Empleo inmigrante en la UE alcanza niveles de récord
17 de julio de 2025
La ocupación de los inmigrantes no nacidos en la Unión Europea (UE) alcanzó el 65,3 %, casi un punto porcentual por encima del 64,6 % registrado en 2023, según un estudio de la Fundación Rockwoll, con sede en Berlín.
Migrantes, imprescindibles en salud y cuidados en Alemania: la enfermera india Priyaraj Prabha llegó al Hospital Universitario del Sarre con el programa estatal de reclutamiento "Triple Ganancia".Imagen: Oliver Dietze/dpa/picture alliance
Según un comunicado de la institución, cuyos datos se basan en información de Eurostat, mientras que la tasa de empleo de migrantes de la UE se mantuvo sin cambios en 2024, en el 74,9 %, el nivel de ocupación de los inmigrantes extracomunitarios subió hasta los 65,3 % en 2024, "su nivel más alto registrado, frente al 64,6 % de 2023".
"La amplia mayoría de los inmigrantes trabaja", subrayó Tommaso Frattini, codirector del Centro para la Investigación y Análisis de Migración (CReAM) en la RFBerlin y profesor de la Universidad de Milán.
Los jornaleros, imprescindibles en la agricultura española.Imagen: Adri Salido/Anadolu Agency/picture alliance
Persiste brecha entre inmigrantes comunitarios y no comunitarios
"La tasa de empleo de los inmigrantes extracomunitarios es inferior a la de la población autóctona, cuya tasa pasó del 70,9 al 71,4 %", agregó Frattini. Pero, según el estudio de RFBerlin, la diferencia entre las tasas de empleo de migrantes de la UE y extracomunitarios bajó de 10,5 % al 9,6 %.
Según indicó Christian Dustmann, codirector del CReAM en RFBerlin y profesor de la Universidad College London (UCL), "los inmigrantes extracomunitarios han logrado avances en el mercado laboral, pero los progresos son desiguales".
Dustmann dio cuenta de que las diferencias entre los niveles de empleo de migrantes de la UE y extracomunitarios se debe en buena medida a "las menores tasas de empleo entre las mujeres no comunitarias".
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Brecha de género: incorporar a las migrantes extracomunitarias
"Incorporar a estas mujeres a la población activa podría ser una forma eficaz de hacer frente a la escasez de mano de obra en los mercados de trabajo europeos", señaló Dustmann.
La tasa de empleo de las mujeres no comunitarias se encuentra en el 56,8 %, mientras que, según el estudio de RFBerlin, los hombres migrantes no nacidos en la UE alcanzan niveles de empleo del 74,3 %, una proporción casi idéntica al 75,3 % de sus pares nativos.
El estudio señaló que Polonia es el país que lidera en términos de crecimiento de la tasa de empleo para migrantes de la UE, con un incremento de 34,8 puntos percentuales, mientras que en Irlanda este colectivo alcanzó un destacado 81,1 % de ocupación.
España, al igual que Irlanda, Estonia y Letonia, figura en el estudio entre los países "con una presencia considerable de inmigrantes, con al menos el 10 % de la población nacida en el extranjero en 2010", que "registraron los mayores aumentos en las tasas de empleo de los inmigrantes de la UE", según el informe de RFBerlin.
Cómo los inmigrantes sacan adelante la pesca en España
La pesca en España difícilmente podría mantenerse a flote sin la inmigración. Pero incluso aquellos que asumen el trabajo duro buscan alternativas, porque el futuro de la industria pesquera es incierto.
Imagen: NACHO DOCE/REUTERS
Recuerdo doloroso
La noticia de la llegada de inmigrantes senegaleses a las Islas Canarias le trae al pescador Babou Diouf recuerdos del peligroso viaje que realizó hace 17 años. En 2006, su arduo viaje lo llevó desde Senegal, a través del Mediterráneo, hasta su nuevo hogar, en Burela, en la costa norte de España.
Imagen: NACHO DOCE/REUTERS
Perspectiva incierta
Su experiencia en la pesca le aseguró a Diouf una nueva vida en España. Los españoles evitan cada vez más el trabajo extremadamente duro en la flota pesquera más grande de la Unión Europea, por lo que cada vez más inmigrantes están llenando ese vacío.
Imagen: NACHO DOCE/REUTERS
Diversidad a bordo
Aproximadamente siete de cada diez tripulantes de la flota de Burela, en la comunidad autónoma de Galicia, son inmigrantes, explica Juan Carlos Otero, de la asociación de armadores de Burela. El puerto pesquero de Burela cuenta con 44 nacionalidades entre sus 9.450 habitantes, incluidos 90 hombres de Senegal y 244 de Cabo Verde.
Imagen: NACHO DOCE/REUTERS
Trabajo duro
Pero incluso con trabajadores como Diouf, la industria pesquera española no podrá sobrevivir, advierten algunos expertos. En Burela, donde alrededor de la mitad de la flota pesca con palangre (un tipo de aparejo), el sector podría colapsar en tres años, luego de que la UE incluyera esta práctica en sus restricciones a la pesca de arrastre de fondo.
Imagen: NACHO DOCE/REUTERS
Vivir para trabajar
Diouf trabaja junto a indonesios, senegaleses y españoles en el "Sarridal". Recoge las redes y limpia y empaqueta la merluza en turnos de 14 horas. No le importa el cansancio y la falta de sueño. "Ha sido así toda mi vida", dice. "Duermo cuando puedo, no cuando quiero", agrega.
Imagen: NACHO DOCE/REUTERS
Condiciones de hacinamiento
Un vistazo al interior del estrecho camarote del pesquero "Sarridal". La inmigración es bien acogida por los lugareños. "Hay muy pocos jóvenes españoles, así que el futuro está en la formación de los inmigrantes", dice el capitán del "Sarridal", Francisco González García. La industria pesquera española no podría sobrevivir sin los inmigrantes, según él.
Imagen: NACHO DOCE/REUTERS
Un merecido descanso
Pescadores indonesios tomando café. Los indonesios son tan apreciados por su pesca con palangre que los armadores les pagan los vuelos a España. Otros, como los senegaleses, encuentran trabajo de boca en boca o presentándose en el muelle, donde, si tienen permiso de residencia, les ofrecen contratos.
Imagen: NACHO DOCE/REUTERS
Preparándose para el futuro
Aunque Diouf está satisfecho con sus ingresos, que le permiten pagar un piso, alimentar a su familia y enviar dinero a sus hijos en Senegal, se prepara para la época después de la pesca. Está practicando trabajar con motosierras, cortadoras de hierba y camiones. El año 2008 fue el peor de su vida, cuando sólo tuvo tres semanas de trabajo. Aquí, Diouf sostiene en brazos a su hija.