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Elecciones en Holanda: el ataque de los marginales

7 de junio de 2010

Una cuarta parte de los holandeses se considera espiritual pero ¿por qué no hay un partido que les represente? Eso se preguntaba Lea Manders, que acaba de fundar el Partido para el Ser Humano y el Espíritu.

El hombre, la naturaleza y el espíritu, temas de un partido holandés.Imagen: picture-alliance/ ZB

Además de esa curiosa formación, otros seis partidos "marginales" compiten en las elecciones generales adelantadas que se celebran en Holanda el 9 de junio. "Las posibilidades (de esos partidos) son reducidas, pero el optimismo es enorme". Este titular del periódico holandés "De Volkskrant" resume bien la situación. "La humanidad va camino a su perdición, estamos rozando la catástrofe materialista, debemos volver a los orígenes, a la vida natural", explica Manders, fundadora del Partido para el Ser Humano y el Espíritu (Partij voor Mens en Spirit) a dpa, en tono apocalíptico.

Holandeses, disconformes con partidos tradicionales

Manders, de 43 años, desborda optimismo y, aunque sabe que será complicado lograr la cantidad de votos necesaria para ingresar en el Parlamento de La Haya, sigue adelante con un proselitismo a prueba de bombas atómicas. "Hay muchos holandeses que no se sienten identificados con los valores y los programas que preconizan los así llamados grandes partidos, o formaciones tradicionales, que han dominado desde siempre la escena de nuestro país", afirma Manders.

Su comentario hace referencia al partido laborista (Pvda), al cristianodemócrata (CDA), al liberal de izquierdas D66, o al liberal-conservador VVD, que llevan décadas formando gobiernos de coalición "arco iris", bautizados así, justamente, por la diferente composición cromática de sus símbolos electorales y variopintas ideologías.

Paisaje holandés típico.Imagen: picture alliance/Bildagentur-online

Del tarot a la tribuna

Claro que el pedigrí político de Manders es relativo. Su reputación, lejos de las tribunas políticas, se ha construido en torno a una bola de cristal y ante las cartas del tarot. Sus potenciales electores la pueden ver cada noche en un canal de televisión local de Groninga, norte de Holanda, en su tarea de astróloga y vidente.

Otros partidos menores, como el Partido de los Piratas (Piratenpartij), también aspiran, si logran entrar al Parlamento, a poner en práctica sus ideas: pretenden "combatir una política injusta en torno los derechos de autor" y abogan en favor del derecho a la intimidad de los ciudadanos para que "nuestros datos personales no estén en manos de ningún poder oculto ni ningún gobierno".

Es lo que, en su programa, llaman "los derechos civiles digitales". Entre los menores aspirantes a entrar en las salas doradas del Parlamento de La Haya figura también otro curioso ejemplo: la Lista 17. Esa formación, que se financia, como el resto de micropartidos de este tipo, con aportes económicos de sus propios militantes, se caracteriza por la juventud de sus integrantes: ninguno supera los 20 años.

Se consideran parte del movimiento antisistema y esa es, justamente, su característica tipológica más definida: el uso del prefijo "anti" para casi todo. El Partido Evangélico de Holanda es otro de los actores menores en liza. Como reza su nombre, se focaliza en los valores religiosos de la sociedad. Su presidente, Yvonne Laclé, proviene de la formación Unión Cristiana (CU), que formaba parte de la anterior coalición de gobierno presidida por Jan Peter Balkenende.

Para Nueva Holanda (Nieuw Nederland), presidido por Frank Kroes, hay que volver a cultivar el "lado espiritual sin dejar de lado el toque pragmático", imprescindible para cualquier partido. Uno de los partidos menores más originales es Toda Holanda (Heel Nederland), que promueve "el derecho de las madres de Holanda a ejercer como tales", según el texto de su programa electoral.

Entre sus objetivos, si logran entrar al Parlamento, figura el establecimiento de una subvención para que las madres puedan tomarse "cuatro años sabáticos para el cuidado de sus hijos" y después puedan reintegrarse a su mismo puesto de trabajo.

Por último, entre los apirantes a ejercer su influencia en La Haya figura Partido Uno (Partij ÉÉn). Presidido por el rabino Abraham Zoetendorf de Ámsterdam, Partido Uno aboga en favor de la "integración multicultural". Entre sus simpatizantes hay católicos, judíos y árabes.

Amsterdam.Imagen: picture alliance/dpa

Esfuerzo colosal

Todos saben que el desafío que les espera en las urnas es colosal. En las dos últimas décadas, los únicos partidos menores que lograron entrar al hemiciclo de La Haya fueron, en los comicios de 1994, el Partido Socialista (de la vieja línea marxista), la Alianza en pro de los Mayores (Algemeen Ouderen Verbond), y la Unión + 55, que promueve los derechos laborales de los mayores de 55 años.

En 2002, lograron ese hito la formación ecologista Holanda Habitable (Leefbar Nederland) o el Partido de los Animales (Partij voor de Dieren). Y es que no lograr entrar, al menos con un escaño, en el Parlamento de La Haya no puede ser opción para ninguno de esos tres partidos. Los 11.250 euros (14.000 dólares) que les cuesta pagar por tener derecho a participar en la contienda electoral son un argumento de peso. El Estado holandés sólo les devolverá esa cantidad si logran, al menos, una banca en el hemiciclo, y para ello necesitan al menos 50.000 votos.

DPA
Edición: Cristina Papaleo