Embarcación turística se hunde en Colombia con 150 pasajeros
26 de junio de 2017
Las autoridades hablan ya de seis víctimas mortales, mientras trabajan para rescatar aún a unos treinta desaparecidos, después de haber sacado del embalse de Peñol-Guatapé a la mayoría de los afectados.
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"Hasta ahora hemos tenido información de seis personas fallecidas, tres que están en el hospital y tres que fueron rescatadas por los buzos. Hay 122 personas vivas, que están bien y 31 personas que han sido reportadas como desaparecidas", informó el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, desplazado al lugar del siniestro.
Una embarcación con unos 150 turistas a bordo, de los cuales cerca de 30 fueron rescatados de inmediato, naufragó este domingo (25.06.2017) en un embalse del departamento colombiano de Antioquia. El accidente ocurrió en el embalse de Peñol-Guatapé, muy visitado por turistas los fines de semana. Inicialmente, Blu Radio informó de tres personas fallecidas, cifra que las autoridades aumentaron posteriormente.
El naufragio ocurrió poco después de las 14:00 horas (19:00 GMT). Según la secretaria de Gobierno de Antioquia, Victoria Eugenia Ramírez, las primeras informaciones indican que le embarcación "El Almirante", de tres pisos, iba con el cupo completo de pasajeros, aunque sin sobrepasarlo, y no chocó con otro barco, sino que intempestivamente empezó a hundirse.
"Nosotros estábamos tomándonos fotos, estábamos viendo que estaba muy bonito el día cuando de un momento a otro sentimos el estruendo muy fuerte. Se partió el pedazo izquierdo y fue cuando empezó el barco a hundirse para el lado izquierdo", dijo a Efe José Gilberto Villegas, sobreviviente de la tragedia.
Según el jefe de los bomberos del vecino municipio de Envigado, Luis Morales, las brigadas de socorro estaban buscando inicialmente a 120 personas que cayeron al agua. Algunos de los rescatados inicialmente dijeron que no todos los pasajeros llevan chalecos salvavidas. Desde varios municipios del departamento de Antioquia, del que Medellín es capital, se enviaron efectivos a la zona para ayudar en la emergencia. Al ser festivo el lunes, la turística zona de Guatapé registraba una gran afluencia de público.
LGC (dpa/EFE/AP)
Una odisea alemana en costas chilenas
El acorazado ligero alemán S.M.S. Dresden se se hundió en 1915 en el archipiélago chileno de Juan Fernández, pero su historia no finalizó ahí. Sus sobrevivientes se enfrentaron a otra odisea.
El S.M.S Dresden
El acorazado ligero alemán S.M.S Dresden realizó su primer zarpe a finales de noviembre de 1908. Tuvo una importante actuación durante la Primera Guerra Mundial. Saldría incluso victorioso en algunos combates en los que participó en 1914, como la Batalla de Coronel y la Batalla de las Islas Malvinas.
Imagen: Alejandro Mihovilovich colección
A las profundidades
El Dresden llegó desde Tsingao, China, hasta Isla de Pascua para unirse a la flota alemana del almirante Maximilian von Spee. Tras enfrentarse con la flota inglesa, el barco fue escondido por los propios alemanes en la bahía de Cumberland, en Juan Fernández, pero los ingleses lo descubrieron y se abrió un fuego cruzado. El 14 de marzo de 1915, su capitán, Fritz Lüdecke, decidió hundir el Dresden.
Imagen: Alejandro Mihovilovich colección
Los caídos y los supervivientes
De sus 371 tripulantes, 8 fallecieron en Juan Fernández. Los sobrevivientes y heridos fueron llevados a Valparaíso. El 24 de marzo de 1915, en el buque chileno La Esmeralda, los marinos viajaron a una pequeña isla, donde fueron internados hasta el término de la I Guerra Mundial. En la foto, un memorial hecho por los marinos en recuerdo de los caídos.
Imagen: Armada de Chile colección
¡Quiriquina a la vista!
Los tripulantes del S.M.S Dresden llegaron a la isla Quiriquina, nombre que en lengua mapuche tiene dos posibles significados: “muchos tordos” o “pajonal de los zorros”. La isla, que se descubre en el Siglo XVI, se convirtió en su refugio durante los años de internación. De inmediato los impresionó su naturaleza, que fue objeto de investigación para el naturalista inglés Charles Darwin.
Imagen: DW/N. Messer
Manos a la obra
En sus memorias, Otto Schenk, teniente del Dresden, cuenta que las instalaciones de la isla Quiriquina requerían de urgentes mejoras. “Los techos gotean, el edificio está defectuoso. Hay abundancia de trabajo” relata. En la foto, una planta de agua potable completamente remodelada en 1915 por la tripulación del S.M.S. Dresden. Es el único vestigio alemán que queda en la isla.
Imagen: DW/N. Messer
Horticultores
Durante su estadía, para subsistir, los marinos cultivaron hortalizas. En sus días libres salían a vender productos de las huertas a ciudades como Concepción y Talcahuano. Otra ayuda, según cuenta el historiador Matthias Strauß, llegó de las colonias alemanas en Chile y también desde Alemania, donde se recaudaban fondos para ayudar a la tripulación.
Imagen: Armada de Chile colección
Pequeños refugios
Las pequeñas y pintorescas casas que construyeron los alemanes en la isla se hicieron muy conocidas entre los visitantes. Pese a que actualmente no queda ninguna de estas construcciones, estos pequeños refugios, con sus jardines debidamente cuidados en medio de la naturaleza propia de la isla, convirtieron a la Quiriquina, en palabras del teniente Otto Schenk, “en un lugar de interés”.
Imagen: Alejandro Mihovilovich Colección
Apagar pipas y mecheros
Son las 22:00 horas en la isla chilena. Todos en sus camas y dispuestos a apagar “las pipas y mecheros” para dormir. Los marinos alemanes, mientras estuvieron en la Quiriquina, tuvieron una metódica rutina, tal como si siguieran a bordo del Dresden. Los días pasaban rápido, pero “esto era bueno porque evitaba pensar demasiado y tener ideas tontas”, confiesa en su libro Otto Schenk.
Imagen: Alejandro Mihovilovich Colección
Saludos desde Chile
Un tiempo para leer y escribir. En torno a una lámpara de aceite, un diario o un tablero de ajedrez, la tripulación se reunía, ya fuera para informarse de lo que ocurría en el continente o también para escribir una carta a sus familiares que se encontraban muy lejos de Chile.
Imagen: Alejandro Mihovilovich Colección
Se busca
El 6 de agosto de 1915, el entonces segundo comandante de la tripulación internada, Wilhelm Canaris, se fugó de la Quiriquina. Canaris fue autorizado a escapar por el capitán Lüdecke. Si lograba llegar a Alemania debía entregar un informe detallado de lo ocurrido con el S.M.S Dresden. En la foto, Canaris (der.) con el Capitán Lüdecke y el Jefe del Apostadero Naval de Talcahuano (izq.).
Imagen: Alejandro Mihovilovich Colección
Quiriquina Zeitung
El Quiriquina Zeitung fue el diario de los marinos mientras estuvieron internados en la isla. Era una forma de difundir lo que hacían, porque al poco tiempo de su llegada se volvieron muy conocidos en las ciudades de Concepción y Talcahuano. Los cupos diarios para ingresar a la Quiriquina (25) muchas veces se sobrepasaron. Las personas querían conocer esta isla, habitada por más de 300 alemanes.
Imagen: Alejandro Mihovilovich Colección
La banda
La banda del S.M.S Dresden se hizo muy conocida dentro y fuera de la isla. La mayoría de los instrumentos los perdieron en Juan Fernández, pero esto no les impidió tocar. Recibieron una donación de la Armada de Chile. Con esto pudieron realizar recordados conciertos de Navidad, pues continuamente eran invitados por las municipalidades y otras instituciones de la zona.
Imagen: Armada de Chile colección
Escarbando en la historia
La isla Quiriquina es una de las localidades fosilíferas más importantes del país. Hay toda clase de piedras que datan de la era terciaria. En la foto se ve una excavación arqueológica de la isla. Los marinos encontraron cráneos y utensilios de piedra que pertenecieron probablemente a los indígenas que habitaron en el pasado la Quiriquina.
Imagen: Armada de Chile colección
Nuevos uniformes
Otra tarea, dentro de las muchas que había, era confeccionar nuevos uniformes para la tripulación. Mientras tanto, debían usar prendas proporcionadas por la Armada de Chile, ropa de civil y alguna que otra pieza del uniforme alemán que sobrevivió a la odisea.