Empresas y escándalos, una mezcla fatal
18 de diciembre de 2012 Las recientes acusaciones contra el copresidente del Deutsche Bank, Jürgen Fitschen, van desde fraude fiscal y lavado de dinero hasta malversación de fondos. Todavía no se le ha comprobado nada y los daños ya son inmensos, eso sin contar con los viejos escándalos que empañan desde hace tiempo la imagen de la mayor institución de crédito alemana, como manipulación de la tasa libor, o la demanda presentada por el magnate de la televisión privada, Leo Kirch.
Los daños de imagen apenas si pueden cuantificarse, pues ciertamente no son visibles en los resultados cuatrimestrales. Sin embargo, según Josef Wieland, experto en ética corporativa de la Universidad de Constanza, una mala reputación puede conducir a la ruina de un negocio a largo plazo. “¿Qué clase de empleados se sentirán atraídos por dicha empresa y cómo reaccionarán los clientes? Todo esto tiene que ver con la reputación ética, y es la razón por la cual las empresas ponen un gran énfasis en el asunto”, subraya.
Corrupción empresarial
No obstante, numerosas corporaciones alemanas se encuentran en la mira de la Justicia. La siderúrgica ThyssenKrupp, por ejemplo, está siendo investigada por conformar un cartel para fijar precios en el mercado de elevadores y el negocio de rieles de ferrocarriles. El fabricante de autobuses y camiones de carga MAN es acusado de haber pagado sumas millonarias en numerosos países para hacerse de contratos públicos y privados.
Las investigaciones realizadas al fabricante de vehículos de lujo Daimler hallaron evidencias de sobornos en 22 países, mientras que su competidor Volkswagen fue acusado de sobornar a representantes sindicales con costosos regalos, viajes de lujo y dudosas fiestas. El mismo comportamiento poco ético fue detectado en la aseguradora ERGO. Esta serie de escándalos sugieren que el cumplimiento de estándares éticos es un concepto que no ha llegado a muchas empresas alemanas.
Christoph Lütge, profesor de Ética Empresarial en la Universidad Técnica de Múnich, tiene otra opinión. El experto afirma que el cumplimiento de estándares éticos significa apegarse a las leyes de un país y que muchas empresas han hecho grandes esfuerzos y han invertido mucho en esta cuestión. Pero Josef Wieland afirma que cumplir con las leyes no es suficiente. “Lo que verdaderamente importa es el cumplimiento ético y la integridad, si los líderes empresariales no ponen el ejemplo el sistema de cumplimiento no es efectivo y los empleados no se mantendrán en el camino correcto”, afirma.
Lo barato cuesta caro
En el 2006, el gigante Siemens se vio involucrado en el mayor escándalo de sobornos en la historia empresarial alemana, al encontrarse pagos dudosos de 1.300 millones de euros. La trasnacional fue obligada a pagar a la justicia estadounidense y alemana multas por unos 1.200 millones de euros. “Sabemos a raíz de ese escándalo que el no cumplimiento ético puede resultar muy costoso”, afirma Wieland. Los expertos en ética advierten que sólo los negocios limpios perduran. “Es lo que mejor funciona”, coincide Lutgen.
Autor: Henrik Böhme/ Eva Usi
Edición: Diego Zúñiga