De acuerdo con los resultados preliminares, basados en proyecciones, la alianza conservadora Ley y Justicia obtuvo casi el 27% de los votos, mientras que la Plataforma Cívica atrajo el 24%. El resultado sorprende, ya que a los liberales se les daba en los sondeos previos hasta un 40% de intención de voto.

Respecto al futuro político de Polonia, DW-WORLD entrevistó al Prof. Dr. Dieter Bingen, director del Instituto de Estudios Polacos de Alemania, con sede en Darmstadt.

DW-WORLD: El nuevo Gobierno de Polonia será seguramente una alianza de conservadores y liberales. ¿Qué rumbo tomará el país?

BINGEN: Los programas del partido conservador Ley y Justicia (PiS), de los hermanos Kaczinsky, y la Plataforma Cívica (PO), de Jan Rokita, naturalmente divergen en muchos puntos. El PiS es una expresión de tendencias populistas, conservadoras y patrióticas, mientras que la PO propone una política más liberal en lo económico y más próxima a la Unión Europea, es decir, más europeísta. Por ello, el nuevo gobierno no tendrá más remedio que hallar un compromiso que conjugue ambas tendencias. De esperar es sobre todo un ajuste de cuentas con el gobierno socialdemócrata (poscomunista) anterior, pero más que nada en el plano verbal. También se llevarán a cabo seguramente reformas en las políticas económica e impositiva, pero no tan radicales como las proponía la PO. El sistema de salud necesita también urgentemente de una reforma. Y finalmente está la cuestión de las privatizaciones. Mientras que la PO está a favor de más privatizaciones, el PiS seguramente las va intentar frenar, por su política proteccionista social y de defensa de lo polaco. Lo mismo sucederá con las inversiones extranjeras.

Los poscomunistas salieron derrotados de las elecciones, pero no aniquilados políticamente, como se preveía en algunos sondeos. ¿Por qué?

La Alianza Democrática de Izquierda fue en definitiva la única alternativa al giro hacia las posiciones conservadoras y en parte populistas que acabaron triunfando. Los poscomunistas fueron votados por todos aquellos que estaban demasiado lejos ideológicamente de la centroderecha. Además, los propios poscomunistas se distanciaron en los últimos meses claramente de sus propios escándalos de corrupción y trataron de reposicionarse políticamente, lo que en parte les resultó.

¿Dónde quedó el centro?

Lo dramático en Polonia es justamente la pérdida de influencia de los liberales de centro, el clásico centro, en torno a Tadeusz Mazowiecki, que no pasó el umbral del cinco por ciento y quedarán fuera del Parlamento. Ése es el verdadero drama. La constelación política ahora pasa de una izquierda poscomunista bastante debilitada, con alrededor de un 10%, directamente a las posiciones de centroderecha, nacionalistas y populistas. Pero, por otra parte, en Polonia tampoco "se come tan caliente como se cocina", es decir, que mucho de lo que se está diciendo ahora va a ser llevado a la práctica al final en forma mucho más moderada.

¿Qué significa un gobierno de centro-derecha para las relaciones de Polonia con Alemania y la Unión Europea?

En esa área se deberá seguramente también a un compromiso en el gobierno. Por un lado está el PiS, con tendencias nacionalistas y antiintegracionistas con respecto a Europa y con un cierto rechazo hacia Alemania y por otro, la PO, pro Unión Europea y pro inversiones extranjeras. Nuevamente en este sector se tendrá que llegar a un compromiso. El resultado seguramente no va a ser muy dramáticamente diferente de la política que se lleva a la práctica hasta ahora, por lo que se puede hablar de cierta continuidad, si bien matizada.

La Plataforma Cívica se perfilaba en sondeos como segura ganadora, con hasta un 40% de la intención de voto. ¿Por qué no ganó al final?

Se produjo un fenómeno bastante similar al de las elecciones alemanas. El PiS logró despertar temores en la población con respecto a las reformas liberales planteadas por la PO, por ejemplo una tasa única de impuestos del 15% para todos. En Polonia se impuso la demagogia de política social de los Kaczinsky, que al final infundieron tanto temor a los potenciales votantes de la PO, que muchos de ellos prefirieron darles la espalda a los liberales.

La participación electoral fue de sólo el 38%. ¿Por qué tan escasa?

La participación electoral es tradicionalmente escasa en Polonia. Pero no se trata de un desinterés político, sino de que gran parte de la población no tiene confianza en los políticos, sean del bando que sean. Es decir, que en definitiva es un posicionamiento político, porque muchos polacos no se ven reflejados en las posiciones de los partidos políticos. Entonces optan simplemente por no votar.

Muchas gracias por la entrevista.