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En América Latina, ''demasiadas iniciativas de integración''

Enrique López Magallón26 de septiembre de 2008

El impacto de la crisis financiera será desigual en América Latina, opina el Prof. Dr. Nikolaus Werz, politólogo de la Universidad de Rostock. Los países más orientados hacia el mercado de EE.UU. serán los más afectados.

Aspecto de la reciente fundación de Unasur, en Brasil.Imagen: AP

El tema de la semana, y quizá de muchas semanas por venir, es el de la crisis financiera mundial. Mi primera pregunta es, ¿cómo evalúa usted esta crisis en general?

Creo que la crisis ha sido subestimada, incluso luego del discurso que ofreció esta semana el presidente George W. Bush. Seguro que el tema nos acompañará durante largo tiempo. No soy economista, pero pienso que cuando uno mira a América Latina, debe tomar en cuenta que muchos países han logrado en los últimos años, desde 2003, un mayor grado de autonomía respecto de Estados Unidos y su mercado. Esto, debido a los altos precios de las materias primas.

Iniciativas como el Banco del Sur prometen ser contrapeso a EE.UU.Imagen: AP

¿Puede hacerse este juicio general a todos los países de América Latina, o caben excepciones?

En efecto, hay diferencias. De manera paradójica, México, el país que está más cerca de Estados Unidos, es el que tiene un reto mayor. Anteriormente se decía que si a Estados Unidos le daba gripe, América Latina comenzaba a estornudar o le daba pulmonía. Esto aplica sobre todo para las naciones que cooperan de manera especial con el mercado estadounidense, como México, y en algunos sectores, Chile y Colombia. Éstos resultarán más afectados, pero podría haber más si los precios de las materias primas se derrumban. Pero este escenario no se ve próximo, por el momento.

¿Y qué hay de Brasil? Esta nación parece pender por momentos entre los dos enormes mercados, Estados Unidos y Europa.

En las últimas semanas y meses, Brasil ha visto crecer su papel en materia de política internacional. Por mucho tiempo no se sabía exactamente hacia ddónde apuntaban los brasileños. Por una parte querían buenas relaciones con Estados Unidos, con los demás países latinoamericanos y con Europa. Esto es lógico, pues se trata de un gran mercado, prácticamente un continente si así se le quiere ver. En este sentido, aún hay que esperar más de Brasil. Puede decirse que, en algunos aspectos, Brasil es más resistente a la crisis que el resto de América Latina.

La cercanía a EE.UU. puede afectar a México en el marco de la crisis.Imagen: AP


Hemos hablado de los daños, pero ¿qué hay de las soluciones a la crisis financiera? ¿Qué repercusiones podría tener el paquete financiero propuesto por Bush al Congreso?

El solo anuncio de este paquete trajo algo de tranquilidad al mundo financiero. Pero, si mi interpretación es correcta, solamente se reflejó uno o dos días en las bolsas de valores. La cuestión es complicada pues en asuntos económicos, la mayoría de los países latinoamericanos, incluso los más exitosos, se orientaron hacia Estados Unidos y su economía de mercado en vez de preferir la economía social de mercado que se practica en Alemania. Indirectamente, éste será el dilema del futuro: si América Latina persiste en este orden o si busca otros modelos como el del Estado rector de la economía, que en Europa funcionó relativamente bien.

Brasil y su presidente da Silva son un caso aparte en América Latina.Imagen: AP

¿Qué papel pueden jugar las nuevas alianzas o instituciones latinoamericanas como Unasur o el Banco del Sur para proteger al subcontinente de los efectos de la crisis?

Ésta es la promesa que algunos tratan de transmitir. Pero a partir de la experiencia, del conocimiento de la región, y del análisis de los pasados intentos latinoamericanos de integración, uno debe ser escéptico. En América Latina no hay pocas, sino demasiadas alianzas regionales que en parte se contradicen entre sí. En el pasado, el fuerte énfasis en el papel del Estado del pasado, pero también en Unasur y sobre todo en el proyecto del presidente Hugo Chávez en Venezuela, por desgracia no funcionó. La ola de privatizaciones de los años ochenta y noventa, lo que en América Latina se califica como “neoliberalismo”, fue una reacción a los modelos estatistas que no funcionaron. En el futuro, la disyuntiva debe consistir en encontrar una vía moderada, un orden en el que el Estado juegue un papel adecuado. A menudo esto no ha sido posible en América Latina.

La ola privatizadora de Menem y otros presidentes latinoamericanos representaron al "neoliberalismo".Imagen: AP

Mi última pregunta. Actualmente hay un debate sobre las posibles formas d eevitar que se repita la crisis financiera mundial. Se habla de mayores regulaciones a los mercados. ¿Cómo podría evitarse caer en este mismo error en el futuro?

Se ha sugerido, por ejemplo, que los ministros de Finanzas, sobre todo los europeos, sesienten a negociar. En el pasado hubo propuestas, por ejemplo, del ex canciller socialdemócrata Helmut Schmidt y la que presentó el ministro actual de Finanzas en Alemania, Steinbrück, para regular los mercados. Son propuestas lógicas, de las cuales no debemosesperar demasiado. En el Este de Europa tenemos muchas experiencias fallidas en cuanto al socialismo de Estado. A casi veinte años de la caída del Muro de berlín, estamos en un momento propicio para reflexionar sobre el tema y, sobre todo, en aquello que no funcionó.

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