Elecciones en Georgia, un país entre Europa y Rusia
25 de octubre de 2024Uno de los temas dominantes de estas elecciones parlamentarias en Georgia es el ingreso del país a la Unión Europea, un objetivo que está anclado incluso en la Constitución georgiana desde 2018. Las banderas azules de la UE se ven en casi todos los afiches de campaña. Cerca de un 80 por ciento de la población apoya la entrada a la UE, según resultados de encuestas que permanecen estables desde hace años.
Pero, irónicamente, el camino de Georgia hacia la UE lo determinó hace cinco años un partido que hoy es criticado por alejar al país del bloque comunitario cada vez más: el partido gobernante, Sueño Georgiano, de centro izquierda. "¡Sí a la UE, pero con dignidad!”, es el lema de esta campaña electoral. "Con dignidad” significaría: "Bajo nuestras condiciones”.
La exrepública soviética de Georgia es independiente desde 1991 y ahora, por primera vez, el país se encuentra realmente en una encrucijada: Europa o Rusia. Renata Skardziute-Kereselidze, del grupo de expertos del Instituto Georgiano de Política en Tiflis, explica que "no se trata simplemente de una polarización como la que hemos visto durante años. El gobierno actual amenaza con prohibir por completo los partidos de oposición y perseguir a los medios y organizaciones independientes". Para Skardziute-Kereselidze esto es "realmente preocupante".
Pero ¿logrará Sueño Georgiano mantenerse en el poder con esas amenazas, después de tres períodos en el gobierno? No será tan fácil, pues hay mucho que criticar, dice Renata Skardziute-Kereselidze. "Sin embargo, será difícil para todos los partidos de la oposición georgiana ganar las elecciones", subraya, porque todos tratan de atraer a los votantes con la misma bandera azul de la Unión Europea.
El gobierno difunde el miedo a la guerra y al movimiento LGTBQ
¿Qué significaría la pertenencia formal a la UE en la vida real? ¿Qué tan difícil será ceder parte de la soberanía y dejar ciertos controles a la UE? ¿Cómo garantiza Georgia la libertad de expresión y otros derechos humanos, piedras angulares de la Unión Europea? ¿Cómo deberían respetarse los modelos de vida alternativos y protegerse las minorías religiosas, nacionales y sexuales? Georgia es un país cristiano conservador dominado por la poderosa Iglesia Ortodoxa Georgiana, una de las instituciones más confiables del país.
La guerra de Rusia en Ucrania también proyecta su sombra. "No a la guerra y sí a la paz”, está escrito en los carteles electorales de Sueño Georgiano. Su mensaje es claro: sólo el actual gobierno de Tiflis puede garantizar la paz. Todos los demás son partidarios de un siniestro "partido de guerra global” que trae destrucción.
El partido utiliza esta narrativa cada vez con más frecuencia. Su fundador, el ex primer ministro Bidzina Ivanishvili, no duda en poner en una misma bolsa la guerra y los derechos LGBTQ. En una entrevista televisiva, afirmó que la supuesta propaganda occidental de las minorías sexuales pone en peligro a la sociedad georgiana: "El partido de la guerra global es una fuerza muy poderosa con muchos recursos. Se enfrenta al mundo con propaganda LGBTQ e influye en muchos burócratas de los países en desarrollo”. Si la oposición recuperara el poder, al día siguiente habría guerra en Georgia, sostuvo. En la vecina Rusia, la ley sobre la llamada propaganda homosexual está en vigor desde hace años.
Otro paralelo con Rusia es la ley sobre los llamados agentes extranjeros. Requiere que las organizaciones que reciben una determinada parte de su financiación del extranjero se registren como "agentes de influencia extranjera”. También allí se refleja la orientación hacia Rusia: Putin promulgó una ley similar en 2012. La ley de agentes le costó a Georgia la congelación de las negociaciones de adhesión después de que la UE le concediera al país el estatus de solicitud, apenas seis meses antes.
Elecciones con final abierto
Si luego de los comicios nada cambiara, la activista queer Tamar Jakeli, de la Asociación Orgullo de Tiflis, piensa en abandonar el país, como muchas personas de su generación. "Creo que el gobierno está perdiendo apoyo en general. Durante los últimos doce años no ha cumplido sus promesas de un Estado de bienestar”, dijo a DW. En lugar de mejorar las vidas de los ciudadanos, Sueño Georgiano genera división y odio, indica. Pero aún es temprano; habrá que ver cuál es el resultado electoral. Los sondeos no son confiables, explica la activista. Algunas encuestas otorgan cerca de un 30 por ciento de intención de voto al partido oficial; otros, hasta un 60 por ciento.
Pero muchas personas en las calles de Tiflis definitivamente quieren que su país se una a la UE lo antes posible. "Creo que los partidos pro UE ganarán y Georgia volverá a su camino europeo", dice una joven a DW en la Plaza de la Independencia. "La gente ya está huyendo, Georgia pronto estará vacía si esto continúa así", admite un joven. "Todo el mundo quiere mejores condiciones de vida y nosotros tenemos esperanzas en Europa".
Para la investigadora Renata Skardziute-Kereselidze está claro que estas elecciones también serán de protesta. Muchos electores deciden votar contra el gobierno para por fin poder estar más estrechamente vinculados a la UE. "Estas son unas elecciones para la estabilidad y la seguridad a largo plazo" y no para un acercamiento con Rusia, asegura.
(cp/ers)