Aún no queda claro quién ganó en EE. UU., pero eso no significa que la democracia peligre; solo que muchos estadounidenses piensan que las acciones de Trump son aceptables, y eso es devastador, a juicio de Carla Bleiker.
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La noche electoral fue exactamente lo que muchos expertos y analistas predijeron, al menos en un aspecto: este martes 4 de noviembre por la mañana todavía no hay un claro ganador en Estados Unidos.
No sorprende que ambos candidatos hicieran todo lo posible por ignorar la incertidumbre e inyectar optimismo a sus seguidores. El candidato demócrata, Joe Biden, hizo una aparición este martes temprano por la mañana en su estado natal, Delaware. "Sabíamos que esto iba a durar mucho”, dijo Biden, añadiendo que se sentía bien con respecto al lugar de los demócratas en la carrera para alcanzar los 270 votos del colegio electoral a fin de asegurarse la presidencia. "Esto no termina hasta que cada voto y cada papeleta se contabilice” enfatizó.
Con tres diferentes tipos de voto, el voto en persona en el día electoral, el voto anticipado en persona, y los votos por correo, el proceso de escrutinio puede estirarse hasta los próximos días. Eso es parte totalmente legítima del proceso democrático. Ver cómo el presidente, Donald Trump, describe ese proceso como un intento de los demócratas de "robar” la elección, como escribió en Twitter sin proveer evidencias, no es ninguna sorpresa, pero es exasperante.
En su discurso de esta madrugada, Trump declaró haber ganado claramente las elecciones en varios estados que, en ese momento, aún no habían contado los suficientes votos como para anunciar a un ganador. Se refirió en particular a Pensilvania, sin hablar sobre un detalle muy importante: qué clases de votos deben ser contabilizados todavía.
Muchos de los votos sin contar aún son votos postales, y expertos suponen que estos fueron emitidos más por los electores demócratas que por los republicanos. Por supuesto que Trump no querría que se contabilizaran. Pero eso significa que los demócratas no deben perder la esperanza todavía. Trump puede estar liderando en varios de los estados aún abiertos, pero un largo número de los votos que deben ser contados podrían ser para Biden.
En otras palabras, aunque esto parezca un deprimente déjà-vu de 2016, no todo está perdido. Pero la declaración de victoria de Trump, en la que llamó al proceso de contabilización de votos "un fraude mayor”, y anunció que se dirigiría a la Corte Suprema, expone un descarado desinterés por la manera en que se calculan los votos en una democracia, en el año pandémico de 2020.
No hay suficientes estadounidenses que se horroricen por Trump
Muchos estadounidenses liberales esperaban un claro resultado a favor de Biden, y ciertamente no una carrera tan estrecha como esta. Después de todo, su candidato competía con un presidente que quería prohibir a los musulmanes entrar a EE. UU., que separaba a los niños migrantes de sus padres en la frontera sur del país, que lanzó ataques racistas contra mujeres congresistas, que fue impugnado por intentar un trueque de ayuda militar para Ucrania a cambio de ayuda contra su rival político, y bajo cuyo liderazgo más de 250.000 personas murieron de COVID-19 hasta el momento. Y la lista sigue. El hecho de que un número significativo de estadounidenses votaran por Donald Trump a pesar de sus acciones a lo largo de estos últimos cuatro años muestra qué es aceptable para EE. UU. Y eso es devastador, no importa quién sea el que logre llegar a la Casa Blanca.
(cp/ers)
¿Cuánto poder tiene el presidente de Estados Unidos?
Sea quien sea el jefe en la Casa Blanca, algunos creen que tiene la supremacía política mundial. Pero no está tan claro: los poderes del Presidente de EE.UU. son limitados, y otros también tienen voz y voto.
Imagen: Klaus Aßmann
La Constitución lo dice
El presidente de EE.UU. es elegido por 4 años, por un máximo de dos mandatos. Es jefe de Estado y de gobierno, así que dirige el aparato gubernamental. Unos 4 millones de personas trabajan en el poder ejecutivo, incluídas las Fuerzas Armadas. El Presidente implementa las leyes aprobadas por el Congreso. Como el más alto diplomático, puede recibir a los embajadores - y así reconocer o no Estados.
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Control, gracias a los "checks and balances"
Los tres poderes tienen voz y voto y por lo tanto limitan mutuamente su poder. El presidente puede amnistiar a reos y nombrar jueces federales, pero solo con la aprobación del Senado. También nombra a sus ministros y embajadores, con el asesoramiento y la aprobación del Senado. Este es uno de los medios del Legislativo para controlar al Ejecutivo.
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El poder del "estado de la Unión"
El presidente debe informar al Congreso sobre el estado y el rumbo del país. Lo hace una vez al año en su discurso sobre el estado de la Unión. Aunque no se le permite presentar propuestas legislativas al Congreso, puede plantear sus asuntos en el discurso. De esta manera puede presionar al Congreso de una manera que es efectiva en términos de opinión. Pero eso es todo lo que puede hacer.
Imagen: Klaus Aßmann
Derecho a veto
Cuando el/la presidente devuelve un proyecto de ley al Congreso sin su firma, lo veta. Este veto sólo puede ser anulado por el Congreso con una mayoría de dos tercios en ambas Cámaras. Según el Senado, en la historia de Estados Unidos, de poco más de 1500 vetos, sólo 111 fueron anulados, cerca del siete por ciento.
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Zonas grises en la definición del poder
La Constitución y los fallos de la Corte Suprema no dejan muy claro cuánto poder tiene el presidente. Hay un truco que permite un segundo tipo de veto, el "veto de bolsillo". Bajo ciertas circunstancias, el presidente puede "meter un proyecto de ley en su bolsillo", lo que lo hace inválido. El Congreso no puede entonces anular este veto. Este truco se ha usado más de 1000 veces.
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Instrucciones con efecto de ley
El presidente puede ordenar a los funcionarios del gobierno que cumplan con sus obligaciones. Estas órdenes, conocidas como órdenes ejecutivas, tienen fuerza de ley. Nadie tiene que firmarlos. Sin embargo, el presidente no puede hacer lo que quiera. Los tribunales pueden revisar las órdenes o el Congreso puede aprobar una ley contra ellas. Y el próximo presidente puede simplemente derogarlas.
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“Acuerdos ejecutivos” para evadir al Congreso
El presidente puede negociar tratados con otros gobiernos, pero al final el Senado debe aprobarlos con una mayoría de dos tercios. Para evitar esto, en lugar de contratos, los presidentes utilizan "acuerdos ejecutivos", acuerdos gubernamentales que no requieren la aprobación del Congreso. Se aplican mientras el Congreso no se oponga o apruebe leyes que invaliden el acuerdo.
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¿Quién puede declarar una guerra?
El presidente es el comandante en jefe de las tropas de EE.UU., pero solo el Congreso puede declarar una guerra. No está claro cómo un presidente puede conducir a las tropas a un conflicto armado sin aprobación. El Congreso estableció que en la guerra de Vietnam se cruzó una línea roja y se intervino por ley. Así que el presidente solo puede arrogarse atribuciones mientras el Congreso no replique.
Imagen: Klaus Aßmann
El control final
Si un presidente abusa de su cargo o comete un delito, la Cámara de Representantes puede iniciar un procedimiento de destitución. Hasta ahora esto ha sucedido tres veces - sin éxito. Pero hay un instrumento más poderoso para detener al presidente: El Congreso aprueba el presupuesto, pero también puede recortarlo.