Seis meses después de su victoria electoral, Emmanuel Macron sigue reconstruyendo su país. Sin embargo, las reformas del presidente francés no son muy populares.
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Con 39 años, Emmanuel Macron fue elegido presidente de Francia. Ya ha sido comparado con Napoleón, con el rey Luis XIV y hasta con el dios romano Júpiter. Estas comparaciones no siempre han sido favorables. Hasta el momento, Macron ha logrado evitar protestas masivas contra su política. Intentos anteriores de reforzar la economía o reducir el desempleo, que ronda casi el diez por ciento, siempre han resultado en protestas de este tipo.
"En Francia, cualquiera que quiera reformar algo no preserva su popularidad por mucho tiempo", dice el politólogo Philippe Moreau Defarges, del Instituto de Estudios Políticos de París. "Y si no actúa rápidamente, pierde".
En una entrevista reciente con la revista estadounidense Time, Macron minimizó su impopularidad explicando que era un mal necesario. "Lo peor es perder popularidad sin haber movido nada", dijo, señalando que solo estaba cumpliendo sus promesas electorales. Intenta impulsar sus reformas difíciles lo antes posible para que quede suficiente tiempo para esperar los resultados.
"Cuando se trata de presentar a Francia de su mejor lado a nivel internacional, Macron es bastante exitoso", opina Manuel Lafont Rapnouil, del thinktank Consejo Europeo de Relaciones Exteriores en París. "Pero en lo que se refiere a algunas de sus promesas de su campaña electoral, por ejemplo a la política climática, la cuestión del terrorismo o la política europea, todavía quedan muchas dudas".
¿Liderazgo en Europa?
En Europa los pasos de la política exterior de Macron se observan con mucha atención. El día después de su toma de posesión, visitó a la canciller alemana, Angela Merkel, en Berlín, en su primer viaje al extranjero. Ambos anunciaron que estaban trabajando en un plan común para el futuro de la Unión Europea, a pesar no coincidir en muchos temas, como por ejemplo el futuro de la eurozona.
Además, Macron estableció una relación complicada con el presidente estadounidense, Donald Trump. Los esfuerzos del mandatario galo por cambiar la opinión de Trump sobre cuestiones como las sanciones contra Irán o el cambio climático no han tenido éxito.
En Francia predominan los problemas
Macron pasa gran parte de su tiempo, sin embargo, tratando de lidiar con los problemas en su propio país. En septiembre, miles de franceses salieron a las calles y protestaron contra las controvertidas reformas laborales, de impuestos y de pensiones. Reformas que Macron considera indispensables para convertir a Francia de nuevo en un país competitivo. A pesar de la reciente caída de la tasa de desempleo, la popularidad de Macron bajó a un 35 por ciento, según una encuesta del instituto de investigación de mercados Harris Interactive.
En las calles de París de escuchan opiniones muy diferentes sobre el presidente. "Creo que todo lo que hace es todo lo contrario de lo que la gente quiere", dice el profesor de inglés Florian Breneur, de 36 años. "Su política beneficia al cinco por ciento más rico de la sociedad, y para eso no ha sido elegido", opina.
La estudiante Imane Amtribouzar, de 21 años, se muestra satisfecha con lo que ha logrado Macron hasta ahora. "No creo que pueda mover mucho en solo seis meses", dice, "pero en general es bastante positivo".
El politólogo Moreau Defarges opina que Macron debe empezar a cumplir sus promesas ahora. "Macron tiene que reformar a Francia. La gente lo va a juzgar por su éxito".
Autora: Elizabeth Bryant (GG/VT)
La nueva casa de Macron
Es hora de que el nuevo presidente haga las maletas para mudarse al Palacio del Elíseo. DW echa un vistado a la lujosa residencia en la que vivirán Emmanuel Macron y su esposa Brigitte.
Imagen: AFP/Getty Images
Residencia presidencial
El Palacio del Elíseo, situado en el distrito octavo de París, es una de las muchas joyas arquitectónicas de la capital francesa. Las puertas del 55 Rue du Faubourg Saint-Honoré protegen el palacio presidencial del ajetreo y el bullicio de las calles de París, a pesar de estar situado en el corazón de la ciudad.
En el interior, el gran edificio también cumple con todos los estándares esperados de un palacio presidencial. El ostentoso comedor es convenientemente lujoso, desde sus lámparas de araña hasta sus cortinas de brocado. Acentuado todo con acabados en oro alrededor de sus bordes. Dignatarios de todo el mundo han cenado aquí, saboreando lo mejor de la cocina francesa.
Imagen: Getty Images/AFP/F. Guillot
Cocina francesa
De hecho, el palacio presidencial es famoso por su alta cocina. Se rumorea que la canciller alemana Angela Merkel envió a su chef personal allí para aprender una lección o dos de los franceses. Ser chef en el Palacio del Elíseo, sin embargo, es un trabajo duro: se estima que el equipo de cocina produce 95.000 comidas al año, que van desde simples bocadillos a cenas de Estado.
Imagen: picture-alliance/abaca/D. Allard
Un trozo de pastel
Uno de los muchos manjares preparados el Palacio del Elíseo es la "Galette des Rois", que significa "torta del rey". La tradición es que en el Día de los Reyes Magos cada año se haga una gran torta con una pequeña estatuilla dentro. Y se corona al niño que lo encuentra. Si el presidente es al que le toca en su trozo, se le puede considerar rey de Francia, aunque sea sólo por un día.
Imagen: Imago/Xinhua
Cubiertos de oro
Un antiguo cocinero del Elíseo dijo una vez a los periodistas que los cubiertos y la vajilla utilizados en la casa presidencial son tan valiosos que se mantienen bajo llave dentro de una cámara. Sin embargo, a quienes se concede una visita con el presidente, consiguen llevarse a menudo, aparentemente, algún recuerdo. Por lo general, una cucharilla.
Imagen: Getty Images/AFP/F. Guillot
La propiedad viene con jardín
Todavía no sabemos si los Macrons son aficionados a la jardinería, pero sitio para plantar tendrán, si quieren. Los jardines son más bien un parque, con un montón de rincones para un huerto de verduras o un jardín de rosas. Cuentan que, por ejemplo, la ex primera dama estadounidense Michelle Obama, disfrutó mucho con la jardinería en la Casa Blanca.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Langlois
Más de una habitación para cada día
Con 369 habitaciones y salas en total, es poco probable que haya una escasez de espacio en el Palacio del Elíseo. Después de todo, las cámaras personales del presidente sólo forman el ala este del edificio, dejando mucho espacio con el que jugar. Podría, sin embargo, no encontrar todo a su gusto el presidente. Para eso hay un equipo dedicado a que todo esté a su máxima satisfacción.
Imagen: Getty Images/AFP/F. Guillot
Adiós al pasado
Antes de que Macron pueda trasladarse al Palacio del Elíseo, su predecesor, François Hollande, tendrá que desalojar los aposentos presidenciales. Decir adiós a tan espectaculares vistas puede ser difícil, pero tal vez el presidente saliente encuentre consuelo pensando que muchos han ido y venido antes que él. Y un día, también será el turno de Macron de decir "au revoir" al Palacio del Elíseo.
Imagen: picture-alliance/MAXPPP/L. Vu
El corazón de la República Francesa
El palacio ha sido el hogar de los jefes de Estado franceses desde 1873. La mayoría de los presidentes han elegido residir en sus lujosos aposentos. Durante los próximos cinco años, Emmanuel Macron se sumarala a la lista (quién sabe si por más tiempo). Le deseamos a Macron ya la primera dama lo mejor en su nuevo hogar. ¡Vive la France!