compatriotas, incluso tras su muerte, el 25 de noviembre de 2016.
Imagen: Reuters
Educación Jesuítica
Nacido el 13 de agosto de 1926 en el poblado cubano de Birán, nadie podía vaticinar, a sus catorce años, cómo discurriría la vida de Fidel Castro Ruz. Sin embargo, ya destacaba entre sus compañeros, sobre todo por su inteligencia y capacidad de oratoria. Esta foto data de 1940, la época en que estudiaba en el Colegio de Dolores, dirigido por los jesuitas, en Santiago de Cuba.
Imagen: picture-alliance/dpa/Jose Maria Patac
“Alumno sobresaliente”
Fidel Castro Ruz quería llegar lejos. Sus padres, inmigrantes gallegos, habían logrado labrarse una buena posición social. Así que Fidel disfrutó de una buena educación. En 1945 finalizó el bachillerato. En el anuario de su colegio se lo describe como un “alumno sobresaliente y buen deportista”. Cinco años más tarde se recibió de abogado.
Imagen: AP
Lucha contra Batista
En 1952 presentó su candidatura a diputado, pero el golpe de Estado de Fulgencio Batista frustró sus aspiraciones. Castro intentó combatirlo en tribunales, pero luego optó por la lucha armada. Fracasó con el asalto al cuartel Moncada, en 1953. Tras haber sido encarcelado, amnistiado y expulsado del país, retornó en 1956, en el yate Granma, e inició la lucha de guerrillas en la Sierra Maestra.
Imagen: AP
Triunfa la revolución
Tras victorias guerrilleras, Batista perdió el apoyo militar y huyó de Cuba. El 1 de enero de 1959, la revolución había triunfado. Días después, Fidel Castro hacía su entrada triunfal a La Habana. Al mes, fue nombrado primer ministro por el nuevo presidente, Manuel Urrutia, quien se vio forzado a renunciar por diferencias con Castro. Lo reemplazó Osvaldo Dorticós, quien afianzó el poder de Castro.
Imagen: AP
Playa Girón
La tensión entre EE. UU. y Cuba aumentó cuando las expropiaciones cubanas afectaron intereses estadounidenses. Washington impusó un boicot comercial, y el 3 de enero de 1961 rompió relaciones diplomáticas con La Habana. En abril, una expedición de cubanos apoyados por la CIA desembarcó en Playa Girón para derrocar al régimen cubano. La contraofensiva de Castro detuvo la invasión en tres días.
Imagen: AP
La crisis de los misiles
En 1960, Kruschev dijo: “No sé si Fidel es comunista, pero yo soy fidelista”. Moscú reanudó relaciones diplomáticas con La Habana. Y la Unión Soviética instaló bases de misiles nucleares en Cuba, lo que desencadenaría la llamada "Crisis de octubre" o “Crisis de los misiles”. Moscú cedió a la presión de Kennedy a cambio de que EE. UU. no invadiera Cuba y desmantelara sus bases nucleares en Turquía.
Imagen: imago/UIG
Cuba y América Latina
El episodio de Girón (internacionalmente conocido como Bahía de Cochinos) aceleró la proclamación del carácter socialista, marxista-leninista, de la revolución. Cuba terminó expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA). Y Castro, temporalmente aislado en el continente. Pero fue recibido en Chile por el presidente Salvador Allende (foto), luego derrocado por Augusto Pinochet en 1973.
Imagen: AFP/Getty Images
La hora de la Perestroika
La llegada al poder de Mijaíl Gorbachov, en Moscú, marcó el inicio de la era de la glasnost y la perestroika. La Cortina de Hierro comenzó a caerse a pedazos y el imperio soviético terminó derrumbándose. Cuba perdió a su principal aliado externo, sumiéndose en una aguda crisis. Miles de cubanos intentaron huir a Miami en precarias embarcaciones. Muchos vaticinaban el fin del régimen castrista.
Imagen: picture-alliance/dpa
Primera visita papal
Un decreto de Pío XII prohibía a los católicos el apoyo a los regímenes comunistas. En virtud del mismo, el Vaticano había excomulgado a Fidel Castro en enero de 1962. Pero las décadas pasaron y, luego del término de la Guerra Fría, llegó el momento del acercamiento: en 1996, Castro visitó al Papa Juan Pablo II y este le retribuyó la visita dos años más tarde, en un gesto considerado histórico.
Imagen: picture-alliance/AP/Michel Gangne
Jimmy Carter en Cuba
Desde que Estados Unidos impuso su embargo comercial, económico y financiero en 1962, hubo pocos momentos de distensión entre Washington y La Habana. Uno de los pocos signos en esa dirección fue la visita del expresidente estadounidense Jimmy Carter, en 2002, motivada por la intención de encontrar puntos de acercamiento. Tampoco sus buenos oficios provocaron cambios sustanciales en Cuba.
Imagen: Adalberto Roque/AFP/Getty Images
El nuevo rostro de la revolución
Desde los años 90, Cuba dejó de ser vista como un peligroso exportador de revoluciones. Con el estrepitoso derrumbe del bloque del Este, las ideologías de izquierda naufragaban. Pero en Venezuela llegó al poder un nuevo dirigente dispuesto a propagar la “Revolución Bolivariana”. Hugo Chávez, declarado admirador de Fidel Castro, le dio a La Habana un efectivo respaldo, también económico.
Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb
La entrega del poder
La enfermedad forzó a Fidel Castro a ceder el poder en 2006. Su hermano Raúl garantizaría que no hubiera vuelco radical en un sistema que, con avances en educación y salud, cobró un alto precio: falta de libertad política y represión. Mientras afloraban los primeros cambios, Castro se fue despidiendo de a poco, defendiendo su visión hasta el final, desde las páginas del diario oficial, "Granma".
Imagen: picture-alliance/dpa/Jose Goitia
La visita del papa Francisco
El papa Francisco visitó al otrora hombre fuerte de Cuba, Fidel Castro, después de una misa oficiada en la Plaza de la Revolución de La Habana, el 20 de septiembre de 2015. Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, confirmó que el encuentro “informal” tuvo lugar en la residencia de Castro y duró entre 30 y 40 minutos. Castro y el argentino Jorge Mario Bergoglio intercambiaron libros.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Castro
La era del deshielo
En diciembre de 2014, el presidente de EE. UU., Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, anunciaron que retomarían las relaciones diplomáticas entre ambos países. Obama visitó Cuba en marzo de 2016. Habían pasado 88 años desde la última vez que un presidente estadounidense pisara la isla. EE. UU. retiró a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo y el deshielo comenzó a afianzarse.
Imagen: Reuters/C. Barria
Fidel y Maduro
El expresidente cubano Fidel Castro volvió a mostrarse en público el 13 de agosto de 2016, para asistir a la gala cultural que que celebró su 90 cumpleaños en el teatro Karl Marx de La Habana. Acompañado por el mandatario cubano, Raúl Castro, y el venezolano, Nicolás Maduro, Fidel Castro fue recibido en el teatro por más de 5.000 espectadores, con aplausos y gritos de "Fidel, Fidel".
Imagen: Reuters/Cubadebate/I. Francisco
Fe de vida
Tantas veces anunciada y desmentida, pocos creyeron la noticia de su fallecimiento en un primer momento. No obstante, el 25 de noviembre de 2016, los bares empezaron a cerrar y las reuniones callejeras se dispersaron, al correr el rumor de su deceso. Durante años, Castro desmintió a quienes lo daban por muerto publicando fotografías o artículos de opinión, con una fecha actual y visible.
Imagen: Getty Images
Discreta pero omnipresente conmemoración
Según su propia indicación, aprobada por el Parlamento, en Cuba no hay estatuas ni bustos con la efigie de Fidel Castro. Su imagen es omnipresente en carteles políticos, pero no hay estadios, teatros, calles o condecoraciones con su nombre. Para conmemorarlo se supone que bastan su tumba y las múltiples alusiones diarias en la prensa e, incluso, en un nuevo proyecto de Constitución "fidelista".
Imagen: Martin Funck
Los restos del "Comandante"
Las cenizas de Fidel Castro, en vida "Comandante en Jefe" de las Fuerzas Armadas, reposan en la ciudad de Santiago de Cuba, dentro de una roca de granito gris, adornada con una placa de mármol verde oscuro y una incripción en relieve “Fidel”. El cementerio de Santa Ifigenia fue remodelado para alinear las tumbas de los líderes independentistas más importantes de la isla con la suya.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Vecchi
La sucesión
Analistas políticos sostienen que la muerte de Fidel Castro no ha influido sobre el curso de las reformas aplicadas en Cuba, ni para acelerarlas ni para retrasarlas, porque la dinámica de las mismas ya no estaba asociada a su figura cuando él se retiró de la política, una década antes. Su hermano y sucesor, Raúl, fue relevado por un dirigente más joven, Miguel Díaz-Canel, en febrero de 2018.