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Emergiendo de las tinieblas

pk29 de junio de 2004

El abogado de un joven turco-alemán preso en Guantánamo saludó la decisión de la Corte Suprema de Justicia norteamericana de admitir en EE.UU. acciones jurídicas de detenidos en Guantánamo.

Torres de vigilancia del campo de internación en Guantánamo: fuera de la ley.Imagen: AP
Murat Kurnaz.Imagen: DW-World

También en Alemania levanta olas la situación de los presos en Guantánamo. Uno de ellos es Murat Kurnaz, de Brema. Bernhard Docke, su abogado, dijo que la decisión es una victoria sobre la "concepción medieval" del gobierno de Bush. Hasta ahora, agregó Docke, la administración Bush ha retenido a los detenidos en un "mundo separado y en las sombras", declarándolos fuera de la ley.

Derecho a presentar demanda

La Corte Suprema de EE.UU. hizo pública el lunes su decisión de que los presuntos terroristas detenidos en Guantánamo tienen el derecho de presentar demanda ante juzgados estadounidenses contra su detención y la forma en que son tratados.

Rabiye Kurnaz, la madre de Murat.Imagen: AP

El veredicto es una derrota para el gobierno del presidente George W. Bush, que ha afirmado hasta ahora que los presos no tienen derecho a ampararse en la Convención de Ginebra ni en sistema jurídico alguno.

Murat Kurnaz, aprendiz naval con pasaporte turco, se halla internado desde hace dos años y medio en en la base de estadounidense de Guantánamo, Cuba.

Victoria de la legalidad

Su familia intenta desde entonces infructuosamente tomar contacto con Murat, que ahora tiene 22 años de edad. Docke y la familia Kurnaz son apoyados por la iniciativa "Guantanamo Human Rights Commission" (GHRC), a la que pertenecen abogados, políticos y personalidades, como la famosa actriz Vanessa Redgrave.

"Ahora hay que ver cómo la administración Bush reacciona al veredicto. Visitas, audiencias, examen de expedientes, todos los elementos de un procedimiento legal normal deben ser conquistados aún", dijo Docke, "pero en todo caso es ya una victoria del Estado de derecho sobre la absurda concepción jurídica del gobierno de Bush".

El ministro de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, ha calificado a los detenidos en Guantánamo de "combatientes enemigos ilegales" y de "los peores de los peores". Los casos conocidos hasta ahora no lo confirman. Según Amnesty International, la mayoría de los más de 600 internados, provenientes de 42 países, han sido detenidos y trasladados arbitrariamente.

Defensa imposible

La policía de Brema, que investigó el caso Kurnaz, no pudo encontrar indicio alguno de actividades terroristas del turco-alemán. La fiscalía de Brema cesó las investigaciones por la sospecha de creación de una asociación para delinquir luego de unas pocas semanas y la Fiscalía Federal no ha visto motivo alguno para iniciar un procedimiento.

"A lo que yo hago no se le puede llamar defensa", dijo Docke. Agregó que "todo lo que un abogado puede emprender normalmente a favor de su defendido ha sido imposible en el caso Kurnaz": "nunca pude visitarlo, ni llamarlo por teléfono ni intercambiar correspondencia". Ninguna instancia estadounidense se declara competente con respecto a la situación del joven turco-alemán.

Después de 18 meses de trabajo, el abogado no tiene nada en mano: ningún documento acerca de quién ni dónde detuvo a Murat Kurnaz, nada acerca de su transporte a Guantánamo ni de qué se le acusa.

"Eso lo ha querido así el gobierno de EE.UU. y ello es una flagrante violación del derecho internacional", agregó Docke.

Un ingenuo aspirante

Hace casi exactamente tres años, el 3 de octubre de 2001, Murat Kurnaz voló de Brema a Pakistán. Sus padres nada sabían y presentaron ante la policía una denuncia de desaparición. Hoy suponen que su hijo quería inscribirse en una escuela del Corán.

El joven no habla ni inglés ni árabe y no tenía instrucción militar. Si bien como "musulmán ortodoxo" soñaba con luchar en Afganistán contra los EE.UU.", dice su abogado, "todo indica que para los talibanes no podía ser de mucho valor" y supone que "a lo sumo, Murat Kurnaz era un ingenuo aspirante a talibán".

Los fines que persigue EE.UU. con su política de internación en Guantánamo son cada vez menos comprensibles. Por un lado, el país que dice querer llevar la democracia a Afganistán e Irak viola sistemáticamente todos los derechos humanos fundamentales y por otro, profundiza el odio de los musulmanes radicales, que utilizan estos hechos como argumento para enrolar más militantes en sus filas.

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