Para dar una señal de tranquilidad, empresarios colombianos visitan las instituciones europeas. Aunque los índices son preocupantes, desde la Cámara de Comercio se asegura la confíanza en el Estado colombiano.
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"Hemos venido a dar una señal de confianza y tranquilidad. Colombia es un país con solidez institucional. Hay una respuesta oficial a las dificultades y un sector empresarial vigoroso y juicioso, empeñado en hacer bien las cosas y, rápidamente, recuperar el tiempo perdido y avanzar en la equidad perdida durante la pandemia”, dijo a DW Nicolás Uribe Rueda, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Bogotá.
"Las perspectivas de crecimiento en un futuro cercano son importantes: cercanas al 7% a fin de 2021. Se avanza en el proceso de vacunación. Y vamos consolidando la recuperación de los espacios perdidos", afirma el líder empresarial.
¿Coyuntura o estructura?
Pero estas buenas nuevas de un grupo de empresarios colombianos que visitan las instituciones europeas esta semana se anuncian con un telón de fondo de alarmantes cifras que llegan desde Colombia, sobre todo desde que comenzaran las protestas, a finales de abril. Colombia es un socio estratégico de la Unión Europea.
Malos datos
Según Temblores, organización colombiana, a 15 de junio se contabilizaban 93 desaparecidos, 43 homicidios perpetrados por la fuerza pública, otros 21 en proceso de verificación, y 215 víctimas de violencia sexual.
"En Europa hay una enorme capacidad para distinguir los problemas de coyuntura por los que atraviesan a veces los países y los temas de estructura”, afirma Uribe Rueda, recalcando que en su país los problemas son de coyuntura. Si bien reconoce que hubo abusos de la fuerza pública, asegura que se está investigando, y que también serán investigados aquellos que han destruido bienes.
No obstante, las cifras del DANE, el instituto oficial de estadísticas, hablan más bien de problemas estructurales: el 15,2% de los trabajadores reciben el salario mínimo, y el 48,6%, menos que el salario mínimo; el 1% de la población tiene el 40% de la riqueza y solamente Haití supera la desigualdad en Colombia. La pobreza asciende al 42,5%.
Al respecto, Uribe Rueda comenta: "Las dificultades sociales por las que atraviesan los países de América Latina, y en general del mundo entero, tienen que ver con la factura que estamos pagando por la pandemia. Con el desempleo, con la ausencia de oportunidades y los tiempos extensos de encerramiento, particularmente los jóvenes han visto un deterioro de la calidad y las perspectivas de vida. Pero esas preocupaciones por la rapidez con que el Estado y el sector privado puedan crear oportunidades, se dan en el marco del pleno funcionamiento del Estado social de derecho”.
Sin embargo, el informe que presentó Human Rights Watch (HRW) en el Parlamento Europeo, el 16 de junio, no es esperanzador. Por un lado, considera injustificable que el bloqueo restringiera la provisión de alimentos -que desabasteció y aumentó la inflación en las ciudades- y el acceso de ambulancias. Por otro lado, se afirma que los casos de abuso y las violaciones de derechos humanos por parte de la Policía no son casos aislados.
Al discurso oficial de "cero tolerancia” hacia el desproporcionado uso de la fuerza pública, HRW opone que, desde que los policías son juzgados en tribunales militares, la posibilidad de justicia es nula. Y que en los casos de violencia similares registrados en 2019 y en 2020 hay pocos avances.
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¿Instrumentos de presión?
Por ello, en el Parlamento Europeo hay voces críticas que querrían ver condicionados, por ejemplo, los fondos de cooperación a Colombia a los resultados en las investigaciones. Otros querrían ver suspendido el acuerdo de libre comercio que une al país sudamericano con el bloque europeo desde 2012. "Activar la cláusula democrática”, piden algunos.
Cabe recordar que la cláusula democrática supedita las relaciones comerciales, de inversión de cooperación, al respeto a los derechos humanos, civiles y laborales. Antes de la firma de ese acuerdo, la quebradiza situación de los derechos humanos, alimentó la oposición. Una "Hoja de Ruta” para mejorar la situación de los derechos civiles y laborales tuvo que acompañar el acuerdo.
"Ese y otros tratados de libre comercio (TLC) que ha firmado Colombia acabaron con el trabajo en el campo. Desde la UE se envían papas subsidadas a una Colombia que no puede subsidiar. Eso es parte del estallido social”, había comentado a DW Aída Avella, senadora colombiana, de la oposición, que pasó por Bruselas, de paso hacia el Tribunal Internacional Penal de La Haya. En esa instancia, Avella apoya una denuncia contra Colombia por violación sistemática de los derechos humanos. Por todo ello, "el TLC debe ser revisado”, enfatiza Avella.
¿Cómo se valora eso desde la Cámara de Comercio de Bogotá?: "Creemos que se utiliza con propósitos políticos, en los cuales no estamos involucrados. El sector empresarial colombiano quiere construir condiciones de equidad para superar la pobreza. La vía no es la restricción de comercio ni la creación de listas negras”, afirma Uribe Rueda. El mercado de la UE, el segundo socio comercial de Colombia, es, desde la óptica empresarial, fundamental para acelerar la recuperación de los estándares pre pandemia.
Desafíos adicionales
En cualquier caso, si bien la Comisión Europea se declara preocupada por la inaceptable violencia en Colombia y envió a su representante especial para derechos humanos, sigue confiando en la institucionalidad colombiana, teniendo en cuenta los desafíos que enfrenta el país desde hace décadas. "Tenemos lamentablemente 200.000 hectáreas de coca, cinco veces más productivas desde hace cinco años. Eso tiene un efecto devastador y de bloqueo en las instituciones”, resalta Uribe Rueda.
Aunque tanto la cifra de líderes sociales y excombatientes asesinados, como los indicadores de acceso a la salud, o los ocho millones de desplazados internos y los índices de impunidad no pintan un buen panorama, Uribe Rueda -que formara parte del gobierno del expresidente Álvaro Uribe- afirma que no hay sistematicidad en la violencia.
"La decisión del gobierno, la fiscalía y los jueces es hacer todos los esfuerzos por no dejar impune ningún delito. Lo que hemos visto de los gobiernos de Colombia en los últimos años es la satisfacción de las demandas sociales a través del imperio de la ley y del funcionamiento vigoroso del Estado de derecho. Y el empresariado no es parte del problema, sino de la solución”, concluye.
(cp)
Afrocolombianos en Buenaventura
En Buenaventura, las poblaciones ancestrales de afrocolombianos se encuentran entre la espada de la violencia paramilitar y la pared de un desarrollo portuario, urbanístico y turístico que amenaza con no incluirlos.
Imagen: DW/M. Banchon
Puerta grande de Colombia
A través de Buenaventura, Colombia envía el 60% de su comercio internacional. Los nuevos acuerdos comerciales han hecho de este puerto pacífico -con su isla Cascajal y su zona continental- una pieza clave del desarrollo. Entre 2008 y 2013, el movimiento de carga creció un 50%. Las expectativas empresariales son inmensas.
Imagen: DW/M. Banchon
Rica infraestructura
TCBUEN, la nueva terminal para 400.000 contenedores, se inauguró en 2011. La construcción del puerto de Aguadulce comenzó en 2013. En junio comienzan los trabajos del nuevo malecón. Según informa la Alcaldía, el plan maestro para su desarrollo en 30 años hará que dé un giro de 180 grados. El 90% del proyecto “Buenaventura biodiversa, ecoturística y portuaria” se hará con presupuesto nacional.
Imagen: DW/M. Banchon
Población en movimiento
El 98 por ciento de su población es afrodescendiente y el uno por ciento indígena. Han utilizado los ecosistemas marinos y de la selva tropical como fuente directa de alimentos y recursos de materiales para la construcción de sus viviendas. Desplazados por la violencia reprodujeron sus casas sobre el agua (palafitos), un milenario método de construcción adecuado.
Imagen: DW/M. Banchon
Después de siglos de olvido
Sus nueve cuencas hidrográficas, su alta pluviosidad, sus condiciones tropicales y su aislamiento favorecieron que las culturas afrocolombianas mantuvieran por siglos una cultura propia. El fuego cruzado entre guerrilla, ejército, fuerzas paramilitares, narcotráfico e intereses empresariales se da en sus territorios ancestrales, ahora codiciados por sus riquezas y su ubicación geoestratégica.
Imagen: DW/M. Banchon
Lento, tardío y problemático reconocmiento
“La Constitución de 1991 (Ley 70) reconoce jurídicamente los territorios ancestrales. En algunos casos, al tiempo que se logra la titulación colectiva, fuerzas paramilitares desplazan a la población e implementan proyectos agroindustriales. El Estado no ha mostrado capacidad para proteger su vida y su territorio”. Enrique Chimonja, de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz.
Imagen: DW/M. Banchon
¿Sospechas (in)fundadas?
De una zona gris entre grupos criminales, corrupción e intereses empresariales habla un reciente informe elaborado por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y la organización de cooperación al desarrollo Mundubat. El patrón de lo que los defensores de DD. HH. llaman legalización del despojo para la competitividad del puerto y su función en la economía colombiana se repite en muchos casos.
Imagen: DW/M. Banchon
¿Quién les vendió nuestro territorio?
“Las Autodefensas Unidas de Colombia, la guerrilla y el Ejército nos desplazaron el 17 de marzo de 2003. Conseguimos la titulación en 2008. De las 3.446 hectáreas originales nos reconocieron 1.700. En 2010 volvieron a desplazarnos. Con la firma de la paz, queríamos volver. Pero vemos que están construyendo un proyecto hotelero en nuestras tierras”. Manuel Becerra, líder comunal y exconcejal.
Imagen: DW/M. Banchon
Desde 1550
“Nuestra comunidad vive aquí desde 1550. De pronto aparecen documentos que dicen que los territorios son de Aguadulce. Son fraudulentos. No ha habido consulta, ni regalías para la población. Estamos en riesgo de ser llevados a la cárcel”. Oney Hinostroza, líder de la comunidad Kilómetro 9.
Imagen: DW/M. Banchon
Un trágico partido de fútbol
“En 2005 llegó una moto buscando a jóvenes para un partido. Pagaban. Se fueron 12, también mi hijo. No regresaban, fuimos a la Policía: había que esperar 24 horas. Después dijeron: “¿Por qué no vinieron ayer? Ya los han matado”. A los 3 días los encontraron. Lo reconocí por la camisa. La masacre sigue impune. En 2008 llegó TSBUEN, tenemos que desalojar”. Bolivia Aramburo, pescadora y vendedora.
Imagen: DW/M. Banchon
Una pérdida cultural
“Para poner a funcionar a gran escala los puertos pacíficos, las poblaciones estorban; la pérdida cultural no se calcula. Hay violencia estructural intencional. Viven en medio de desperdicios. La mortalidad infantil por agua contaminada es muy alta, cuando un tanque para almacenar 2.000 litros de lluvia no pasa de 200 dólares”. Andreiev Pinzón, sociólogo, Programa de alternativas tecnológicas.
Imagen: DW/M. Banchon
¿Desplazar para no consultar?
“Tras los paramilitares está la mafia del malecón. Quieren nuestros territorios. Pero como tenemos derecho a la consulta previa, lo más fácil es optar por la violencia para que nos desplacemos. Para nosotros no es lo mejor: para la gente que vende piangua, camarón, jaiba sería un exterminio. Pese a la pobreza aquí la gente se siente mejor”. Isabel Castillo, líder de Puente Nayero.
Imagen: DW/M. Banchón
Reubicar para desarrollar
Según la Alcaldía, para las comunidades que están en la vía de desarrollo del malecón se está haciendo un proceso de reubicación. Serán unas 10.000 familias. La actual ciudadela San Antonio -en la zona continental, a unos 30 kilómetros- tiene capacidad para 4.500. Según un estudio de la Universidad del Pacífico se podrían modernizar las ancestrales construcciones palafíticas.
Imagen: DW/M. Banchon
Reubicados, ¿están mejor?
“Derribé mi casa, como lo exigían. Nos engañaron: en la escritura dice que es gratis, no un intercambio. No nos han dado el computador ni los 400.000 pesos prometidos. No hay centro de salud. A los pescadores, el estero San Antonio les queda lejos. El transporte público no viene”. Líder del barrio San Antonio, vivía en una casa palafítica. Llegó, desplazada, a Buenaventura a los 7 años.
Imagen: DW/M. Banchón
Muchos proyectos
“Hay planes de becas y de escuelas de formación profesional: tecnólogos en gestión portuaria y turismo. Estamos acabando una planta purificadora de agua. Para los pescadores artesanales habrá una línea de créditos blandos y se entregarán 76 lanchas a motor. En los planes de ecoturismo no se ha contemplado la participación de las comunidades ancestrales”. Oficina de prensa de la Alcaldía.
Imagen: DW/M. Banchon
Una tonelada, si le va bien
Walberto Reina llegó hace más de 40 años a Puente Nayero. Es pescador. Su faena puede tomar hasta 20 días. Unos 3 millones de pesos (1.100 euros) invierte por faena. Cuando les va bien vuelven con una tonelada de pescado fino para la exportación: cherna, pargo, corvina. La pesquera les paga unos 13 millones de pesos. Si le va mal, se queda con la deuda. A San Antonio no quiere irse.
Imagen: DW/M. Banchon
Desaparición de pescadores artesanales
“En 1964 creamos la Asociación de Pescadores Artesanales (ANPAC). 2.500 pescadores y 930 vendedoras. Nos oponemos a secar ciénagas y lagunas para meter ganado. Surgió el conflicto con el gobierno. En 2010 comienzan las dificultades con el paramilitarismo y el narcotráfico. Más de cien pescadores artesanales han desaparecido en el Estero San Antonio”. Manuel Bedoya, representante de ANPAC.