¿Electores mexicanos ante la “trampa de la nostalgia"?
13 de marzo de 2012Deutsche Welle: México, el mayor país de lengua hispana, se prepara para elegir a un nuevo presidente. ¿Qué tan democráticas pueden ser estas elecciones?
Matthias Jäger: Esta es una interrogante que despierta grandes expectativas. En México las condiciones democráticas se han deteriorado más en los tiempos de campaña: no siempre ha habido acceso igualitario a los medios, algunos han sido amenazados e incluso el candidato a gobernador del Estado de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú fue asesinado hace algunos meses.
Otro aspecto que debe ser observado muy de cerca es el desarrollo mismo de los comicios después de las algunas denuncias de fraude en las pasadas elecciones.
En las elecciones de 2006 hubo acusaciones de fraude que minaron la legitimidad del presidente electo. ¿Logró Felipe Calderón recuperar algo de esa cuestionada legitimidad?
Con una política de mano dura contra el crimen organizado, Felipe Calderón buscó justamente recuperar el terreno perdido como presidente democráticamente electo. Y en efecto, en un comienzo, Calderón logró cierto reconocimiento tras algunos éxitos en la “guerra contra las drogas”, pero la crudeza del enfrentamiento y la falta de una estrategia general le costaron las simpatías y el apoyo iniciales. El periodo de Felipe Calderón no va a pasar a los anales de la historia como un gobierno exitoso.
Las condiciones de seguridad en que tuvieron lugar las elecciones en 2006 son muy diferentes a las de 2012. ¿Qué se puede esperar de las próximas elecciones en un México en convulsión?
Estas elecciones son muy importantes para medir el grado de democracia que ha alcanzado la sociedad mexicana. Después de 71 años de una especie de dictadura partidista, México inició un proceso de transformación hacia la democracia desde los años 90. Así es como hoy el país cuenta con un sistema multipartidista estable. Pero desde el 2000 – año en el que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió las elecciones - el Latinobarómetro indica un cierto desencanto de los mexicanos con el sistema democrático y sus instituciones. El peligro es que dependiendo del curso de la campaña y los resultados de las elecciones el panorama empeore.
¿Es en México la aceptación de un partido igual a la aceptación de los principios democráticos?
No. Se trata más bien de la aceptación o descontento con las instituciones políticas o con el mismo sistema político. Esto tiene que ver con las expectativas de los electores sobre lo que puede y tiene que lograr un gobierno. En los dos últimos períodos presidenciales (Vicente Fox y Felipe Calderón) los mexicanos tienen la sensación de que la situación económica no mejoró y que la política empeoró.
El Índice de Transformación (BTI) de la Fundación alemana Bertelsmann - cuya edición 2012 se publicará la próxima semana - muestra de forma muy clara las deficiencias de la democracia mexicana, desde la corrupción y el deterioro de la libertad de prensa y expresión, hasta el hecho que el gobierno mexicano ya no dispone en algunos Estados del monopolio de la fuerza, como en los Estados fronterizos con Estados Unidos, así como en Guerrero y Michoacán. El recrudecimiento de la violencia es un factor que la gente percibe como fracaso.
Enrique Peña Nieto, es el candidato del PRI a la presidencia de México. ¿Qué lo hace el favorito, como indica la mayoría de las encuestas?
Por una parte la insatisfacción y la decepción con los dos anteriores presidentes que no lograron el cambio político esperado desde el 2000. Por otra parte, Peña Nieto es un exitoso político que ha conquistado simpatías con su juventud y carisma y que le permite al PRI mostrarse con una cara moderna que, en realidad, no tiene.
¿No logra una mujer, en la persona de Josefina Vásquez Mota, representante del oficialista Partido Acción Nacional (PAN), competir al mismo nivel de Peña Nieto?
Por una parte, Vásquez Mota lucha contra la decepción que han generado los conservadores durante 12 años en el poder. Por otra, está por verse qué tanto aceptan los mexicanos a una mujer como presidenta. Mientras en otros países latinoamericanos las mujeres dirigentes son una normalidad, en México su representación en los altos niveles de la política es mucho menor. Peña aventaja a Vásquez en un 20 por ciento.
…¿y la izquierda?
Manuel López Obrador repite candidatura (Movimiento Ciudadano, PRD), pero ahora con menos simpatías en el electorado. Su actitud radical frente al supuesto fraude electoral en 2006 le ha costado parte del respaldo que tenía. Para muchos López Obrador no es un candidato serio.
A propósito, el escritor Carlos Fuentes dijo recientemente que los tres candidatos arriba mencionados (Peña, Vásquez, Obrador) son “demasiado pequeños para tan grandes problemas”, como los que aquejan a México.
¿Qué puede entonces esperar la sociedad mexicana del favorito Enrique Peña Nieto?
El candidato del PRI es un político experimentado, "toreado en todas las plazas". Él fue gobernador exitoso del principal Estado mexicano (Estado de México). Además cuenta con amplio respaldo de su partido. Pero bajo una presidencia de Peña Nieto no espero cambios significativos. Él - como los demás candidatos - se ha abstenido de mencionar cualquier estrategia para resolver el mayor de los problemas que es el crimen organizado. Aunque Peña Nieto no es considerado un pensador que da la pauta ideológica, sí sabe vender su imagen.
Así sea difícil de abordar por los candidatos, la criminalidad es el tema predominante. ¿Se lanzará la mayoría a los brazos del PRI confiando en que ese partido hará desaparecer la violencia?
Algunos políticos del PRI aprovechan los temores generados por el accionar del crimen organizado para decir que cuando su partido gobernaba no existía la violencia. Según el PRI, tan dramático estado de cosas sólo surgió bajo el gobierno del PAN. El politólogo mexicano Federico Vásquez Calero ha descrito las promesas del PRI como una “trampa de la nostalgia” en la que caerán aquellos que crean que con el regreso del PRI se irán los males presentes.
La realidad es que el PRI nunca se fue del poder, sólo que no han puesto el presidente en los últimos 12 años, y se han tenido que abrir a un nuevo pluralismo político, pero ese partido ha conservado el poder a nivel local y muchos Estados federados. También un gobierno bajo el PRI tendrá que cumplir los compromisos internacionales de cooperación en la lucha contra el narcotráfico, adquiridos en la Iniciativa de Mérida.
¿Qué le desea a los mexicanos y a México en las próximas elecciones, independientemente de quién gane?
Que los electores elijan a un presidente con una mayor legitimidad que le permita un campo de maniobra más amplio para las importantes reformas que el país necesita. A México, le deseo que el proceso electoral ayude a recuperar la confianza de los mexicanos en la democracia y sus principios.
Autor: José Ospina-Valencia
Editora: Rosa Muñoz Lima