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Un pacto de tareas de cuidado en Europa y Latinoamérica

25 de enero de 2024

Cuidar no debe seguir recayendo en las mujeres de la familia y en migrantes precarizadas. En América Latina y Europa se busca un pacto birregional que profesionalice y distribuya mejor esa vital tarea social y económica.

Una mujer mayor recibe una vacuna en un centro de cuidados.
Por lo general, cuando el cuidado de los adultos mayores queda en manos de la familia, se ocupan de ellos las mujeres, según la eurodiputada Mónica González a DW, y eso va en detrimento de su formación.Imagen: Matthias Bein/dpa/picture alliance

"Estamos hablando de la profesionalización de las tareas del cuidado. Estamos trabajando por que no recaiga exclusivamente en la familia”, explica a DW Mónica González, especialista en desarrollo. En una conferencia en el Parlamento Europeo se conjugaron los derechos de las mujeres, de los migrantes y el derecho a ser cuidado, con los derechos laborales y el aporte al desarrollo económico y social de este sector, en gran parte invisibilizado.

Se trata de avanzar en un Pacto Birregional entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea que dote de financiamiento y estructuras una agenda común.

"Sabemos que cuando el cuidado de una persona dependiente, de una persona con discapacidad, de los niños o de los ancianos se queda en el ámbito de la familia, recae en una mujer de la familia en detrimento de su formación, su carrera profesional, su desarrollo personal”, agrega Mónica González, eurodiputada por España.

Beneficios de una agenda sobre tareas del cuidado

Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre el 18% y el 24% del Producto Interno Bruto a nivel de América Latina y el Caribe  se genera con tareas de cuidado no remunerado. Según datos de ONU Mujeres, para un tercio de la población femenina en los países de la UE, el tener que asumir el cuidado de un anciano o un miembro de la familia enfermo son motivo para no incorporarse al mercado laboral. El impacto de esto en la seguridad social y en las cajas de pensiones es un vector de desigualdad y discriminación.

La OIT estima que, de avanzar en la agenda para formalizar las tareas de cuidados, se podrían generar, hasta 2030, en Europa y Asia Central 83.000 nuevos empleos. Por otro lado, según un estudio de la UE  de 2022, el 80% de de los cuidados  en el ámbito comunitario lo prestan cuidadores informales, el 75% de ellos mujeres, y buena parte de este porcentaje, mujeres con trasfondo migratorio.

"El Pacto Birregional del Cuidado por el que estamos trabajando tiene distintas aristas”, explica a DW Tania Sánchez, directora ejecutiva de la Coordinadora de la Mujer en Bolivia y representante de la Red Trenzando Cuidados. Esta red, que nació como un proyecto con fondos europeos, articula organizaciones feministas, academia, sociedad civil, a la CLACSO y a la organización internacional OXFAM.

"No se puede negar que hay una migración fuerte de América Latina y el Caribe hacia Europa. Por limitaciones del derecho al trabajo, los y las migrantes no pueden trabajar en su formación. Y, mayoritariamente las mujeres, se dedican al cuidado, muchas de ellas en situación precaria y sin seguridad social. Este es uno de los aspectos de la agenda común entre la UE y América Latina”, afirma Sánchez.

"La importancia de la agenda del cuidado es clara. Allí, dotar de derechos a los y las trabajadoras del cuidado es un elemento central de las políticas públicas del cuidado”, dice a DW Raquel Coello, especialista de políticas de empoderamiento económico de la oficina regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres. 

Muchas y muchos migrantes se dedican al cuidado

"Es cierto que en Europa muchos de esos trabajadores -y también en América Latina- son migrantes. Fortaleciendo sus derechos laborales y reconociendo el trabajo digno de los trabajadores del cuidado, tendremos no solo cuidados de mayor calidad, sino que beneficiaremos a poblaciones tradicionalmente excluidas”, añade Coello.

"Avanzar en el tema del cuidado es parte de la agenda feminista, en América Latina y en Europa”, sigue Tania Sánchez que habla de que 15 países latinoamericanos han hecho progresos. 

"Uruguay ha sido uno de los pioneros con un sistema nacional de cuidados. Colombia está dando los primeros pasos, también México Perú y Costa Rica. Bolivia se encuentra justo debatiendo sobre una propuesta de política pública de los cuidados; Argentina también, con su política exterior feminista. No es un tema desligado de la agenda de derechos. La redistribución y el reconocimiento de las tareas del cuidado significa disputar el poder, dentro y fuera del hogar”, puntualiza.

Pasos concretos

Más allá de lograr consensos y llevarla a la Cumbre UE-CELAC, ¿qué debería incluir en la práctica una agenda conjunta? "Programas educativos que fortalezcan la noción de que los cuidados no son solo responsabilidad de las niñas, las abuelas, las madres sino que es una responsabilidad compartida”, dice Tania Sánchez apuntando a agendas estatales.

"Es básico que esa agenda se dote de financiamiento, no solo para las agencias de Naciones Unidas sino para las organizaciones locales”, responde Mónica González. "También hay que trabajar en los cambios legislativos necesarios para que la afiliación a la seguridad social de las trabajadoras del hogar sea obligatorio. En España ese marco normativo se logró después de mucha insistencia del sector, en otros países de la UE no existe y el trabajo del cuidado remunerado está aún sujeto a mucho abuso y trabajo vejatorio”, concluye.

(cp)

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