Más de un millar de palestinos y activistas internacionales participaron en Ramala en una marcha a favor del boicot y la desinversión en Israel, con motivo del comienzo de la semana del movimiento BDS en todo el mundo.
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La marcha avanzó por la calles de la ciudad para pedir el respaldo a la decisión del comité nacional del BDS de seguir las actividades para aislar al "régimen de apartheid y colonización" impuesto por Israel en los territorios ocupados, según la agencia local Maan.
Yamal Yuma, secretario del comité nacional, dijo en su discurso que "esta marcha inaugura una semana de actividades para oponerse al apartheid" en la que participarán "cientos de universidades y ciudades de todo el mundo". El objetivo del BDS es afianzar el apoyo internacional a una resistencia popular de carácter similar a la aplicada contra Sudáfrica en los años ochenta.
¿Invertir, desinvertir o no invertir en Israel?
Después de no prestarle particular atención en sus primeros años, el Gobierno israelí se ha tomado en serio las actividades del BDS en el último año y ha organizado respuestas diplomáticas, políticas y legales para frenar su influencia e impacto. Un ejemplo pudo verse en la reciente colocación de carteles antiisraelíes en el metro de Londres, lo que propició una respuesta inmediata del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que llamó al alcalde de esa ciudad para exigir que fueran retirados.
Otras actividades incluyen la adopción de medidas legales contra cualquier intento de boicot. La semana de actos por todo el mundo busca, a decir de Yuma, "subrayar la respuesta del BDS a las acciones de gobiernos que han decidido actuar contra sus actividades internacionalmente".
En una octavilla distribuida durante la marcha los convocantes aseguraron que el boicot y la desinversión están afectando a la economía israelí y cifraron en un 46% el daño causado a las inversiones directas extranjeras en Israel entre 2013 y 2014.
JOV (efe, Terra)
Muro tras muro: una exposición en Berlín
Tras la caída del Muro de Berlín cundió la esperanza de que también otros muros cayeran. Pero, en lugar de eso, se han levantado otros, que separan a gente de acuerdo a su nacionalidad, estándar de vida o religión.
Imagen: DW/T. Tropper
Vivir tras muros
La caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, fue un hito histórico de relevancia internacional. Marcó el término de la Guerra Fría y de la división de Europa. Sin embargo, con el derrumbe del “muro antifascista”, como lo llamaban en la RDA, no se acabaron los muros, que siguen separando a la gente en algunos lugares del mundo de acuerdo con su nacionalidad, estándar de vida o religión.
Imagen: Reuters
Los muros de Bagdad
Un muro atraviesa Bagdad, separando a sunitas de chiítas. Esta muralla, de más de tres metros de altura, no es la única existente en la capital iraquí. Hay otra que rodea el barrio gubernamental. Los muros pretenden brindar seguridad, pero son rechazados por muchas personas, porque les recuerdan a diario la división de la sociedad iraquí.
Imagen: DW/T. Tropper
La frontera intercoreana
El muro existente en Panmunjom solo tiene poco centímetros de altura, pero es prácticamente insalvable, porque separa a las dos Coreas. Corea del Norte, comunista, es uno de los Estados más pobres del mundo. Corea del Sur, en cambio, es un país democrático industrializado. La frontera, de unos 250 kilómetros, no solo separa a dos sistemas políticos, sino también a muchas familias.
Imagen: DW/T. Tropper
El muro israelí
Israel construye un muro que lo separa de Cisjordania. Tiene 700 kilómetros de largo y hasta 8 metros de altura. Mientras los israelíes lo ven como un "muro de protección", para los palestinos es un "muro de la vergüenza" que dificulta aún más sus vidas. La comunidad internacional lo ha condenado, considerándolo un obstáculo adicional para lograr la paz en el Cercano Oriente.
Imagen: DW/T. Tropper
La Unión Europea y África
Seis metros de altura tiene la cerca que marca la frontera exterior de la Unión Europea en suelo africano. Separa a las plazas españolas de Ceuta y Melilla de Marruecos y, con ello, a gente con muy diferentes estándares de vida. El cerco, sin embargo, apenas disuade a la gente de arriesgarse a marcharse a Europa. De tanto en tanto mueren personas en el intento de traspasar esta frontera.
Imagen: DW/T. Tropper
Reliquia del conflicto del Ulster
Desde el inicio de conflicto de Irlanda del Norte, una muralla de siete metros de altura atraviesa Belfast. Es la llamada Línea de la Paz. La lucha se dio por terminada en 1998, pero se mantienen las tensiones entre católicos y protestantes. Sobre todo son turistas los que cruzan esta línea: para ellos, el muro es una de las atracciones de la ciudad.
Imagen: DW/T. Tropper
El “muro de la tortilla“
Estados Unidos se concibe a sí mismo como el país más libre del mundo; no obstante, cierra su frontera sur. Con el irónicamente llamado “muro de la tortilla” se pretende evitar la llegada de inmigrantes ilegales desde México y también el contrabando de drogas. Cada año mueren cerca de 500 personas tratando de cruzarlo.
Imagen: DW/T. Tropper
Chipre, la isla dividida
El muro que atraviesa Nicosia hace de Chipre la última nación dividida de Europa. Desde 1974 separa a la parte griega de la isla de la turca, en el norte. Si bien no se perfila a corto plazo una solución, desde 2003 se puede acceder de una parte a la otra: una concesión hecha a instancias de la UE, que acogió a Chipre como miembro de 2004.